¿Cuál es la verdad del rapto? ¿A qué se refiere ser perfeccionados como vencedores antes del desastre?
Hoy en día, todo tipo de desastres ocurren uno tras otro, como terremotos, hambrunas, epidemias, inundaciones, sequías y plagas de langostas, y las zonas afectadas son cada vez más grandes en escala. Las profecías en la Biblia concernientes al regreso del Señor han sido cumplidas en gran medida, demostrando así que el Señor ya ha regresado. Sin embargo, hay muchos hermanos y hermanas que todavía se sienten confundidos y dicen: “Siempre hemos guardado el nombre del Señor desde que empezamos a creer. Somos tolerantes y pacientes como el Señor nos enseña a ser, y somos capaces de renunciar a todo y trabajar duro para el Señor. Esto nos hace los vencedores, y cuando el Señor llegue Él nos elevará al aire y disfrutaremos de las bendiciones del reino de los cielos con Él. Pero ahora se han visto las cuatro lunas de sangre y los desastres se han vuelto tan grandes, y sin embargo todavía no hemos sido arrebatados en el aire. ¿Por qué es eso?” En realidad, si queremos entender esta cuestión, debemos entender lo que significa exactamente ser arrebatado antes de los desastres, y lo que significa ser convertido en vencedores antes de los desastres.
¿Qué significa ser arrebatado antes de los desastres?
Sobre este tema, mucha gente cree que ser arrebatado significa ser levantado en el aire, al igual que Pablo dice: “Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre” (1 Tesalonicenses 4:17). Imaginamos que ser arrebatados significa elevarse de la tierra al cielo, pero ¿es realmente como imaginamos que es? La Biblia dice: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos […] Porque como los cielos son más altos que la tierra, así mis caminos son más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). Podemos ver en las palabras de Dios que los pensamientos de Dios son más altos que los pensamientos del hombre. Dios ve las cosas desde el punto de vista de Dios y hace la obra que hace, mientras que nosotros los seres humanos vemos la obra del Señor desde nuestro punto de vista como seres humanos, y por lo tanto tendemos a delimitar la obra del Señor apoyándonos en nuestras propias imaginaciones e incluso a resistir al Señor. Tomemos las profecías de la venida del Mesías en el Antiguo Testamento, por ejemplo. Los fariseos imaginaban que Dios vendría seguramente como un hombre extraordinario y que Él nacería en un palacio. Lo que realmente sucedió, sin embargo, fue que el Señor Jesús nació en un pesebre, y Su apariencia era la de un hombre ordinario. Debido a que se aferraban a sus propias nociones e imaginaciones, los fariseos condenaron la obra del Señor Jesús y se confabularon con las autoridades romanas para crucificar al Señor, cometiendo así un pecado atroz contra Dios. Esto nos muestra aún más claramente que la manera en que la profecía de Dios es cumplida y realizada no es algo que los seres humanos podamos delimitar, y nuestras nociones e imaginaciones nunca son exactas.
