Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 119
Cinco tipos de personas
Por el momento, daré por finalizada aquí nuestra enseñanza acerca del carácter justo de Dios. Seguidamente, clasificaré a los seguidores de Dios en varias categorías, de acuerdo con su entendimiento a Dios, su entendimiento y experiencia a Su carácter justo, de forma que podáis saber en qué etapa os encontráis actualmente así como vuestra estatura actual. En términos de su conocimiento a Dios y su entendimiento a Su carácter justo, las diferentes etapas y estatura que las personas ocupan pueden dividirse generalmente en cinco tipos. Este tema se declara sobre la base del conocimiento del único Dios y Su carácter justo; por tanto, cuando leáis el siguiente contenido, deberíais intentar averiguar con detenimiento exactamente cuánto entendimiento y conocimiento tenéis en relación a la singularidad de Dios y Su carácter justo, y usar esto después para juzgar a qué etapa pertenecéis verdaderamente, cuán grande es verdaderamente vuestra estatura, y qué tipo de persona sois verdaderamente.
El primer tipo es conocido como la etapa del “bebé en pañales”
¿Qué es un bebé en pañales? Es un bebé que acaba de llegar a este mundo, un recién nacido. Es cuando las personas son más pequeñas y más inmaduras.
Las personas en esta etapa no poseen esencialmente conocimiento o conciencia de asuntos de fe en Dios. Están desconcertadas y son ignorantes en todas las cosas. Estas personas pueden haber creído en Dios durante mucho tiempo o ninguno en absoluto, pero su estado desconcertado e ignorante y su verdadera estatura las colocan dentro de la etapa de un bebé en pañales. La definición exacta de la situación de un bebé en pañales es así: No importa durante cuánto tiempo haya creído en Dios este tipo de persona, siempre estará atolondrada, confundida y llevará una vida sin retos; no sabe por qué cree en Dios, ni sabe quién Dios es o quién es Dios. Aunque sigue a Dios, no existe una definición exacta de Él en su corazón, y no puede determinar si a quien sigue es Dios, mucho menos si debería verdaderamente creer en Dios y seguirle. Estas son las verdaderas circunstancias de este tipo de persona. Los pensamientos de estas personas están empañados, y dicho de forma simple, la suya es una creencia de confusión. Siempre se encuentran en un estado de desconcierto y vacío; el atolondramiento, la confusión y vida sin retos resumen sus circunstancias. Nunca han visto ni sentido la existencia de Dios, y por tanto, hablarles de conocer a Dios es tan útil como hacerles leer un libro escrito en jeroglíficos; no lo entenderán ni aceptarán. Para ellos, conocer a Dios es lo mismo que oír un cuento fantástico. Aunque sus pensamientos puedan estar nublados, en realidad creen firmemente que conocer a Dios es una pérdida total de tiempo y esfuerzo. Este es el primer tipo de persona: un bebé en pañales.
