En su fe, las personas buscan hacer que Dios les dé un destino adecuado y toda la gracia que necesitan, hacer que Dios sea su sirviente, que Él mantenga con ellas una relación pacífica y amigable para que, no importa cuando, nunca haya ningún conflicto entre ellos. Es decir, su creencia en Dios exige que Él prometa cumplir todas sus exigencias y que les otorgue cualquier cosa por lo que oran, de acuerdo con las palabras que han leído en la Biblia: “Escucharé todas vuestras oraciones”. Esperan que Dios no juzgue ni trate a nadie, ya que Él siempre ha sido el misericordioso Salvador Jesús que mantiene una buena relación con las personas en todos los tiempos y en todos los lugares. Así es como las personas creen en Dios: le exigen con descaro y creen que, independientemente de si son rebeldes u obedientes, Él les otorgará ciegamente todo lo que le pidan. Le “cobran deudas” a Dios continuamente, pues creen que Él debe “reembolsarles” sin resistirse de ninguna manera y, además, pagar el doble; piensan que, independientemente de que Dios haya obtenido algo de ellas o no, ellas lo pueden manipular y que Él no puede orquestar arbitrariamente a las personas, y, mucho menos, revelarles Su sabiduría y Su carácter justo —que han estado ocultos durante muchos años— cuando Él quiera y sin su permiso. Simplemente le confiesan a Dios sus pecados, pues creen que Dios sencillamente los absolverá y que no va a cansarse de hacerlo y que esto continuará para siempre. Ellas simplemente le dan órdenes a Dios y Él solo las obedece, porque está registrado en la Biblia que Dios no vino a ser servido por el hombre, sino a servirle a él, y que Él está aquí para ser su siervo. ¿No habéis creído siempre de esta manera? Cuando no podéis obtener algo de Dios, queréis huir; cuando no entendéis algo, os volvéis demasiado resentidos e incluso llegáis tan lejos como para lanzarle toda clase de insultos. Simplemente no le permitiréis a Dios mismo expresar completamente Su sabiduría y maravilla, en lugar de eso sólo queréis disfrutar la comodidad y el confort temporales. Hasta ahora, vuestra actitud en vuestra creencia en Dios ha consistido meramente en los mismos viejos puntos de vista. Si Dios os muestra sólo un poco de majestad, os ponéis tristes. ¿Veis ahora exactamente cómo es vuestra estatura? No asumáis que todos vosotros sois leales a Dios cuando, de hecho, vuestras antiguas opiniones no han cambiado. Cuando nada malo te sucede, crees que todo va bien y tu amor por Dios alcanza las cotas más altas. Cuando algo pequeño te sucede, caes al Hades. ¿Estás con ello siendo leal a Dios?
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre