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Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 186

477 05/09/2020

Cuando Dios vino a la tierra, Él no era del mundo, ni se hizo carne con el fin de disfrutar del mundo. El lugar en el que obrar revelaría Su carácter y el que más sentido tendría es el lugar en el que Él nació. Sea una tierra santa o inmunda, e independientemente de dónde obre, Él es santo. Él creó todo lo que hay en el mundo, aunque todo ha sido corrompido por Satanás. Sin embargo, todas las cosas siguen perteneciéndole a Él; todas están en Sus manos. Llega a una tierra inmunda y obra ahí para revelar Su santidad; Él hace esto solamente en aras de Su obra, lo cual significa que Él soporta una gran humillación para llevar a cabo tal obra con el fin de salvar a las personas de esta tierra inmunda. Esto se hace para dar testimonio, en beneficio de toda la humanidad. Lo que tal obra muestra a las personas es la justicia de Dios y puede exhibir de mejor manera la supremacía de Dios. Su grandeza y Su rectitud se manifiestan en la salvación de un grupo de personas en situación precaria a quienes otros desprecian. Nacer en una tierra inmunda no prueba, en absoluto, que Él sea inferior; simplemente permite que toda la creación vea Su grandeza y Su amor sincero por la humanidad. Cuanto más lo hace así, más revela Su amor puro, Su amor perfecto por el hombre. Dios es santo y justo. Aunque Él nació en una tierra inmunda y aunque vive con esas personas llenas de inmundicia, del mismo modo que Jesús vivió con los pecadores en la Era de la Gracia, ¿acaso cada parte de Su obra no se hace en aras de la supervivencia de toda la humanidad? ¿No es todo estopara que la humanidad pueda obtener una gran salvación? Hace dos mil años, Él vivió con pecadores durante unos años. Eso fue en aras de la redención. Hoy, Él está viviendo con un grupo de personas inmundas, inferiores. Esto es en aras de la salvación. ¿Acaso toda Su obra no es en beneficio de vosotros, los humanos? Si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué habría vivido y sufrido Él con pecadores durante tantos años, después de nacer en un pesebre? Y si no es para salvar a la humanidad, ¿por qué regresaría Él a la carne una segunda vez, a nacer en esta tierra en la que se congregan los demonios, y a vivir con estas personas que Satanás ha corrompido profundamente? ¿No es fiel Dios? ¿Qué parte de obra no ha sido para la humanidad? ¿Qué parte no ha sido para vuestro destino? Dios es santo, ¡esto es inmutable! Él no está contaminado por la inmundicia, aunque ha venido a una tierra inmunda; ¡todo esto solo puede significar que el amor de Dios por la humanidad es extremadamente abnegado, y que el sufrimiento y la humillación que Él soporta son extremadamente grandes! ¿No sabéis cuán grande es la humillación que Él sufre por todos vosotros, y por vuestro destino? En lugar de salvar a las grandes personas o a los hijos de familias ricas y poderosas, hace hincapié en salvar a los inferiores y a quienes otros miran con desprecio. ¿No es todo esto Su santidad? ¿No es todo esto Su justicia? En aras de la sobrevivencia de toda la humanidad, Él preferiría nacer en una tierra inmunda y sufrir cada humillación. Dios es muy real; Él no hace obra falsa. ¿Acaso cada etapa de Su obra no se realiza de esta forma tan práctica? Aunque todas las personas lo difaman y afirman que Él se sienta a la mesa con pecadores; aunque todas las personas se burlan de Él y dicen que vive con los hijos de la inmundicia, con las personas más inferiores, Él sigue entregándose abnegadamente, y, por tanto, sigue siendo rechazado de esta forma entre la humanidad. ¿Acaso el sufrimiento que él soporta no es mayor al vuestro? La obra que Él realiza ¿no es mayor que el precio que habéis pagado? Vosotros nacisteis en una tierra de inmundicia, pero habéis obtenido la santidad de Dios. Nacisteis en una tierra en la que los demonios se congregan, pero habéis recibido gran protección. ¿Qué elección tenéis? ¿Qué quejas tenéis? ¿No es el sufrimiento que Él ha soportado mayor que el que habéis aguantado vosotros? Él ha venido a la tierra y nunca ha disfrutado de los deleites del mundo humano. Él detesta esas cosas. Dios no vino a la tierra para que el hombre le invite a cosas materiales ni lo hizo para disfrutar de la comida, las prendas y los ornamentos del hombre. Él no presta atención a estas cosas. Vino a la tierra a sufrir por el hombre, no para disfrutar de una fortuna terrenal. Él vino para sufrir, para obrar y para completar Su plan de gestión. Él no seleccionó un lugar bonito, para vivir en una embajada ni en un hotel de lujo, ni tiene numerosos siervos que lo atiendan. Con base en lo que habéis visto, ¿acaso no sabéis si vino a obrar o a disfrutar? ¿Acaso no ven vuestros ojos? ¿Cuánto os ha dado Él? ¿Sería capaz de obtener gloria si hubiera nacido en un lugar cómodo? ¿Sería capaz de obrar? ¿Sus actos tendrían alguna relevancia? ¿Sería Él capaz de conquistar por completo a la humanidad? ¿Sería Él capaz de rescatar a las personas de la tierra de la inmundicia? Las personas preguntan, según sus nociones humanas: “Ya que Dios es santo, ¿por qué nació en este inmundo lugar nuestro? Tú nos odias y detestas a los humanos inmundos; Tú detestas nuestra resistencia y rebeldía; ¿por qué vives entonces con nosotros? Tú eres un Dios supremo; podrías haber nacido en cualquier otro lugar, entonces ¿por qué tuviste que nacer en esta tierra inmunda? Tú nos castigas y juzgas cada día, y sabes claramente que somos los descendientes de Moab; ¿por qué sigues viviendo, pues, entre nosotros? ¿Por qué naciste en una familia de los descendientes de Moab? ¿Por qué hiciste eso?”. ¡Esos pensamientos vuestros carecen totalmente de razón! Solo esta clase de obra permite que las personas vean Su grandeza, Su humildad y Su escondimiento. Él está dispuesto a sacrificarlo todo en aras de Su obra, y ha soportado todo el sufrimiento por ella. Él actúa para beneficio de la humanidad, y, más que eso, para conquistar a Satanás, de manera que todas las criaturas puedan someterse a Su dominio. Solo esto tiene sentido, es una obra valiosa.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La relevancia de salvar a los descendientes de Moab

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