El segundo tipo es la etapa del “bebé lactante”
En comparación con un bebé en pañales, este tipo de persona ha hecho algún progreso. Lamentablemente, siguen sin tener en absoluto un entendimiento de Dios. Siguen careciendo de un entendimiento y una perspectiva claros de Dios, y no tienen muy claro por qué deberían creer en Dios, pero en sus corazones tienen su propio propósito y sus ideas claras. No se preocupan de si es correcto creer en Dios. El objetivo y propósito que buscan a través de la creencia en Dios es disfrutar de Su gracia, tener gozo y paz, vivir vidas cómodas, tener el cuidado y la protección de Dios y vivir bajo las bendiciones de Dios. No se preocupan de su grado de conocimiento de Dios; no sienten la urgencia de buscar entender a Dios, ni están preocupados con lo que Él está haciendo o lo que desea hacer. Sólo buscan ciegamente disfrutar Su gracia y obtener más de Sus bendiciones; buscan recibir cien veces más en la época presente, y la vida eterna en la venidera. Sus pensamientos, gastos y devoción, así como su sufrimiento, todos comparten el mismo objetivo: obtener la gracia y las bendiciones de Dios. No se preocupan de nada más. Esta clase de persona sólo tiene la seguridad de que Dios puede mantenerla a salvo y concederle Su gracia. Uno puede decir que no están interesadas en y no son muy claras en cuanto a por qué desea Dios salvar a los hombres o al resultado que Dios desea obtener con Sus palabras y obra. Nunca han hecho un esfuerzo para conocer la esencia y el carácter justo de Dios, ni pueden reunir el interés para hacerlo. No sienten que deban prestar atención a estas cosas, ni desean conocerlas. No desean preguntar acerca de la obra de Dios, Sus exigencias al hombre, Su voluntad o cualquier otra cosa relacionada con Dios; tampoco tienen ganas de preguntar sobre estas cosas. Esto es debido a que creen que estos asuntos no tienen relación con su disfrute de la gracia de Dios; sólo se preocupan de un Dios que pueda conceder gracia y tenga relación con sus intereses personales. No tienen interés en absoluto en nada más, y por tanto no pueden entrar en la realidad de la verdad, independientemente de cuántos años hayan creído en Dios. Sin nadie que los riegue o los alimente a menudo, les resulta difícil continuar por la senda de la fe en Dios. Si no pueden disfrutar de su gozo y paz anteriores, o disfrutar de la gracia de Dios, están bastante expuestos a echarse atrás. Este es el segundo tipo de persona: la persona que se encuentra en la etapa del bebé lactante.
El tercer tipo es la etapa del bebé destetado, la etapa del niño pequeño
Este grupo de personas posee alguna conciencia clara. Estas personas son conscientes de que disfrutar la gracia de Dios no significa que ellos mismos posean una experiencia verdadera; son conscientes de que si nunca se cansan de buscar el gozo y la paz, de buscar la gracia, o de que si son capaces de dar testimonio compartiendo sus experiencias del disfrute de la gracia de Dios o alabando las bendiciones que Dios les ha concedido, estas cosas no significan que ellos posean vida, ni la realidad de la verdad. Empezando desde su conciencia, dejan de albergar esperanzas descabelladas de que sólo estarán acompañados por la gracia de Dios; en su lugar, mientras disfrutan de la gracia de Dios, desean simultáneamente hacer algo para Dios; están dispuestos a llevar a cabo su deber, resistir un poco de dificultades y fatigas, tener algún grado de cooperación con Dios. Sin embargo, debido a que su búsqueda en su creencia en Dios está demasiado adulterada, debido a que las intenciones individuales y los deseos que albergan son demasiado fuertes, debido a que su carácter es demasiado arrogante, es muy difícil para ellos satisfacer el deseo de Dios o ser leales a Él; por tanto, frecuentemente no pueden materializar sus deseos individuales ni honrar sus promesas a Dios. A menudo se encuentran en estados contradictorios: desean en gran manera satisfacer a Dios hasta el mayor grado posible, pero usan todo su poder para oponerse a Él; hacen frecuentemente votos a Dios pero esquivan rápidamente sus juramentos. Incluso más a menudo se encuentran en otros estados contradictorios: creen sinceramente en Dios pero lo niegan y niegan todo lo que viene de Él; esperan ansiosamente que Dios los ilumine, dirija, provea y ayude, aunque siguen buscando su propia salida. Desean entender y conocer