Selección de los cuatro pasajes de la palabra de Dios acerca de “Relativo a la Biblia” Parte 2
8. A la Biblia también se la denomina Antiguo y Nuevo Testamento. ¿Sabéis a qué se refiere “testamento”? El “testamento” en el Antiguo Testamento procede del pacto de Jehová con el pueblo de Israel cuando mató a los egipcios y salvó a los israelitas de Faraón. Por supuesto, la prueba de este pacto fue la sangre del cordero embadurnada en los dinteles, por medio de la cual Dios estableció un pacto con el hombre, en el que se estableció que todos aquellos que tuvieran sangre de cordero en la parte superior y los lados del marco de la puerta eran israelitas, el pueblo escogido de Dios, y Jehová los salvaría (porque Jehová estaba a punto de matar a todos los hijos primogénitos de Egipto y a los primogénitos de las ovejas y el ganado). Este pacto tiene dos niveles de significado. Jehová no salvaría a nadie del pueblo o del ganado de Egipto; mataría a todos sus hijos primogénitos y a los primogénitos de ovejas y ganado. Por tanto, en muchos libros de profecía se predijo que los egipcios serían duramente castigados como consecuencia del pacto de Jehová. Este es el primer nivel de significado. Jehová mató a los primogénitos de Egipto y a los de su ganado, y salvó a todos los israelitas, lo que significa que Él apreciaba a todos los que eran de la tierra de Israel, y los salvaría a todos; Él deseaba hacer una obra a largo plazo en ellos, y estableció el pacto con ellos usando sangre de cordero. Desde ahí en adelante, Jehová no mataría a los israelitas, y dijo que serían para siempre Sus escogidos. Entre las doce tribus de Israel, emprendería Su obra para toda la Era de la Ley, abriría todas Sus leyes a los israelitas, y elegiría entre ellos profetas y jueces, y estarían en el centro de Su obra. Él hizo un pacto con ellos: a no ser que la era cambiara, Él sólo obraría entre los escogidos. El pacto de Jehová era inmutable, porque se hizo en sangre, y se estableció con Su pueblo escogido. Más importante es que Él había escogido un ámbito y un objetivo apropiados por medio de los cuales emprender Su obra para toda la era, y por tanto el pueblo vio el pacto como especialmente importante. Este es el segundo nivel de significado del pacto. Con la excepción del Génesis, que fue antes del establecimiento del pacto, todos los demás libros del Antiguo Testamento registran la obra entre los israelitas después del establecimiento del mismo. Por supuesto, hay relatos ocasionales de los gentiles, pero en general, el Antiguo Testamento registra la obra de Dios en Israel. Debido al pacto de Dios con los israelitas, los libros escritos durante la Era de la Ley se llaman el “Antiguo Testamento”. Se llaman así por el pacto de Jehová con los israelitas.
de ‘Relativo a la Biblia (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”
9. El Nuevo Testamento se llama así por la sangre derramada por Jesús en la cruz y Su pacto con todos aquellos que creyeron en Él. El pacto de Jesús fue este: las personas no tenían sino que creer en Él para que Su derramamiento de sangre perdonara sus pecados, y así serían salvos, nacerían de nuevo a través de Él, y ya no serían más pecadores; las personas no tenían sino que creer en Él para recibir Su gracia, y no sufrirían en el infierno tras su muerte. Todos los libros escritos durante la Era de la Gracia llegaron después de este pacto, y todos registran la obra y las declaraciones contenidas en él. No van más allá de la salvación de la crucifixión del Señor Jesús o del pacto; son todos libros escritos por los hermanos en el Señor que tuvieron experiencias. Así pues, estos libros también se llaman así por un pacto: se llaman el Nuevo Testamento. Estos dos testamentos incluyen sólo la Era de la Gracia y la de la Ley, y no tienen relación con la era final. Por tanto, la Biblia no tiene un gran uso para las personas presentes de los últimos días. Como máximo, sirve como una referencia provisional, pero básicamente tiene un valor de uso pequeño.
