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Palabras diarias de Dios: El juicio en los últimos días | Fragmento 83 Palabras diarias de Dios: El juicio en los últimos días | Fragmento 83
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Palabras diarias de Dios: El juicio en los últimos días | Fragmento 83

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Nadie es más adecuado y está más calificado que Dios en la carne para hacer la obra de juzgar la corrupción de la carne del hombre. Si el juicio lo llevara a cabo directamente el Espíritu de Dios, entonces no lo abarcaría todo. Además, sería difícil que el hombre aceptara esta obra, porque el Espíritu no puede venir cara a cara con el hombre y, por esta razón, los efectos no serían inmediatos, mucho menos el hombre sería capaz de contemplar con mayor claridad el carácter de Dios que no ofende. Satanás sólo puede ser completamente derrotado si Dios en la carne juzga la corrupción de la humanidad. Al ser igual que el hombre poseyendo una humanidad normal, Dios en la carne puede juzgar directamente la injusticia del hombre; esta es la marca de Su santidad innata y Su ser extraordinario. Sólo Dios está calificado y en la posición de juzgar al hombre porque Él es poseedor de la verdad y la justicia y por eso es capaz de juzgar al hombre. Los que no tienen la verdad y la justicia no son aptos para juzgar a los demás. Si esta obra la hiciera el Espíritu de Dios, entonces no sería una victoria sobre Satanás. Por naturaleza el Espíritu es más exaltado que los seres mortales y por naturaleza el Espíritu de Dios es santo y victorioso sobre la carne. Si el Espíritu hiciera esta obra directamente, no sería capaz de juzgar toda la desobediencia del hombre y no podría revelar toda la injusticia del hombre. Porque la obra de juicio también se lleva a cabo por las nociones que el hombre tiene de Dios y el hombre nunca ha tenido ninguna noción del Espíritu y así el Espíritu es incapaz de revelar mejor la injusticia del hombre, mucho menos de descubrir por completo tal injusticia. El Dios encarnado es el enemigo de todos aquellos que no lo conocen. Por medio de juzgar las nociones del hombre y su oposición a Él, descubre toda la desobediencia de la humanidad. Los efectos de Su obra en la carne son más aparentes que los de la obra del Espíritu. Y así, el juicio de toda la humanidad no lo lleva a cabo directamente el Espíritu sino que es la obra del Dios encarnado. El hombre puede ver y tocar al Dios en la carne y el Dios en la carne puede conquistar por completo al hombre. En su relación con Dios en la carne, el hombre avanza de la oposición a la obediencia, de la persecución a la aceptación, de la noción al conocimiento y del rechazo al amor. Estos son los efectos de la obra del Dios encarnado. El hombre sólo es salvo cuando acepta Su juicio, sólo llega a conocerlo poco a poco a través de las palabras de Su boca, es conquistado por Él cuando se opone a Él, y recibe la provisión de Su vida cuando acepta Su castigo. Toda esta obra es la obra de Dios en la carne y no la obra de Dios en Su identidad como el Espíritu. La obra que hace el Dios encarnado es la obra más grande y la obra más profunda, y la parte crucial de las tres etapas de la obra de Dios son las dos etapas de la obra de encarnación. La profunda corrupción del hombre es un gran obstáculo a la obra de Dios encarnado. En particular, la obra que se lleva a cabo en las personas de los últimos días es tremendamente difícil y el ambiente es hostil y el calibre de cada clase de persona es bastante pobre. Sin embargo, al final de esta obra, todavía logrará el resultado correcto, sin defectos; este es el resultado de la obra de la carne y este resultado es más persuasivo que el de la obra del Espíritu. Las tres etapas de la obra de Dios las concluirá en la carne y las debe concluir el Dios encarnado. La obra más importante y más crucial la hace en la carne, y la salvación del hombre la debe llevar a cabo personalmente Dios en la carne. Aunque toda la humanidad sienta que Dios en la carne no está relacionado con el hombre, de hecho, esta carne tiene que ver con el destino y la existencia de toda la humanidad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Dios encarnado realiza la obra más crucial de salvar al hombre

I

La obra de Dios encarnado es la más grande de Dios. La obra de Dios encarnado, Su obra más profunda es. De las tres etapas de Su obra, las más cruciales son estas dos, estas dos etapas son de la obra de Dios encarnado. La parte más crucial de la obra de Dios es en la encarnación. La salvación de cada hombre por Dios en la carne debe ocurrir. Aunque el hombre se sienta ajeno a Su carne, en realidad tiene que ver con la existencia y el sino de la humanidad, pues Su obra es la más crucial.

II

A la obra de Dios encarnado la obstruye la corrupción. El ambiente es hostil, la calidad del hombre es pobre. En los últimos días, es tan difícil la obra. Pero un buen resultado se logrará al final de la obra. La parte más crucial de la obra de Dios es en la encarnación. La salvación de cada hombre por Dios en la carne debe ocurrir. Aunque el hombre se sienta ajeno a Su carne, en realidad tiene que ver con la existencia y el sino de la humanidad, pues Su obra es la más crucial.

III

El mayor resultado obtendrá la obra de Dios. Sin falla o error, Su obra lo logrará. Este es el efecto que tiene la obra en la carne, más persuasiva que la obra del Espíritu. Concluirán tres etapas de la obra, Dios en la carne lo hará. Las tres etapas deben concluirse, sólo Dios encarnado podrá. La parte más crucial de la obra de Dios es en la encarnación. La salvación de cada hombre por Dios en la carne debe ocurrir. Aunque el hombre se sienta ajeno a Su carne, en realidad tiene que ver con la existencia y destino de la humanidad, pues Su obra es la más crucial.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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