a Dios, pero no están dispuestos a acercarse a Él. En su lugar, siempre evitan a Dios; sus corazones están cerrados a Él. Aunque tienen un entendimiento y una experiencia superficiales del significado literal de las palabras de Dios y de la verdad, y un concepto de Dios y la verdad superficial, subconscientemente siguen sin poder confirmar o determinar si Dios es la verdad; no pueden confirmar si Dios es verdaderamente justo; tampoco pueden determinar la realidad del carácter y la esencia de Dios, mucho menos de Su verdadera existencia. Su creencia en Dios siempre contiene dudas y malinterpretaciones, y también contiene imaginaciones y conceptos. Cuando disfrutan de la gracia de Dios, también experimentan o practican reticentemente algo de aquello que creen son verdades factibles, con el fin de enriquecer su fe, aumentar su experiencia en la creencia en Dios, verificar su entendimiento de la creencia en Dios, satisfacer su vanidad de caminar por la senda de la vida que ellos mismos establecieron y lograr una causa justa de la humanidad. Al mismo tiempo también hacen estas cosas con el fin de satisfacer su propio deseo de obtener bendiciones, de apostar por llevar mayores bendiciones de la humanidad, para cumplir la ambiciosa aspiración y el deseo permanente de no descansar hasta que hayan obtenido a Dios. Estas personas son raramente capaces de obtener la ilustración de Dios, porque su deseo y su intención de conseguir bendiciones son demasiado importantes para ellos. No tiene el deseo de renunciar a esto ni pueden soportarlo. Temen que sin el deseo de obtener bendiciones, sin la muy apreciada ambición de no descansar hasta haber obtenido a Dios, perderán la motivación de creer en Dios. Por tanto, no desean enfrentarse a la realidad. No desean enfrentarse a las palabras o la obra de Dios. No desean enfrentarse al carácter o la esencia de Dios, por no decir abordar el tema de conocer a Dios. Esto es debido a que una vez que Dios, Su esencia y Su carácter justo reemplazan sus imaginaciones, sus sueños se esfumarán; sus así llamados fe pura y “méritos” acumulados durante años de trabajo minucioso desaparecerán y quedarán en nada; su “territorio” conquistado con sudor y sangre a lo largo de los años estará al borde del colapso. Esto indicará que sus muchos años de trabajo y esfuerzo duro han sido en vano, que deben empezar de nuevo de la nada. Para ellos, este es el dolor más difícil de soportar en sus corazones, y es el resultado que menos desean ver; así pues, siempre están encerrados en este tipo de punto muerto, negándose a volver atrás. Este es el tercer tipo de persona: la persona que se encuentra en la etapa del bebé destetado.
Los tres tipos de personas descritas anteriormente, en otras palabras, las personas que se encuentran en estas tres etapas, no poseen ninguna creencia real en la identidad y el estatus de Dios o en Su carácter justo, ni tienen ningún reconocimiento o confirmación claros y definidos de estas cosas. Por tanto, es muy difícil para estos tres tipos de personas entrar en la realidad de la verdad, y también es difícil para ellos recibir la misericordia, la ilustración o la iluminación de Dios porque la manera en la que creen en Dios y su actitud errónea hacia Dios hacen imposible para Él llevar a cabo la obra dentro de sus corazones. Sus dudas, malinterpretaciones e imaginaciones en relación a Dios han superado a su creencia y conocimiento a Dios. Estos son tres tipos muy peligrosos de personas así como tres etapas muy peligrosas. Cuando uno mantiene una actitud de duda hacia Dios, la esencia de Dios, la identidad de Dios, el asunto de si Dios es la verdad y la realidad de Su existencia y no puede estar seguro de estas cosas, ¿cómo puede uno aceptar todo lo que viene de Dios? ¿Cómo puede aceptar uno la realidad de que Dios es la verdad, el camino y la vida? ¿Cómo puede uno aceptar el castigo y el juicio de Dios? ¿Cómo puede uno aceptar la salvación de Dios? ¿Cómo puede este tipo de persona obtener la verdadera dirección y provisión de Dios? Aquellos que se encuentran en estas tres etapas pueden oponerse a Dios, juzgarlo, blasfemarlo o traicionarlo en cualquier momento. Pueden abandonar el camino verdadero y abandonar a Dios en cualquier momento. Uno puede decir que las personas en estas tres etapas se encuentran en un período crítico, porque no han entrado en el camino correcto de creer en Dios.
