Pedro me fue fiel por muchos años, sin nunca refunfuñar ni tener un corazón quejumbroso, e incluso Job nunca se le igualó. A lo largo de los siglos los santos, tampoco; todos han quedado muy por debajo de él. Él no sólo persiguió el conocimiento de Mí, sino que también llegó a conocerme durante el tiempo en que Satanás llevaba a cabo sus esquemas engañosos. Esto condujo a muchos años de servicio que fueron conformes a Mi propio corazón, y como consecuencia nunca fue explotado por Satanás. Pedro se inspiró de la fe de Job, sin embargo, también percibió claramente sus deficiencias. Aunque Job fue hombre de inmensa fe, carecía de conocimientos relacionados con el reino espiritual, y, por tanto, pronunció muchas palabras que no correspondían a la realidad; esto demuestra que su conocimiento era aún superficial, e incapaz de ser perfecto. Y así, Pedro siempre buscó obtener un sentido del espíritu, y siempre se enfocó en observar la dinámica del reino espiritual. Como resultado, no sólo fue capaz de acertar un poco Mis deseos, sino que también comprendió un poco los esquemas engañosos de Satanás, y por tanto su conocimiento fue mayor que cualquier otro a lo largo de los siglos.
De las experiencias de Pedro no es difícil deducir que, si el hombre desea conocerme, tiene que concentrarse en la consideración cuidadosa del espíritu. No te pido que te dediques demasiado a Mí externamente; esto es una preocupación secundaria. Si tú no me conoces, entonces toda la fe, el amor y la lealtad de la que hablas no son más que ilusiones, son pura espuma, y con seguridad te convertirás en alguien que hace grandes alardes en Mi presencia, pero que no se conoce a sí mismo, y, por tanto, una vez más eres atrapado por Satanás y te vuelves incapaz de liberarte; te conviertes en el hijo de la perdición, y te conviertes en el objeto de la destrucción. Pero si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces sin duda, eres Mi opositor. Esto es un hecho, y harías bien en mirar a través de la puerta al reino espiritual, a los muchos y variados espíritus que Yo he castigado. ¿Cuál de ellos no fue pasivo e indiferente, y no aceptó Mis palabras? ¿Cuál de ellos no fue sarcástico para con Mis palabras? ¿Quién entre ellos no intentó asirse a Mis palabras? ¿Quién entre ellos no usó Mis palabras como arma defensiva para protegerse? Ellos no persiguieron el conocimiento sobre Mí por medio de Mis palabras, sino que simplemente las utilizaron como juguetes para jugar. Al hacer esto, ¿acaso no se estaban oponiendo a Mí directamente? ¿Quién es Mi palabra? ¿Quién es Mi Espíritu? Tantas veces os he expresado estas palabras, sin embargo, ¿han sido alguna vez vuestras percepciones más altas y claras? ¿Han sido alguna vez vuestras experiencias verdaderas? Os recuerdo una vez más: ¡Si vosotros no conocéis Mis palabras, no las aceptáis, y no las ponéis en práctica, entonces inevitablemente os convertiréis en objeto de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en una víctima de Satanás!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las palabras de Dios al universo entero, Capítulo 8