El hombre tiene conocimiento y algunas teorías científicas, vive con la influencia de la cultura tradicional, y cada cual es heredero de esta. El hombre se ve obligado a seguir con la cultura tradicional que Satanás le ha dado y actúa en concierto con las tendencias sociales que este provee a la humanidad. A pesar de ser inseparable de Satanás, cooperando con lo que este hace en todo momento, aceptando su astucia, su arrogancia, su malicia y su maldad, después de poseer estas disposiciones de Satanás, ¿se siente el hombre feliz o triste al vivir en medio de esta humanidad y en este mundo? (Triste). ¿Por qué dirías eso? (Está atado por estas cosas y su vida es una lucha amarga). Hmm. Podrías ver a alguien con gafas y con la apariencia misma de la sabiduría; podría no gritar nunca, ser siempre elocuente, razonable y además, debido a su avanzada edad, podría haber pasado por muchas cosas y ser muy experimentado; podría ser capaz de hablar con detalle sobre asuntos grandes y pequeños, y tener un fundamento sólido para lo que dice. También podría tener una serie de teorías para valorar la autenticidad y la razón de las cosas; y las personas podrían mirar su comportamiento, sus apariencias, y ver cómo se comporta, su integridad y su carácter, y no encontrar fallos en él. Personas como esta satisfacen particularmente las tendencias sociales actuales y nunca se piensa de ellos que sean anticuados; en su lugar, alguien así es vanguardista y moderno. Aunque pueda ser más viejo, nunca va rezagado respecto a los tiempos ni es demasiado anciano para aprender. Superficialmente, nadie puede encontrar un error en él, pero en su interior está total y completamente corrompido por Satanás. Superficialmente, nada es erróneo, es amable, refinado, posee conocimiento y cierta moralidad; tiene integridad y las cosas que sabe son comparables a lo que saben los jóvenes. Sin embargo, con respecto a su naturaleza y esencia, esta persona es un modelo completo y vivo de Satanás, es la imagen y semejanza de Satanás. Este es el “fruto” de la corrupción del hombre por Satanás. Lo que he dicho puede resultaros hiriente, pero es del todo cierto. El conocimiento que el hombre estudia, la ciencia que entiende, y el camino que toma para encajar con las tendencias sociales, sin excepción, son herramientas de la corrupción de Satanás. Esto es absolutamente cierto. Por tanto, el hombre vive en un carácter completamente corrompido por Satanás y no tiene forma de saber qué es la santidad de Dios o qué es Su esencia. Esto se debe a que superficialmente uno no puede encontrar fallos en las formas en que Satanás corrompe al hombre; uno no puede decir que algo es incorrecto basándose en el comportamiento de alguien. Cada cual sigue llevando a cabo su trabajo con normalidad y lleva una vida normal; lee libros y periódicos con normalidad, estudia y habla de un modo normal; algunas personas han aprendido incluso a tener la fachada de la moralidad de forma que pueden saludar, ser educadas, corteses, entender a los demás, ser amigables, ser útiles a los demás, ser caritativas, y evitarán irritarse con los demás y aprovecharse de ellos. Sin embargo, su carácter satánico corrupto está profundamente arraigado en ellos; su esencia no puede cambiarse apoyándose en el esfuerzo externo. El hombre no es capaz de conocer la santidad de Dios a causa de esta esencia, y a pesar de que la esencia de la santidad de Dios se ha hecho pública al hombre, este no la toma en serio. Esto se debe a que Satanás ya ha llegado a poseer completamente los sentimientos, las ideas, los puntos de vista y los pensamientos del hombre a través de diversos medios. Esta posesión y corrupción no es temporal u ocasional; está presente en todas partes y en todo momento. Por tanto, muchas personas que han creído en Dios durante tres o cuatro años, incluso cinco o seis, siguen aferrándose a los pensamientos y opiniones que Satanás ha inculcado en ellas como si estuvieran agarrando un tesoro. Como el hombre ha aceptado la naturaleza malvada, arrogante y maliciosa de Satanás, inevitablemente en sus relaciones interpersonales hay frecuentes conflictos, discusiones e incompatibilidades, creados como consecuencia de la naturaleza arrogante de Satanás. Si este le hubiera dado a la humanidad cosas positivas —por ejemplo, si el confucianismo y el Taoísmo de la cultura tradicional que el hombre aceptó se consideraran cosas buenas— los tipos similares de persona deberían ser capaces de llevarse bien entre sí tras aceptar esas cosas, ¿verdad? ¿Por qué existe, pues, una división tan grande entre personas que han aceptado las mismas cosas? ¿Por qué ocurre esto? Se debe a que estas cosas proceden de Satanás y que este crea división entre las personas. Las cosas que Satanás provee, por muy dignas o grandes que parezcan en la superficie, traen al hombre o hacen surgir en su vida tan sólo arrogancia, y nada más que la astucia de la naturaleza malvada de Satanás. ¿No es eso cierto? Alguien que pudiera enmascararse, poseer riqueza de conocimiento o tener una buena educación lo tendría difícil para ocultar su carácter satánico corrupto. Por muchas maneras que usara para camuflarse, si pensaras en esa persona como una santa, o si pensaras que era perfecta, o que era un ángel, por muy pura que te pareciera, ¿cómo sería su vida detrás del escenario? ¿Qué esencia verías en la revelación de su carácter? Sin duda verías la naturaleza malvada de Satanás. ¿Se podría decir esto? (Sí). Digamos, por ejemplo, que conocéis a alguien cercano a quien consideráis una buena persona, o que te pareció una buena persona; quizás alguien a quien habéis idolatrado. Con tu estatura actual, ¿qué piensas de esa persona? Primero, miras si este tipo de persona tiene o no humanidad, si es honesta, si tiene amor verdadero por las personas, si sus palabras y sus actos benefician y ayudan a los demás. (No). ¿Qué es, en realidad, la pretendida benignidad, el amor o la bondad que se está revelando aquí? Es todo fachada, todo falso. Esta fachada detrás del escenario tiene un propósito malvado ulterior: hacer que se adore e idolatre a esa persona. ¿Veis esto claramente? (Sí).
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único V