¿Con qué intención el Señor Jesús realizó el milagro de los cinco panes y dos pescados?
Querido hermano Xiangyin,
Hace ya dos años que no nos vemos. ¿Está todo bien? Desde que me predicó el evangelio del Señor Jesús hace dos años, he estado estudiando devotamente la Biblia y asistiendo a reuniones según un cronograma y siento que he logrado algunos resultados. Especialmente respecto el versículo que leí recientemente sobre el Señor alimentando a cinco mil personas con cinco panes y dos peces. Puedo ver la autoridad y el poder único de Dios, lo que aumenta mi fe en Dios y me hace creer más firmemente que el Señor en quien creo es el único Dios verdadero. Sin embargo, al reflexionar sobre esto, me pregunto: ¿el propósito del Señor Jesús al realizar este milagro fue sólo que podamos ver la autoridad de Dios? Las obras que Dios realiza contienen Su intención, así que este milagro debe guardar una verdad. Entonces, la busqué entre los hermanos y hermanas a mi alrededor, pero ninguno de ellos me brindó una respuesta satisfactoria. Hoy, le escribo para preguntarle si tiene nuevas ideas al respecto. De ser así, por favor escríbame para que podamos aprender el uno del otro. Quedo a la espera de su respuesta.
Su hermano en el Señor, Yi’en
1 de Marzo de 2018
Respuesta:
Querido hermano Yi’en,
Me alegra haber recibido tu carta. Son dos años desde la última vez que nos vimos y te extraño mucho. Gracias a la compañía del Señor, todo está bien, así que no te preocupes por mí. Durante estos dos años he seguido dedicandome a hacer servicio en la iglesia y he experimentado muchas veces la guía del Señor. ¡Gracias al Señor! Por tu pregunta puedo ver tu crecimiento de vida. Buscas seriamente la verdad y esa es realmente la bendición del Señor. El Señor dijo: “Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Lucas 11:10). Que el Señor dirija nuestra comunicación esta vez para que podamos entender más Su voluntad.
Primero, leamos Juan 6:10-13: “Jesús dijo: ‘Haced que la gente se recueste’. Y había mucha hierba en aquel lugar. Así que los hombres se recostaron, en número de unos cinco mil. Entonces Jesús tomó los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados; y lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que querían. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: ‘Recoged los pedazos que sobran, para que no se pierda nada’. Los recogieron, pues, y llenaron doce cestas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido”.
Con este milagro se puede observar definitivamente que el Señor Jesús posee la autoridad única y que Él es omnipotente. Esta es una prueba más de la identidad y el estatus del Señor Jesús quien era Dios encarnado. Pero, ¿qué pensamientos del Señor Jesús en realidad estaban contenidos dentro del milagro? Una vez leí varios pasajes de un libro que son útiles para que comprendamos esta pregunta.
Las palabras decían: “Cuando el Señor Jesús vio a estas cinco mil personas, estaban hambrientas y solo podían pensar en saciar su estómago, entonces fue en este contexto que Él satisfizo sus deseos. ¿Qué había en Su corazón cuando lo hizo? ¿Cuál fue Su actitud hacia estas personas que solo querían comer hasta saciarse? En ese momento, los pensamientos del Señor Jesús y Su actitud enfocaban al carácter y la esencia de Dios. Frente a estas cinco mil personas con el estómago vacío, que solo querían comer bien, frente a estas personas llenas de curiosidad y esperanza por Él, el Señor Jesús solo pensó en utilizar este milagro para concederles gracia. Sin embargo, no guardó esperanza de que se convirtieran en Sus seguidores, porque sabía que solo querían divertirse y comer hasta saciarse. Así pues, Jesús hizo lo que pudo con lo que tenía y usó cinco hogazas de pan y dos peces para alimentar a cinco mil personas. Abrió los ojos de esas personas que disfrutaban ver cosas emocionantes, que querían ver milagros y que vieron con sus propios ojos las cosas que Dios encarnado podía lograr. […] Aunque estas personas no sabían quién era Él ni lo entendían, ni tenían una impresión particular de Él ni gratitud hacia Él, aun después de haber comido los panes y los peces, a Dios no le importaba; Él les dio a estas personas una maravillosa oportunidad de disfrutar Su gracia”.
“¿Les exigió algo entonces a estas personas? ¿Hubo odio? No, no hubo nada de eso; Él simplemente no quiso brindarles más atención a estas personas que no podían seguirle y, en ese momento, Su corazón estaba dolido. Como había visto la depravación de la humanidad y había sentido su rechazo hacia Él, al ver a estas personas y estar con ellas, su torpeza y su ignorancia lo entristecieron mucho y afligieron Su corazón. Por ello solo buscó apartarse cuanto antes. El Señor no les exigió nada en Su corazón; no quería brindarles atención y, sobre todo, no quería gastar energía en ellos. Sabía que no podían seguirle, pero a pesar de ello, Su actitud hacia ellos siguió siendo muy clara. Soólo quería tratarlos con bondad, concederles la gracia y, ciertamente, esta era la actitud de Dios hacia toda criatura que estuviera bajo Su dominio: tratarla con bondad, proveer para ella y alimentarla. El Señor Jesús reveló, de forma muy natural, la propia esencia de Dios y trató con bondad a estas personas, porque era Dios encarnado. Lo hizo con un corazón lleno de benevolencia y tolerancia, y con ese corazón les mostró bondad” (“La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”).