El cuarto tipo es la etapa del niño que madura; esto es, la niñez
Después de haber sido destetado, esto es, después de haber disfrutado de una gran cantidad de gracia, uno comienza a explorar lo que significa creer en Dios, desear entender diferentes cuestiones, como por qué está viviendo el hombre, cómo debería vivir y por qué lleva a cabo Su obra en el hombre. Cuando estos pensamientos poco claros y estas ideas confusas emergen y existen en su interior, ellos reciben continuamente riego y son también capaces de llevar a cabo sus deberes. Durante este período, ya no tienen dudas acerca de la verdad de la existencia de Dios, y tienen una comprensión precisa de lo que significa creer en Dios. Sobre este fundamento tienen un conocimiento gradual de Dios, y obtienen gradualmente algunas respuestas a sus pensamientos poco claros e ideas confusas en cuanto al carácter y la esencia de Dios. En términos de sus cambios en el carácter así como su conocimiento de Dios, las personas en esta etapa empiezan a entrar en el camino correcto y en un período de transición. Es en esta etapa que las personas comienzan a tener vida. Los claros indicativos de poseer vida son la resolución gradual de las diversas cuestiones relacionadas con el conocimiento de Dios que las personas tienen en sus corazones —malinterpretaciones, imaginaciones, conceptos y definiciones difusas de Dios— que no solo creen y conocen realmente la realidad de la existencia de Dios sino que también poseen una definición y orientación claras de Dios en sus corazones, que seguir fielmente a Dios reemplaza su fe difusa. Durante esta etapa, las personas llegan a conocer gradualmente sus malinterpretaciones sobre Dios y sus búsquedas y formas de creer equivocadas. Comienzan a anhelar la verdad, la experiencia del juicio, el castigo y la disciplina de Dios, a anhelar un cambio en su carácter. Abandonan gradualmente todo tipo de conceptos e imaginaciones de Dios durante esta etapa; al mismo tiempo cambian y rectifican su conocimiento incorrecto de Dios y obtienen algún conocimiento fundamental correcto de Él. Aunque una parte del conocimiento poseído por las personas en esta etapa no es demasiado específico o preciso, al menos empiezan gradualmente a abandonar sus conceptos, su conocimiento erróneo y sus malinterpretaciones de Dios; ya no mantienen más sus propios conceptos e imaginaciones de Dios. Comienzan a aprender cómo abandonar, abandonar cosas encontradas entre sus propios conceptos, del conocimiento y de Satanás; empiezan a estar dispuestos a someterse a cosas correctas y positivas, incluso a cosas que vienen de las palabras de Dios y se conforman a la verdad. También empiezan a intentar experimentar las palabras de Dios, a conocer y llevar a cabo personalmente Sus palabras, aceptar Sus palabras como los principios de sus acciones y como la base para cambiar su carácter. Durante este período, las personas aceptan inconscientemente el juicio y el castigo de Dios, aceptan inconscientemente las palabras de Dios como su vida. Conforme aceptan el juicio y el castigo de Dios, y las palabras de Dios, se vuelven cada vez más conscientes y capaces de sentir que el Dios en quien creen en sus corazones existe verdaderamente. En las palabras de Dios, sus experiencias y sus vidas, sienten cada vez más que Dios siempre ha controlado el destino del hombre, lo ha dirigido, y lo ha provisto. Por medio de su asociación con Dios, confirman gradualmente la existencia de Dios. Por tanto, antes de darse cuenta de ello, ya han aprobado inconscientemente y han creído firmemente en la obra de Dios, y han aprobado las palabras de Dios. Una vez que las personas aprueban las palabras de Dios y Su obra, se niegan a sí mismas incesantemente, niegan sus propios conceptos, su propio conocimiento, sus propias imaginaciones, y al mismo tiempo también buscan cuáles son la verdad y la voluntad de Dios. El conocimiento que las personas tienen de Dios es bastante superficial durante este período de desarrollo, son incluso incapaces de desarrollar este conocimiento usando palabras, ni pueden explicarlo específicamente en detalle, y sólo tienen un entendimiento perceptivo; sin embargo, cuando se yuxtapone con las tres etapas precedentes, las vidas inmaduras de las personas en este período ya han recibido el riego y la provisión de las palabras de Dios, y ya han comenzado a germinar. Es