de ‘Relativo a la Biblia (2)’ en “La Palabra manifestada en carne”
10. No todo en la Biblia es un registro de las palabras habladas personalmente por Dios. La Biblia simplemente documenta las dos etapas anteriores de la obra de Dios, de las que una parte es un registro de las predicciones de los profetas, y otra las experiencias y el conocimiento escrito por personas usadas por Dios a lo largo de los tiempos. Las experiencias humanas están contaminadas con opiniones y conocimiento humanos, algo que es inevitable. En muchos de los libros de la Biblia hay ideas, preferencias e interpretaciones humanas derivadas y erróneas. Por supuesto, la mayoría de las palabras son el resultado de la ilustración y la iluminación del Espíritu Santo, y son las interpretaciones correctas, pero sigue sin poderse decir que sean expresiones de la verdad totalmente precisas. Sus opiniones sobre ciertas cosas no son nada más que el conocimiento de la experiencia personal, o la iluminación del Espíritu Santo. Dios instruyó las predicciones de los profetas: las profecías de Isaías, Daniel, Esdras, Jeremías, y Ezequiel vinieron de la instrucción directa del Espíritu Santo; estas personas eran profetas, habían recibido el Espíritu de profecía, eran todos profetas del Antiguo Testamento. Durante la Era de la Ley, estas personas, que habían recibido las inspiraciones de Jehová, hablaron muchas profecías, que fueron instruidas directamente por Jehová. ¿Y por qué obró Jehová en ellas? Porque el pueblo de Israel era el pueblo escogido de Dios: la obra de los profetas tenía que hacerse entre ellos, y estaban cualificados para recibir tales revelaciones. De hecho, ellos mismos no entendieron las revelaciones de Dios a ellos. El Espíritu Santo habló esas palabras a través de sus bocas de forma que las personas del futuro pudieran comprender esas cosas, y ver que eran realmente la obra del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo, y que no venían del hombre, y para darles confirmación de la obra del Espíritu Santo.
de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
11. Hoy, las personas creen que la Biblia es Dios, y que Él es la Biblia. Así, también creen que todas las palabras de la Biblia fueron las únicas palabras habladas por Dios, y que Él las pronunció todas. Los que creen en Dios piensan incluso que, aunque los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento fueron escritos por personas, fueron todos inspirados por Dios, y un registro de las declaraciones del Espíritu Santo. Esta es la interpretación derivada y errónea de las personas, y no es completamente acorde con los hechos. En realidad, aparte de los libros de profecía, la mayor parte del Antiguo Testamento es un relato histórico. Algunas de las epístolas del Nuevo Testamento provienen de las experiencias de las personas, y otras de la iluminación del Espíritu Santo; las epístolas paulinas, por ejemplo, surgieron de la obra de un hombre, fueron el resultado de la iluminación del Espíritu Santo, y se escribieron para las iglesias; fueron palabras de exhortación y aliento para los hermanos y hermanas de las mismas. No fueron palabras habladas por el Espíritu Santo; Pablo no podía hablar en nombre del Espíritu Santo, ni era profeta, y mucho menos veía visiones. Sus epístolas se escribieron para las iglesias de Éfeso, Filadelfia, Galacia, y otras iglesias. Y, por tanto, las epístolas paulinas del Nuevo Testamento son epístolas que Pablo escribió para las iglesias, y no son inspiraciones del Espíritu Santo, ni Sus declaraciones directas. Son simplemente palabras de exhortación, alivio, y aliento que escribió para las iglesias durante el transcurso de su obra. Así, también, son un registro de gran parte de la obra de Pablo en la época. Se escribieron para todos los hermanos y hermanas en el Señor, y su fin era hacer que todos ellos en las iglesias de la época siguieran su consejo y se ciñeran a todos los caminos del Señor Jesús. De ninguna manera dijo Pablo que, en las iglesias de esa época o las del futuro, todos deben comer y beber sus cosas, ni que sus palabras venían todas de Dios. De acuerdo con las circunstancias de la iglesia en esa época, él simplemente comunicaba con los hermanos y las hermanas, los exhortaba, e inspiraba