Si deseamos entender correctamente lo que significa ser arrebatados antes de los desastres, necesitamos ver este asunto de acuerdo a las palabras y la obra del Señor Jesús. El Señor nos dijo muy claramente: “Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, es decir, el Hijo del Hombre que está en el cielo” (Juan 3:13). Y Apocalipsis 21:3 dice: “Entonces oí una gran voz que decía desde el trono: He aquí, el tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos”. Podemos ver en estos versículos que, “ser arrebatado” no es lo que pensamos - siendo llevado al cielo, porque además del Dios encarnado mismo, nadie puede ascender al cielo. También podemos ver que cuando el Señor regrese en los últimos días, Él establecerá Su reino en la tierra y nos guiará a los humanos en nuestra vida en la tierra, como si estuviésemos viviendo en el cielo. Recordemos por un momento cuando Dios creó a Adán y Eva al principio. En ese tiempo, Adán y Eva aún no habían sido corrompidos por Satanás, pero Dios aún no les permitió ascender al cielo, sino que en cambio los puso a vivir en la tierra en el Huerto del Edén. Después de que Dios destruyó el mundo con el diluvio, salvó a la familia de Noé de ocho, pero no los levantó al aire, sino que prácticamente los hizo para vivir en la tierra. Y luego estaba Moisés guiando a los israelitas fuera de Egipto. Dios no levantó a los israelitas en el aire para escapar de la persecución asesina de los egipcios, sino que los llevó paso a paso en la tierra fuera de Egipto y en la tierra de Canaán. Incluso cuando el Señor Jesús estaba realizando Su obra, Él mismo vino a la tierra para hablar Sus palabras y predicar al hombre el camino del arrepentimiento antes de ser finalmente crucificado para redimir a toda la humanidad. De estos hechos podemos ver que no hay ambigüedad en la obra de Dios; Él no levanta a la gente en el aire, sino que Él siempre obra en la tierra para guiarnos, y en los últimos días Dios traerá Su reino sobre la tierra. Dios obra en la tierra y sin embargo nosotros siempre estamos pensando en ascender al cielo ¿está esto de acuerdo con la voluntad del Señor?
En cuanto a lo que significa ser arrebatado antes de los desastres, las palabras de Dios dicen: “‘Ser arrebatado’ no significa ser tomado de un lugar bajo para ser colocado en un lugar alto, como las personas podrían imaginar; es una idea completamente equivocada. ‘Ser arrebatado’ se refiere a Mi predestinación y posterior selección. Va dirigido a todos los que Yo he predestinado y escogido. Todos aquellos que son arrebatados son personas que han ganado el estatus de hijos primogénitos, de hijos, o que son del pueblo de Dios. Esto es sumamente incompatible con las nociones de las personas. Aquellas que tengan participación en Mi casa en el futuro son los que han sido arrebatados delante de Mí. Esto es absolutamente cierto, nunca cambia y es irrefutable. Este es el contraataque contra Satanás. Todo aquel a quien Yo predestiné será arrebatado delante de Mí”. Podemos entender de este pasaje que “ser arrebatado antes de los desastres” no significa ser llevado al aire, como imaginamos. En cambio, significa que Dios, justo al principio de todas las cosas, predestinó a un grupo de personas, y que cuando Dios mismo aparezca y obre en los últimos días, aquellos a quienes ha predestinado escucharán Su voz y lo reconocerán. Estas personas serán capaces de aceptar y someterse a la nueva obra de Dios y seguir Su obra de cerca, lo que significa que están arrebatados ante el trono de Dios, que es el verdadero significado de “ser arrebatado”. Cuando el Señor Jesús realizó Su obra de redención, por ejemplo, Pedro, Santiago, Juan y los otros, escucharon la autoridad y el poder en las palabras del Señor Jesús y los reconocieron como la voz de Dios. Entonces supieron que el Señor Jesús era el Mesías que vendría, y dejaron las leyes atrás y aceptaron la salvación del Señor Jesús, significando que fueron arrebatados delante de Dios. Por lo tanto, estar arrebatados antes de los desastres en los últimos días significa que, antes de que ocurran los grandes desastres y cuando el Señor regrese y pronuncie Sus palabras, escuchamos las palabras pronunciadas por el Señor y seguimos los pasos de Dios.
¿Qué significa convertirse en vencedores antes de los desastres?
