I
En los últimos días, Dios se hace carne.
Por la palabra todo lo logra,
todo se manifiesta por la palabra.
En Su palabra puedes ver lo que Él es, Él es Dios mismo.
Dios encarnado viene a la tierra,
y no para otra obra, sino para decir Su palabra.
Así que no hay señal, pues Su palabra es suficiente.
En los últimos días, Dios viene a la tierra,
y el hombre lo conoce por el ministerio de la palabra,
ve todo lo que Dios es,
Su sabiduría, Sus obras maravillosas.
Y en la Era del Reino,
Dios usa la palabra para hacer Su obra.
Por la palabra, logra los resultados de Su obra,
sin hacer maravillas, sin obrar milagros, solo por Su palabra.
II
En la Era del Reino, es principalmente por la palabra
que Dios conquista a los hombres, por la palabra.
Y en el futuro, Sus palabras hallarán
a cada culto, a cada grupo, nación y denominación.
Por la palabra los conquistará,
y todos verán la autoridad
y el poder por Su palabra transmitidos.
Por eso es que tienes ante ti, ante ti la palabra de Dios.
La palabra de Dios manifiesta su poderío y autoridad;
lo que ha dicho desde la antigüedad debe pasar.
Y vendrá la gloria a Dios en la tierra,
y Su palabra suprema reinará.
Y en la Era del Reino,
Dios usa la palabra para hacer Su obra.
Por la palabra, logra los resultados de Su obra,
sin hacer maravillas, sin obrar milagros, solo por Su palabra.
III
Por las palabras de la boca de Dios, los malvados serán castigados;
los justos, bendecidos.
Todo se establece y completa por la palabra, la palabra de Dios.
Sin obrar milagros, Dios lo logra todo con Su palabra,
haciendo realidad, Su palabra.
Y en la Era del Reino,
Dios usa la palabra para hacer Su obra.
Por la palabra, logra los resultados de Su obra,
sin hacer maravillas, sin obrar milagros.
Y en la Era del Reino,
Dios usa la palabra para hacer Su obra.
Por la palabra, logra los resultados de Su obra,
sin hacer maravillas, sin obrar milagros, solo por Su palabra.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”