creencia en ellos; y simplemente predicaba, o recordaba a las personas y las exhortaba. Sus palabras estaban basadas en su propia carga, y apoyaba a las personas por medio de ellas. Él hizo la obra de un apóstol de las iglesias de esa época, era un obrero usado por el Señor Jesús, y por tanto se le dio la responsabilidad de las iglesias, se le encargó llevar a cabo la obra de las mismas, tuvo que aprender acerca de las condiciones de los hermanos y las hermanas; por ello, escribió epístolas para todos ellos en el Señor. Todo lo edificante y positivo para las personas que habló fue correcto, pero no representaba las declaraciones del Espíritu Santo ni podía representar a Dios. ¡Es un entendimiento atroz y una blasfemia tremenda, que las personas traten los relatos de las experiencias de un hombre y las epístolas de un hombre como las palabras habladas por el Espíritu Santo a las iglesias! Eso es particularmente cierto cuando se trata de las epístolas que Pablo escribió para las iglesias, porque estas se escribieron para los hermanos y hermanas, en base a las circunstancias y la situación de cada iglesia en esa época. Su fin era exhortar a los hermanos y hermanas en el Señor, de forma que pudieran recibir la gracia del Señor Jesús. Sus epístolas tenían el fin de mover a los hermanos y hermanas de esa época a actuar. Puede decirse que esta era su propia carga, y también la que el Espíritu Santo le dio; después de todo, fue un apóstol que dirigió a las iglesias de la época, que escribió epístolas para las iglesias y las exhortó; esta era su responsabilidad. Su identidad fue simplemente la de un apóstol obrero, y fue simplemente un apóstol enviado por Dios; no fue un profeta ni un adivino. Así que, para él, su propia obra y las vidas de los hermanos y hermanas eran de la mayor importancia. Por tanto, no podía hablar en nombre del Espíritu Santo. Sus palabras no eran las palabras del Espíritu Santo, y mucho menos podría decirse que fueran las de Dios, porque Pablo no era nada más que una criatura de Dios y, sin duda, no era Su encarnación. Su identidad no era la misma que la de Jesús. Las palabras de Jesús fueron las del Espíritu Santo, las de Dios, porque Su identidad era la de Cristo, el Hijo de Dios. ¿Cómo podía ser Pablo Su igual? Si las personas consideran las epístolas o las palabras similares a las de Pablo como declaraciones del Espíritu Santo, y las adoran como a Dios, sólo puede decirse que son demasiado indiscriminadas. Dicho de forma más seria, ¿no es esto sino blasfemia? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? ¿Y cómo podrían las personas hacer la reverencia ante los relatos de sus epístolas y las palabras que habló como si fueran un libro santo, o un libro celestial? ¿Podría el hombre pronunciar informalmente las palabras de Dios? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? Por tanto, ¿qué dices? ¿Podrían las epístolas escritas para las iglesias no estar contaminadas con sus propias ideas? ¿Cómo no iban a estar contaminadas con ideas humanas? Él escribió epístolas para las iglesias, basándose en sus experiencias personales y la extensión de su propia vida. Por ejemplo, Pablo escribió una epístola a las iglesias gálatas, que contenía una determinada opinión, y Pedro escribió otra con otro punto de vista. ¿Cuál de ellas vino del Espíritu Santo? Nadie lo puede decir con seguridad. Así pues, sólo puede decirse que ambas llevaban una carga para las iglesias, pero sus cartas representan su estatura, su provisión y apoyo para los hermanos y las hermanas, su carga hacia las iglesias, y sólo representan obra humana; no eran totalmente del Espíritu Santo. Si dices que sus epístolas son las palabras del Espíritu Santo, entonces eres absurdo, ¡y estás cometiendo blasfemia! Las epístolas paulinas y las otras epístolas del Nuevo Testamento equivalen a las biografías de figuras espirituales más recientes. Están a la par con los libros de Watchman Nee o las experiencias de Lawrence, y así por el estilo. Es simplemente que los libros de figuras espirituales recientes no están recopilados en el Nuevo Testamento, pero la esencia de estas personas es la misma: eran personas usadas por el Espíritu Santo durante cierto período, y no podían representar directamente a Dios.
