La obra de los últimos días rompe con todas las reglas, e independientemente de si eres maldito o castigado, mientras ayudes a Mi obra, y seas beneficioso para la obra de conquista de hoy, e independientemente de que seas un descendiente de Moab o la progenie del gran dragón rojo, siempre que puedas llevar a cabo el deber de una criatura de Dios en esta etapa de la obra, y lo hagas lo mejor que puedas, el efecto debido se conseguirá. Tú eres la progenie del gran dragón rojo, y eres un descendiente de Moab; en resumen, todos los que son de carne y hueso son las criaturas de Dios, y el Creador los hizo. Tú eres una criatura de Dios, no deberías tener elección alguna, y esta es tu obligación. Por supuesto, hoy la obra del Creador va dirigida a todo el universo. Independientemente de quién desciendas, por encima de todo, eres una de las criaturas de Dios; vosotros —los descendientes de Moab— formáis parte de las criaturas de Dios; la única diferencia es que sois de un valor inferior. Dado que hoy la obra de Dios se lleva a cabo entre todas las criaturas, y está dirigida a todo el universo, el Creador es libre de seleccionar a cualquier persona, asunto, o cosa con el fin de hacer Su obra. No le preocupa de quién desciendas; mientras seas una de Sus criaturas, y mientras seas beneficioso para Su obra —la obra de conquista y testimonio— Él llevará a cabo Su obra en ti sin titubeos. Esto destroza las nociones tradicionales de las personas, que son que Dios nunca obrará entre los gentiles, especialmente entre los que han sido malditos y son inferiores; en el caso de los que han sido maldecidos, todas las generaciones futuras que vienen de ellos también serán malditas para siempre, y nunca tendrán la oportunidad de salvarse; Dios nunca descenderá y obrará en una tierra gentil, y nunca pondrá el pie en una tierra de inmundicia, porque Él es santo. La obra de Dios de los últimos días ha hecho añicos todas estas nociones. Que sepas que Dios es el Dios de todas las criaturas, Él tiene el dominio sobre los cielos, la tierra y todas las cosas, y no sólo es el Dios del pueblo de Israel. Así pues, esta obra en China es del mayor significado, ¿y no se extenderá entre todas las naciones? El gran testimonio del futuro no se limitará a China; si Dios os conquistara sólo a vosotros, ¿podrían ser convencidos los demonios? Estos no entienden el ser conquistados, o el gran poder de Dios, y sólo cuando el pueblo escogido de Dios a lo largo de todo el universo vea los efectos definitivos de esta obra, serán conquistadas todas las criaturas. Nadie es más retrógrado o corrupto que los descendientes de Moab. Sólo si estas personas pueden ser conquistadas, ellas que son las más corruptas, que no reconocieron a Dios ni creyeron que existe un Dios han sido conquistadas, y reconocen a Dios en sus bocas, lo alaban, y son capaces de amarlo, será este el testimonio de la conquista. Aunque no sois Pedro, vivís su imagen, sois capaces de poseer su testimonio, y el de Job, y este es el mayor testimonio. Finalmente dirás: “No somos israelitas, sino los descendientes abandonados de Moab, no somos Pedro, cuyo calibre somos incapaces de tener, ni Job, y ni siquiera podemos compararnos con la determinación de Pablo de sufrir por Dios y dedicarse a Él, y somos muy retrógrados, y, por tanto, no estamos cualificados para disfrutar de las bendiciones de Dios. Él ha seguido levantándonos hoy; así que debemos satisfacerle, y aunque somos de un calibre o una cualificación insuficientes, estamos dispuestos a satisfacer a Dios —tenemos esta determinación—. Somos los descendientes de Moab, y estábamos malditos. Dios lo decretó, y somos incapaces de cambiarlo, pero nuestro vivir y nuestro conocimiento pueden cambiar, y estamos decididos a satisfacer a Dios”. Cuando tomes esta determinación, se demostrará que has testificado de haber sido conquistado.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La verdadera historia de la obra de conquista (2)