como una semilla enterrada en la tierra; después de recibir humedad y nutrientes, irrumpirá a través del suelo; su germinación representa el nacimiento de una nueva vida. Este nacimiento de una nueva vida permite a uno ver las indicaciones de la vida. Con la vida, las personas crecerán de este modo. Así pues, sobre estos fundamentos, haciendo gradualmente su camino en la senda correcta de creer en Dios, abandonando sus propios conceptos, obteniendo la dirección de Dios, las vidas de las personas crecerán inevitablemente paso a paso. ¿Sobre qué base se mide este crecimiento? Se mide de acuerdo a su experiencia con las palabras de Dios y su verdadero entendimiento del carácter justo de Dios. Aunque les resulta muy difícil usar sus propias palabras para describir con precisión su conocimiento de Dios y Su esencia durante este período de crecimiento, este grupo de personas ya no está subjetivamente dispuesto a perseguir el placer por medio del disfrute de la gracia de Dios, o a perseguir su propósito detrás de la creencia en Dios, que es obtener Su gracia. En su lugar, están dispuestos a buscar vivir por la palabra de Dios, a volverse un objeto de la salvación de Dios. Adicionalmente, poseen la confianza y están preparados para aceptar el juicio y el castigo de Dios. Esta es la marca de una persona en la etapa de crecimiento.
Aunque las personas en esta etapa tienen algún conocimiento del carácter justo de Dios, este conocimiento es muy difuso e indistinto. Aunque no pueden explicar claramente en esto, sienten que ya han ganado algo internamente, porque han obtenido alguna medida de conocimiento y entendimiento del carácter justo de Dios a través del castigo y el juicio de Dios; sin embargo, es todo bastante superficial, y sigue siendo una etapa elemental. Este grupo de personas tiene un punto de vista concreto con el que tratan la gracia de Dios. Este punto de vista se expresa en los cambios de los objetivos que persiguen y la forma en la que los persiguen. Ya han visto —en las palabras y la obra de Dios, en todos los tipos de Sus exigencias al hombre y en Sus revelaciones al hombre— que si siguen sin perseguir la verdad, si siguen sin buscar entrar en la realidad, si siguen sin buscar satisfacer y conocer a Dios cuando experimentan Sus palabras, perderán el sentido de creer en Dios. Ven que por mucho que disfruten de la gracia de Dios, no pueden cambiar su carácter, satisfacer o conocer a Dios, y que si viven continuamente en la gracia de Dios, nunca lograrán el crecimiento, obtendrán la vida o serán capaces de recibir la salvación. En resumen, si uno no puede experimentar verdaderamente las palabras de Dios y es incapaz de conocer a Dios por medio de Sus palabras, uno permanecería eternamente en la etapa de un bebé y nunca daría un solo paso adelante en el crecimiento de su vida. Si tú estás siempre en la etapa de un bebé, si nunca entras en la realidad de la palabra de Dios, si nunca eres capaz de vivir por la palabra de Dios, si nunca eres capaz de poseer una creencia y un conocimiento verdaderos a Dios, ¿hay alguna posibilidad para ti de ser completado por Dios? Por tanto, cualquiera que entre en la realidad de la palabra de Dios, cualquiera que acepte la palabra de Dios como su vida, cualquiera que empiece a aceptar el castigo y el juicio de Dios, cualquiera cuyo carácter corrupto comience a cambiar, y cualquiera que tenga un corazón que anhela la verdad, tiene un deseo de conocer a Dios, de aceptar la salvación de Dios, estas personas son aquellas que poseen verdaderamente la vida. Este es realmente el cuarto tipo de persona, el del niño que madura, la persona en la etapa de la niñez.
El quinto tipo es la etapa de la vida madura, o la etapa adulta
Después de experimentar la etapa de los primeros pasos de la niñez, esta etapa del crecimiento llena de repetidos percances, las vidas de las personas ya se han estabilizado, sus pasos hacia delante no se detienen más, ni nadie es capaz de obstaculizarles. Aunque la senda por delante sigue siendo accidentada y difícil, ya no son más débiles ni miedosos; ya no van a trompicones no pierden su rumbo. Sus fundamentos están profundamente arraigados en la experiencia práctica de la palabra de Dios. Sus corazones han sido atraídos por la dignidad y la grandeza de Dios. Anhelan seguir los pasos de Dios, conocer Su esencia, conocer a Dios en Su totalidad.
