I
Dios se hace carne, para que pueda iniciar una nueva era,
y esto significa que ha concluido la era anterior.
Cada vez que Él mismo obra entre los hombres,
es el comienzo de una nueva batalla.
Sin el comienzo de una nueva obra, no habría conclusión de la antigua,
y el que no concluya la antigua
prueba de que la airosa batalla contra Satanás continúa.
Dios es el principio y el fin.
Es Él mismo quien pone en marcha Su obra,
y debe ser Él mismo quien concluya la era anterior.
Esa es la prueba de que derrota a Satanás y conquista el mundo.
Él es el Sembrador y el Segador.
Dios es el principio y el fin.
II
Solo si Dios mismo viene y lleva a cabo la nueva obra entre los hombres,
el hombre puede liberarse totalmente del campo de acción de Satanás
y obtener una nueva vida y un nuevo comienzo.
De otro modo, el hombre vivirá para siempre en la era antigua
y bajo la influencia de Satanás.
Con cada era dirigida por Dios se libera una parte del hombre.
Junto a la obra de Dios, el hombre avanza hacia la nueva era.
La victoria de Dios es una victoria para todos aquellos que le siguen.
Dios es el principio y el fin.
Es Él mismo quien pone en marcha Su obra,
y debe ser Él mismo quien concluya la era anterior.
Esa es la prueba de que derrota a Satanás y conquista el mundo.
Él es el Sembrador y el Segador.
Dios es el principio y el fin.
III
Junto a la obra de Dios, el hombre avanza hacia la nueva era.
La victoria de Dios es una victoria para todos aquellos que le siguen.
Dios es el principio y el fin.
Es Él mismo quien pone en marcha Su obra,
y debe ser Él mismo quien concluya la era anterior.
Esa es la prueba de que derrota a Satanás y conquista el mundo.
Él es el Sembrador y el Segador.
Dios es el principio y el fin.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