de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
12. El Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento, documenta la genealogía de Jesús. Al principio, dice que era descendiente de Abraham, hijo de David, e hijo de José; después dice que fue concebido por el Espíritu Santo, y nacido de una virgen; esto significaba que no era el hijo de José o un descendiente de Abraham, que no era el hijo de David. La genealogía, sin embargo, insiste en asociar a Jesús con José. Seguidamente, la misma comienza a relatar el proceso por medio del cual nació Jesús. Dice que fue concebido por el Espíritu Santo, que nació de una virgen, y no fue el hijo de José. Pero en la genealogía está escrito con claridad que Jesús fue el hijo de José; y como esta se escribe para Jesús, registra cuarenta y dos generaciones. Cuando llega a la generación de José, dice apresuradamente que era el marido de María, palabras con el fin de demostrar que Jesús era descendiente de Abraham. ¿No es una contradicción? La genealogía documenta con nitidez el linaje de José, es obviamente su genealogía, pero Mateo insiste en que es la de Jesús. ¿No niega esto la realidad de la concepción de Jesús por el Espíritu Santo? Por tanto, ¿no es la genealogía escrita por Mateo una idea humana? ¡Es ridículo! De esta forma sabes que este libro no vino totalmente del Espíritu Santo. Existen, quizás, algunas personas que piensen que Dios debe tener una genealogía en la tierra y, como consecuencia de ello, clasifican a Jesús como la cuadragésimo segunda generación de Abraham. ¡Esto es realmente ridículo! Después de llegar a la tierra, ¿cómo podía Dios tener una genealogía? Si dices que Dios tiene una genealogía, ¿no lo estaría clasificando entre las criaturas de Dios? Y es que Dios no es de la tierra; Él es el Señor de la creación y, aunque es de carne, no es de la misma esencia que el hombre. ¿Cómo podrías clasificar a Dios como del mismo tipo que una criatura suya? Abraham no puede representar a Dios; él fue el objeto de Su obra en un momento dado, fue simplemente un fiel siervo que contó con la aprobación de Jehová, y era uno del pueblo de Israel. ¿Cómo podía ser un antepasado de Jesús?
de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
13. Los correspondientes al Nuevo Testamento se escribieron entre veinte y treinta años después de la crucifixión de Jesús. Antes, el pueblo de Israel sólo leía el Antiguo Testamento. Es decir, en la Era de la Gracia las personas leían el Antiguo Testamento. El Nuevo sólo apareció durante la Era de la Gracia. No existía cuando Jesús obraba; las personas registraron Su obra después de que resucitara y ascendiera. Sólo entonces se materializaron los Cuatro Evangelios y, además de estos, las epístolas de Pablo y Pedro, así como el libro de Apocalipsis. Sólo más de trescientos años después de que Jesús ascendiera al cielo, cuando generaciones posteriores recopilaron sus registros, se hizo realidad el Nuevo Testamento. Sólo después de que esta obra hubiera acabado se hizo realidad el Nuevo Testamento; no había existido previamente. Dios había hecho toda esa obra, el apóstol Pablo había hecho toda esa obra y, más tarde, las epístolas de Pablo y Pedro fueron combinadas, y la mayor visión registrada por Juan en la isla de Patmos fue colocada al final porque profetizaba la obra de los últimos días. Fueron arreglos hechos enteramente por generaciones posteriores, y son diferentes de las declaraciones de hoy. Lo que se registra en la actualidad es acorde a los pasos de la obra de Dios; las personas se comprometen hoy con Su obra personal y con las palabras que Él mismo pronunció. No debes interferir; las palabras, que vienen directamente del Espíritu, se han arreglado paso a paso, y son diferentes del arreglo de los registros del hombre. Puede decirse que lo que registraron fue acorde con su nivel de educación y calibre humano, que fueron las experiencias de los hombres, que cada uno tuvo sus propios medios de recopilar y conocer, y que cada registro era diferente. Por tanto, ¡si adoras la Biblia como si fuera Dios eres extremadamente ignorante y estúpido! ¿Por qué no buscas la obra del Dios de hoy? Sólo ella puede salvar al hombre. La Biblia no puede salvar al hombre; no ha cambiado en absoluto durante varios miles de años y, si la adoras, nunca obtendrás la obra del Espíritu Santo.