Las personas de esta etapa ya saben claramente en quién creen, y saben claramente por qué deberían creer en Dios y los sentidos de sus vidas respectivas; también saben claramente que todo lo que Dios expresa es la verdad. En sus muchos años de experiencia, se dan cuenta de que sin el juicio y el castigo de Dios, uno nunca será capaz de satisfacer o conocer a Dios, ni será verdaderamente capaz de venir delante de Dios. En los corazones respectivos de estas personas hay un fuerte deseo de ser probado por Dios, a fin de ver el carácter justo de Dios mientras están siendo probadas, de alcanzar un amor más puro, y al mismo tiempo ser capaz de entender y conocer a Dios más verdaderamente. Aquellos que se encuentran en esta etapa ya han dicho adiós totalmente a la etapa de bebé, la etapa de disfrutar de la gracia de Dios, de comer pan y llenarse. Ya no ponen esperanzas extravagantes en hacer que Dios los tolere y les muestre misericordia; en su lugar, tienen confianza en recibir y esperar el castigo y el juicio incesantes de Dios, para desechar de su carácter corrupto y satisfacer a Dios. Su conocimiento a Dios, sus búsquedas o los objetivos finales de estas: estas cosas están muy claras en sus corazones. Por tanto, las personas en la etapa adulta ya han dicho adiós totalmente a la etapa de la fe difusa, a la etapa en la que se basan en la gracia para la salvación, a la etapa de la vida inmadura que no puede soportar las pruebas, a la etapa de la confusión, de los trompicones, a la etapa de no tener frecuentemente un camino que tomar, el período inestable de alternar entre el calor y el frío repentinos, y a la etapa en la que uno sigue a Dios con los ojos tapados. Este tipo de persona recibe frecuentemente la ilustración y la iluminación de Dios, y se involucra a menudo en una asociación y comunicación sinceras con Dios. Uno puede decir que las personas que viven en esta etapa ya han comprendido parte de la voluntad de Dios; son capaces de entender los principios de la verdad en todo lo que hacen; saben cómo satisfacer el deseo de Dios. Además, ya han encontrado el camino hacia el conocimiento a Dios y han comenzado a dar testimonio de su conocimiento a Dios. Durante el proceso de crecimiento gradual, tienen un entendimiento y un conocimiento graduales de la voluntad de Dios, de la voluntad de Dios al crear a la humanidad, la voluntad de Dios al gestionar a la humanidad; adicionalmente, también tienen gradualmente un entendimiento y un conocimiento del carácter justo de Dios en términos de esencia. Ningún concepto ni imaginación humanos pueden reemplazar este conocimiento. Aunque uno no puede decir que en la quinta etapa la vida de una persona es completamente madura o llamar a esta persona justa o completa, este tipo de persona ya ha dado un paso hacia la etapa de la madurez en la vida; esta persona ya es capaz de venir delante de Dios, de estar frente a frente con la palabra de Dios y frente a frente con Dios. Debido a que este tipo de persona ha experimentado tanto de la palabra de Dios, innumerables pruebas y situaciones de disciplina, juicio y castigo de Dios, su sumisión a Dios no es relativa sino absoluta. Su conocimiento de Dios ha pasado de un conocimiento subconsciente a uno claro y preciso, de superficial a profundo, de confuso y borroso a meticuloso y tangible, y han cambiado de un titubeo extenuante y una búsqueda pasiva a un conocimiento natural y un testimonio proactivo. Se puede decir que las personas en esta etapa han poseído la realidad de la verdad de la palabra de Dios, que han entrado en un camino de perfección como el de Pedro. Este es el quinto tipo de persona, la que vive en un estado de madurez, la etapa adulta.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único II