Si queremos entender lo que significa convertirse en vencedores antes de los desastres, primero debemos entender lo que queremos decir con “vencedores”. La mayoría de los hermanos y hermanas creen que un vencedor es alguien que trabaja duro para el Señor, que guarda el nombre del Señor, y que se aferra a su fe a través de toda clase de persecución y adversidad; para ellos, esto es un vencedor. De hecho, lo que es un vencedor no es tan simple como imaginamos que es, como dice en el Libro del Apocalipsis: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Apocalipsis 7:14). “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14). “Estos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son castos. Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. En su boca no fue hallado engaño; están sin mancha” (Apocalipsis 14:4-5). Las palabras de Dios dicen: “Aquellos a los que Dios alude como ‘vencedores’ son los que siguen siendo capaces de mantenerse firmes en el testimonio y de conservar su confianza y su devoción a Dios cuando están bajo la influencia de Satanás y mientras estén bajo su asedio, es decir, cuando se encuentren entre las fuerzas de las tinieblas. Si sigues siendo capaz de mantener un corazón puro ante Dios y tu amor genuino por Él pase lo que pase, entonces te estás manteniendo firme en el testimonio delante de Él, y esto es a lo que Él se refiere con ser un ‘vencedor’”. “Quienes son hechos completos antes del desastre se someten a Dios. Viven dependientes en Cristo, dan testimonio de Él y lo exaltan; son los hijos varones victoriosos y los buenos soldados de Cristo”.
Podemos ver en estas palabras que los vencedores son los que siguen de cerca las huellas del Cordero y que dan un testimonio firme y resonante a Dios después de experimentar las pruebas y refinamientos. Ya no están encadenados por su naturaleza pecaminosa, todas sus diversos caracteres corruptos han sido limpiados, y tienen verdadero conocimiento de Dios. No importa qué tipo de persecución o adversidad atraviesan estas personas, y no importa en qué pruebas o refinamiento se encuentren, viven siempre por las palabras de Dios, cumplen bien el deber de un ser creado, y son capaces de someterse a Dios y testificar a Dios. Estos son los vencedores que han pasado por la gran tribulación. Es decir, un vencedor no es alguien que, una vez que comienza a creer en el Señor, es capaz de sufrir y pagar un precio, guardar el nombre del Señor, y mantenerse firme en la fe en medio de la persecución y la adversidad. Un vencedor es alguien cuyos pecados han sido limpiados, que teme a Dios y se somete a Dios en todo momento, que se ha librado de los grilletes de la influencia de Satanás de una vez por todas, y que nunca más puede pecar o resistir a Dios. ¿Pero cuánto de nuestros propios pecados han sido limpiados? Y cuánto rechazamos prácticamente la verdad, cuando aceptamos la salvación del Señor Jesús, nuestros pecados son perdonados, pero el perdón del Señor no se extiende a nuestra naturaleza pecaminosa, es decir, nuestros caracteres satánicos como la arrogancia, la vanidad, el egoísmo, la falsedad, la maldad y la codicia siguen arraigadas profundamente en nosotros. Cuando Dios nos otorga la gracia, estamos llenos de gratitud hacia Él, pero cuando Dios arregla situaciones que no son de nuestro agrado, frecuentemente culpamos a Dios y nos rebelamos contra Él. Renunciamos a las cosas y nos expendemos a nosotros mismos y sufrimos y pagamos un precio, pero no hacemos estas cosas por amor a Dios o para satisfacer a Dios. En cambio, deseamos usar estas cosas como capital, para que cuando el Señor venga podamos mostrarle cuánto mérito hemos acumulado e intercambiarlo con el Señor por las bendiciones del cielo. Cuando obtenemos la iluminación del Espíritu Santo y llegamos a ser capaces de hacer un poco de trabajo y predicar algunos sermones, usurpamos la gloria de Dios, secretamente pensamos muy bien de nosotros mismos, y a menudo presumir y mostrar a otros sobre el trabajo que hacemos y los sermones que damos, trayendo a otros antes que nosotros. Cuando las cosas comienzan a infringir nuestros propios intereses, podemos llegar a ser engañosos e incapaces de ser honestos. Estos son sólo algunos ejemplos de cómo nuestros caracteres corruptos pueden manifestarse. Podemos ver por nuestros comportamientos que todavía estamos bajo el control de nuestra naturaleza pecaminosa y frecuentemente nos rebelamos contra Dios y lo desafiamos. No tenemos obediencia o lealtad a Dios en absoluto, y todo lo que perseguimos es nuestro propio beneficio. ¿Pueden tales esclavos al pecado como nosotros llegar a ser vencedores?