De estas palabras, vemos que las cinco mil personas que comieron hasta saciarse no seguían verdaderamente al Señor, ni buscaban conocerlo. Solo querían satisfacer su curiosidad después de escuchar sobre los milagros realizados por el Señor Jesús. Él sabía que después de comer hasta saciarse no se convertirían en Sus verdaderos seguidores, y en lugar de detestarlos, rechazarlos o no brindarles alimento, el Señor Jesús los trató amablemente. Trató a los que estaban lejos de Él con el corazón lleno de misericordia. Así podemos observar que la esencia de Dios es amor. Independientemente de si la gente lo sigue o no, Dios está lleno de misericordia y gracia para ellos, dándoles comida para que sobrevivan en el mundo creado por Él.
Además, este milagro nos permite ver que el corazón del Señor Jesús estaba sufriendo. Cuando estuvo entre aquellos que comían hasta saciarse, ninguno pudo entender la voluntad del Señor ni conocer la voz de Su corazón. Todos ellos solo querían ver Su poder y pedirle gracia. El Señor Jesús había visto la miseria y depravación del hombre, y sentido el rechazo del hombre hacia Él. En ese momento, su corazón estaba extremadamente dolorido. Por ello no quería quedarse allí, ni decir más palabras o expresarles la voluntad de Dios como lo hizo con sus discípulos, quienes realmente lo seguían. Entonces, inmediatamente después de que estas personas comieron hasta saciarse, el Señor Jesús se fue, llevando solo el dolor que la humanidad le había causado. Estos son los pensamientos del Señor Jesús que podemos ver.
Estas cinco mil personas fueron las que sólo buscaban comer hasta saciarse. Entonces, entre nosotros que seguimos al Señor hoy, ¿hay personas que sólo buscan comer hasta saciarse? Después de observar de cerca, descubriremos que también existen muchos entre nosotros los creyentes en el Señor. Algunos consideran creer en el Señor como un sustento espiritual y lo usan para llenar su vacío espiritual. Algunos otros creen en el Señor solo para recibir la gracia de Él, para que puedan trabajar sin problemas, para que su familia esté segura, y así sucesivamente. Algunos leen la Biblia todos los días pero nunca cumplen con las palabras del Señor en la práctica; solo quieren seguir al Señor como antes, deseando irracionalmente la vida eterna y la entrada al reino celestial. ¿Estas personas no son acaso como las que se comen hasta saciarse y confían en la gracia para la salvación? ¿Podría tal fe en el Señor recibir su encomio? ¿Son diferentes de las cinco mil personas alimentadas por el Señor Jesús?
Entonces, ¿por qué el Señor Jesús les dijo tantas palabras a los discípulos que lo seguían en ese momento? Esto fue porque la mayoría de ellos realmente seguía y buscaba conocer al Señor. En especial el Apóstol Pedro, que fue un modelo y pionero de cómo amar a Dios. Prestó atención a las palabras del Señor Jesús, conoció sus propias deficiencias en las palabras del Señor y buscó su propia entrada. De esta manera, obtuvo más iluminación de Dios, entendió más verdades, se convirtió en el que obedeció a Dios, conoció a Dios y amó a Dios, y finalmente fue crucificado boca abajo por su amor a Dios. Por eso el Señor fijó especialmente sus ojos en Pedro, le confió su rebaño para pastorear y le entregó la llave del reino celestial a Pedro. A partir de esto podemos ver que aquellos que verdaderamente creen en Dios y persiguen la verdad pueden recibir Su gracia, verdad y vida. Mientras que aquellos que sólo buscan saciarse, podrán recibir algo de gracia por la misericordia de Dios pero no Su encomienda. Ya que ellos no aman la verdad en absoluto, ni buscan conocer o amar a Dios, eventualmente tales personas no ganarán la verdad ni la vida. Así pues, se entiende que Dios es justo con todas las personas, y esto se decide por Su justicia. Entonces, si queremos obtener la encomienda del Señor, entonces no podemos sólo contentarnos con comer hasta saciarnos y creer en Dios, o estar deseosos de conocerlo, sino que debemos confiarle nuestro corazón, y esforzarnos más en comprender y practicar Sus palabras. Si lo hacemos continuamente, Dios seguramente nos guiará a obtener más.
Hermano Yi'en, ¿podría tal confraternidad ayudarlo a comprender la pequeña intención de Dios detrás del milagro de los cinco panes y los dos peces?
Hermano en el señor, Xiangyin
16 de marzo de 2018
(Traducido del original en inglés al español por Silvia Casas Bustamante)