de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
14. Muchas personas creen que entender y ser capaz de interpretar la Biblia es lo mismo que encontrar el camino verdadero; pero en realidad, ¿son las cosas tan simples? Nadie conoce la realidad de la Biblia: que no es nada más que un registro histórico de la obra de Dios, y un testamento de las dos etapas anteriores de la misma, y no te ofrece un entendimiento de los objetivos de la obra de Dios. Todo aquel que ha leído la Biblia sabe que documenta las dos etapas de la obra de Dios durante la Era de la Ley y la de la Gracia. El Antiguo Testamento registra la historia de Israel y la obra de Jehová desde la época de la creación hasta el final de la Era de la Ley. El Nuevo Testamento registra la obra de Jesús sobre la tierra, que se encuentra en los Cuatro Evangelios, así como la obra de Pablo; ¿no son registros históricos? Mencionar hoy las cosas del pasado las hace historia, y no importa cuán verdaderas o reales puedan ser, siguen siendo historia, y la historia no puede ocuparse del presente. ¡Porque Dios no mira atrás en la historia! Así pues, si sólo entiendes la Biblia, y no entiendes nada de la obra que Dios pretende hacer hoy, y si crees en Dios pero no buscas la obra del Espíritu Santo, entonces no entiendes lo que significa buscar a Dios. Si lees la Biblia con el fin de estudiar la historia de Israel, de investigar la historia de la creación de todos los cielos y la tierra, no crees en Dios. Pero hoy, como crees en Él y buscas la vida, como persigues el conocimiento de Dios y no letras y doctrinas muertas ni un entendimiento de la historia, debes buscar la voluntad de Dios hoy, así como la dirección de la obra del Espíritu Santo. Si fueras arqueólogo podrías leer la Biblia; pero no lo eres. Eres uno de esos que creen en Dios, y más te vale buscar Su voluntad de hoy.
de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
15. La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de las predicciones de antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en ese momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, esto es todo un resultado de su reverencia por Jehová y su adoración de Dios. Las personas se refieren así a este libro, sólo porque las criaturas de Dios son tan adoradoras de su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro de libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló personalmente ni guió su creación. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia sólo es el título respetuoso que el hombre le ha dado. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y mucho menos Jesús, sino que son los relatos de muchos profetas, apóstoles y adivinos antiguos, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo, un libro que en su opinión contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando a ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con el añadido de los Cuatro Evangelios y el libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este libro celestial, porque es demasiado sagrado.
de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
16. Hoy, estoy diseccionando la Biblia de esta forma y eso no significa que la aborrezca, o que niegue su valor como referencia. Te estoy explicando el valor inherente y los orígenes de la Biblia para que no sigas atrapado en las tinieblas. Porque las personas tienen muchas opiniones sobre ella, y la mayoría de ellas son equivocadas; leer la Biblia de esta forma no sólo evita que obtengan lo que deberían, sino, más importante, obstaculiza la obra que pretendo hacer. Es una tremenda molestia para la obra del futuro, y sólo ofrece inconvenientes, no ventajas. Por tanto, lo que te estoy enseñando es simplemente la esencia y la historia interna de la Biblia. No te estoy pidiendo que no la leas, o que vayas por ahí proclamando que está totalmente desprovista de valor, sino que tengas el conocimiento y la opinión correctos de ella. ¡No seas demasiado parcial! Aunque la Biblia es un libro de historia escrito por los hombres, también documenta muchos de los principios por los cuales los antiguos santos y profetas servían a Dios, así como las experiencias de los apóstoles recientes en su servicio a Él; todo lo cual fue verdaderamente visto y conocido por estas personas, y puede servir de referencia para las personas de esta era en su búsqueda del camino verdadero. Por tanto, al leer la Biblia, las personas también pueden aprender muchas