Ya que nuestros comportamientos significan que no podemos llegar a ser vencedores, ¿cómo entonces podemos ser hechos vencedores por Dios antes de que lleguen los desastres? Para conocer la respuesta a esta pregunta, primero debemos entender la obra que el Señor hace cuando viene en los últimos días. La Biblia dice: “Porque ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo, […] y le dio autoridad para ejecutar juicio, porque es el Hijo del Hombre” (Juan 5:22-27). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Podemos ver en estos versículos que cuando el Señor regrese en los últimos días, Él expresará la verdad y realizará la obra del juicio comenzando por la casa de Dios. Es decir, Él juzgará a aquellos que han sido arrebatados ante Dios para que sus caracteres corruptos puedan ser limpiados, puedan vivir enteramente por las palabras de Dios, y ser aptos para heredar la promesa de Dios y entrar en el reino de Dios. Es más, estas profecías se han cumplido hace mucho tiempo y el Señor ya ha regresado como el Dios Todopoderoso encarnado. Dios Todopoderoso ha expresado todos los aspectos de la verdad permitiendo a la gente alcanzar la salvación y, sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús, Él realiza una etapa de obra para juzgar, purificar y salvar a la humanidad, permitiéndonos así librarnos de nuestra naturaleza pecaminosa, realmente someterse a Dios, y ser convertido en vencedores antes de los desastres. Leamos ahora un pasaje de las palabras de Dios Todopoderoso para que podamos ver cómo Dios Todopoderoso realiza la obra del juicio al hombre perfecto. Dios dice: “En los últimos días, Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios”. “Ya he dicho antes que un grupo de vencedores será ganado de Oriente: vencedores que proceden de la gran tribulación. ¿Qué significan estas palabras? Significan que estas personas que han sido ganadas sólo obedecieron de verdad después de pasar por el juicio y el castigo, de ser tratados y podados, y tras todo tipo de refinamiento. La fe de estas personas no es vaga ni abstracta, sino práctica. No han visto señales ni prodigios ni milagros; no hablan de letras y doctrinas incomprensibles ni de percepciones profundas, sino que tienen realidad y las palabras de Dios, y un conocimiento verdadero de Su realidad”.
Esto nos dice que Dios Todopoderoso perfecciona a los vencedores principalmente a través de la obra de juzgar y castigar con palabras. Dios usa Sus palabras para exponer y juzgar nuestra diversa naturaleza satánica que nos lleva a pecar y resistir a Dios, y a través de nuestro discurso y acciones y los pensamientos e ideas que revelamos, Él disecciona la fealdad de nuestra esencia corrompida por Satanás. También disecciona nuestros diversos estados que nos hacen vivir bajo la influencia de las tinieblas, traicionar a Dios, y que nos hacen incapaces de practicar la verdad; las palabras de Dios nos revelan completamente el carácter justo y majestuoso de Dios que no tolera ninguna ofensa. Además del juicio y el castigo de palabras, Dios también dispone toda clase de situaciones para tratar de refinarnos, y podar y tratar con nuestros caracteres corruptos. Al experimentar el juicio y el castigo de las palabras de Dios, y después de haber sido expuestos, podados y tratados en varias situaciones, llegamos a tener verdadero conocimiento de nuestros caracteres corruptos y vemos la fealdad de nuestra corrupción en las manos de Satanás. Vemos que todo lo que vivimos son los caracteres corruptos de la arrogancia, el comportamiento desenfrenado, el egoísmo, el desprecio, el engaño, y estar hartos de la verdad. Vemos que no tenemos ni un poco de un corazón temeroso de Dios y ninguna apariencia de un verdadero ser humano, y nos damos cuenta de que, aunque creemos en Dios, todavía estamos encadenados y constreñidos por toda clase de influencias oscuras, como la influencia oscura de ser perseguido por el gran dragón rojo, la influencia oscura de ser obstruido por anticristos en el mundo religioso, y la influencia oscura de cosas tales