I
En toda situación está presente la autoridad de Dios.
Dios ordena y planea todos los destinos humanos,
todo está de acuerdo a Sus pensamientos y deseos,
y no cambiará porque los humanos cambien.
Es independiente de la voluntad del hombre.
No puede verse afectado por ningún cambio temporal, espacial, o geográfico.
Porque Su autoridad es la misma esencia de Dios.
La autoridad de Dios es única
y no puede ser restringida ni limitada
por ninguna persona o lugar,
ni por nada, ni ningún espacio.
La autoridad de Dios está en todos lados,
en cada hora y en cada instante.
Y aunque el cielo y la tierra desaparezcan,
permanecerá la autoridad de Dios.
II
Y aunque el hombre conoce o acepta el gobierno de Dios,
no puede cambiar la soberanía de Dios sobre su destino.
No importa si conoces u obedeces el gobierno de Dios,
Su poder rige tu destino.
La autoridad de Dios y Su gobierno sobre el destino del hombre
son independientes de la voluntad del hombre,
y no cambian según lo que quiera el hombre,
ni cambiarán por las elecciones del hombre.
La autoridad de Dios es única
y no puede ser restringida ni limitada
por ninguna persona o lugar,
ni por nada, ni ningún espacio.
La autoridad de Dios está en todos lados,
en cada hora y en cada instante.
Y aunque el cielo y la tierra desaparezcan,
permanecerá la autoridad de Dios.
III
Todo el tiempo Dios ejerce Su autoridad,
Él continúa Su obra, Él muestra Su poderío.
Él rige y le provee a todo,
y lo orquesta todo por la eternidad.
Es un hecho que nadie puede cambiar;
desde el inicio de los tiempos ha sido así,
desde el inicio de los tiempos así ha sido.
La autoridad de Dios es única
y no puede ser restringida ni limitada
por ninguna persona o lugar,
ni por nada, ni ningún espacio.
La autoridad de Dios está en todos lados,
en cada hora y en cada instante.
Y aunque el cielo y la tierra desaparezcan,
permanecerá la autoridad de Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”