formas de vida que no pueden encontrarse en otros libros. Estas formas son las formas de vida de la obra del Espíritu Santo, experimentadas por profetas y apóstoles en eras pasadas; muchas de las palabras son valiosas y pueden proveer lo que las personas necesitan. Por tanto, a todas las personas les gusta leer la Biblia. Como hay tanto escondido en ella, las opiniones de las personas sobre ella son diferentes de las que tienen sobre los escritos de grandes figuras espirituales. La Biblia es un registro y una colección de las experiencias y el conocimiento de personas que sirvieron a Jehová y Jesús en la antigua era y en la nueva; así, generaciones posteriores han sido capaces de obtener de ella mucha ilustración, iluminación y sendas para practicar. La razón por la que la Biblia es más elevada que los escritos de cualquier gran figura espiritual es que sus escritos se sacan de la Biblia, sus experiencias proceden todas de ella, y todos la explican. Así pues, aunque las personas pueden obtener provisión de los libros de cualquier gran figura espiritual, siguen adorando a la Biblia, ¡porque parece muy elevada y profunda para ellos! Aunque la Biblia reúne algunos de los libros de las palabras de vida, como las epístolas de Pablo y las de Pedro, y aunque estos libros pueden proveer para las personas y ayudarles, los mismos siguen siendo obsoletos, siguen perteneciendo a la era antigua, y por muy buenos que sean, sólo son apropiados para un período, y no son eternos. Y es que la obra de Dios siempre está desarrollándose, y no puede simplemente detenerse en la época de Pablo y Pedro, o permanecer siempre en la Era de la Gracia en la que Jesús fue crucificado. Por tanto, estos libros sólo son apropiados para la Era de la Gracia, no para la del Reino de los últimos días. Sólo pueden proveer para los creyentes de la Era de la Gracia, no para los santos de la Era del Reino; y por muy buenos que sean, siguen siendo obsoletos. Ocurre lo mismo con la obra de creación de Jehová o Su obra en Israel: por muy grande que fuera, seguía siendo obsoleta, y llegaría el tiempo en el que pasaría. La obra de Dios también es igual: es grande, pero llegará un momento en el que termine; no siempre puede permanecer en medio de la obra de la creación ni entre la de la crucifixión. No importa cuán convincente fue la obra de la crucifixión ni lo efectiva que fue en la derrota de Satanás; la obra sigue siendo, después de todo, obra, y las eras siguen siendo eras. La obra no siempre puede permanecer sobre el mismo fundamento ni los tiempos pueden permanecer inmutables, porque existió la creación y también existirán los últimos días. ¡Es inevitable! Por consiguiente, las palabras de vida del Nuevo Testamento —las epístolas de los apóstoles y los Cuatro Evangelios— han pasado hoy a ser libros históricos, viejos almanaques; ¿y cómo podrían los viejos almanaques llevar a las personas a la nueva era? Independientemente de lo capaces que sean estos almanaques de proveer vida a las personas y de llevarlas a la cruz, ¿no están obsoletos? ¿No están desprovistos de valor? Por tanto, digo que no deberías creer ciegamente en estos almanaques. Son demasiado antiguos, no pueden llevarte a la nueva obra, y sólo pueden ser una carga para ti. No sólo no pueden llevarte a la nueva obra, y a la nueva entrada, sino que te conducen a las viejas iglesias religiosas; y si así es, ¿no estás retrocediendo en tu creencia en Dios?
de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
17. Entender la Biblia, la historia, pero no lo que el Espíritu Santo está haciendo hoy ¡es incorrecto! Has hecho muy bien en estudiar historia, has hecho un trabajo tremendo, pero no entiendes nada de la obra que el Espíritu Santo hace hoy. ¿No es esto necedad? Otras personas te preguntan: “¿Qué está haciendo Dios hoy? ¿En qué deberías entrar? ¿Cómo va tu búsqueda de la vida? ¿Entiendes la voluntad de Dios?”. No tendrás respuesta para lo que piden; ¿qué sabes entonces? Dirás: sólo soy consciente de que debo dar la espalda a la carne y conocerme. Y si preguntan: “¿De qué otra cosa eres consciente?”, responderás que también sabes cómo obedecer todos los arreglos de Dios, y entender un poco de la historia de la Biblia, y eso es todo. ¿Eso es todo lo que habéis obtenido de creer en Dios todos estos años? Si eso es todo lo que entiendes, te faltan muchas cosas.
de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
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