como filosofías satánicas para axiomas vivos y satánicos. Cuando los hechos nos son revelados, llegamos a tener una profunda apreciación por el hecho de que, si nuestros caracteres no cambian, estaremos en constante peligro de traicionar a Dios. También llegamos a ver que si queremos que nuestros caracteres corruptos cambien, entonces necesitamos aceptar más juicio y castigo para que podamos ser purificados y cambiados. Sólo de esta manera podremos tener verdadero conocimiento de la justa y buena esencia de Dios y llegar a odiar verdaderamente nuestra propia naturaleza pecaminosa, generando así en nosotros verdadera reverencia y un corazón de amor por Dios, y estaremos dispuestos a abandonar nuestra carne y practicar la verdad. Al experimentar el juicio y el castigo de Dios durante un largo período, cuando nos encontramos con varias pruebas y tribulaciones y las tentaciones de Satanás, gradualmente nos volvemos capaces de permanecer firmes en nuestro testimonio a Dios, para verdaderamente someternos y amar a Dios, y convertirse en los primeros frutos hechos completos por Dios - los vencedores. Dios Todopoderoso ha estado obrando por más de 20 años y ya ha ganado un grupo de vencedores antes de los desastres. En la nación atea y totalitaria donde domina el PCCh, ellos creen en Dios y están sujetos a la opresión cruel y a ser arrestados por el gobierno chino, así como a la condena y calumnia del mundo religioso. Y, sin embargo, todavía creen en Dios y persiguen la verdad, experimentan las palabras de Dios con verdadera fe, persiguen un cambio en sus caracteres y cumplen bien sus deberes, su fe en Dios creciendo cada vez más. Hay incluso algunos hermanos y hermanas que, a pesar de cómo el gran dragón rojo podría torturarlos cruelmente, todavía son capaces de superar el control de la muerte, jurando nunca traicionar a Dios o convertirse en un Judas. Sólo piden satisfacer a Dios y permanecer fieles a Dios; siguen a Dios hasta el final, no traicionan a Dios, y en última instancia dan un testimonio firme y rotundo a Dios. Tal resultado se logra solamente al experimentar la obra de juicio y castigo de Dios Todopoderoso en los últimos días. Todas las experiencias y testimonios de estos vencedores están ahora disponibles públicamente en línea, llevando a todo el mundo testimonio de las obras de Dios Todopoderoso, cumpliendo así la profecía en el Libro de Apocalipsis, capítulo 7 versículo 14: “Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”. Esto nos muestra que si queremos ser arrebatados antes de los desastres en los últimos días y convertirnos en vencedores antes de que los desastres lleguen, entonces debemos experimentar la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días. Si no hacemos esto, viviremos por siempre en pecado, resistiremos constantemente y nos rebelaremos contra Dios a pesar de nosotros mismos, culparemos a Dios cuando las pruebas y la adversidad nos caigan encima, y al final seremos detestados y eliminados por Dios, y serán arrastrados por los desastres y castigados.
El evangelio del reino de Dios Todopoderoso se ha extendido a todos los rincones del continente chino y las iglesias de Dios Todopoderoso se han establecido en muchos otros países. Aquellos que escuchan las declaraciones de Dios Todopoderoso y reconocen a Dios Todopoderoso como el Señor Jesús retornado son las vírgenes sabias que son arrebatadas delante de Dios. Son aquellos que ahora están experimentando la obra de juicio de Dios en los últimos días y que serán purificados y perfeccionados por Dios en vencedores. Los desastres se están haciendo cada vez más grandes en escala, así que ¿también deseamos ser arrebatados ante el trono y hechos por Dios en vencedores antes de que los desastres lleguen? Entonces investiguemos la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días con un corazón abierto, porque sólo al hacerlo no nos perderemos en dar la bienvenida al regreso del Señor, ni perderemos nuestra oportunidad de ser perfeccionados por Dios en vencedores, ni seremos barridos por los desastres.