El punto de partida para temer a Dios es tratarle como tal
Hace un rato alguien formuló una pregunta: aunque nosotros sabemos más de Dios que Job, ¿cómo es que seguimos sin poder venerarle? Hablamos un poco sobre este asunto con anterioridad, ¿verdad? De hecho, también hemos discutido la esencia de esta pregunta; el hecho de que aunque Job no conocía a Dios entonces, igualmente lo trató como tal, y lo consideró el Señor de los cielos y la tierra y todas las cosas. Job no consideraba a Dios un enemigo, sino que lo adoraba como Creador de todas las cosas. ¿Por qué se resisten tanto a Dios las personas en la actualidad? ¿Por qué son incapaces de venerarle? Una de las razones es que Satanás las ha corrompido profundamente y, con su naturaleza satánica profundamente arraigada, las personas se han convertido en enemigas de Dios. Así pues, aunque crean en Él y lo reconozcan, siguen siendo capaces de resistirse y de oponerse a Él. La naturaleza humana determina esta circunstancia. La otra razón es que, a pesar de que creen en Dios, las personas sencillamente no lo tratan como tal, sino que consideran que Él se opone a la humanidad, lo ven como enemigo y sienten que no pueden reconciliarse con Él. Es así de simple. ¿No fue este el asunto que se abordó en nuestra sesión anterior? Pensad en ello: ¿no es esta la razón? Puede que poseas un cierto conocimiento de Dios, pero ¿qué conlleva exactamente este conocimiento? ¿Acaso no es esto de lo que está hablando todo el mundo? ¿No es lo que Dios te dijo? Tú solo estás familiarizado con los aspectos teóricos y doctrinales, pero ¿alguna vez has apreciado el verdadero rostro de Dios? ¿Tienes un conocimiento subjetivo? ¿Tienes conocimiento y experiencia prácticos? Si Dios no te lo hubiera dicho, ¿lo habrías sabido? Tu conocimiento teórico no representa el verdadero conocimiento. En pocas palabras, no importa lo mucho que sepas o cómo llegaste a saberlo, hasta que alcances un entendimiento real de Dios, Él será tu enemigo, y mientras no empieces a tratarlo de verdad como Dios, Él se opondrá a ti, porque eres una encarnación de Satanás.
Cuando estás con Cristo, quizás puedas servirle tres comidas al día o hacerle un té y atender Sus necesidades vitales; dará la impresión de que has tratado a Cristo como Dios. Cuando ocurre algo, los puntos de vista de las personas siempre son contrarios a los de Dios y estas son siempre incapaces de entender y aceptar el punto de vista de Dios. Aunque pueden llevarse bien con Él en lo superficial, esto no significa que sean compatibles con Él. En cuanto ocurre algo, emerge la verdad de la desobediencia de la humanidad, y así se confirma la hostilidad existente entre los humanos y Dios. Esta hostilidad no consiste en que Dios se oponga a los seres humanos o que quiera ser hostil hacia ellos; tampoco es que los ponga en oposición a Él y luego los trate en consecuencia. Más bien, es un caso en el que esta esencia contraria a Dios acecha en la voluntad subjetiva de los seres humanos y en su mente subconsciente. Ya que las personas consideran todo lo que viene de Dios como objetos a ser investigados por ellos, su respuesta a lo que procede de Él y hacia todo lo que Él implica consiste, sobre todo, en suponer, dudar y adoptar enseguida una actitud que entra en conflicto con Dios y se opone a Él. Poco después, trasladan un estado de ánimo negativo a los debates o luchas con Dios, y llegan al punto incluso de dudar si merece la pena seguir a un Dios así. A pesar de que su racionalidad les diga que no deberían proceder de esa manera, aun así escogerán hacerlo sin poder evitarlo, tanto, que continuarán hasta el final sin titubear. Por ejemplo, ¿cuál es la primera reacción que tienen algunas personas cuando oyen algún rumor o comentario difamatorio sobre Dios? Su primera reacción es preguntarse si esos rumores son ciertos o no y si existen o no, para luego adoptar una actitud de “esperar y ver”. Después empiezan a pensar: “No hay forma de verificar esto. ¿En verdad sucedió? ¿Es este rumor cierto o no?”. Aunque estas personas no lo están demostrando en apariencia, en su corazón ya han empezado a dudar y a negar a Dios. ¿Cuál es la esencia de esta clase de actitud y de este tipo de punto de vista? ¿Acaso no es la traición? Hasta que no se enfrentan con el asunto no puedes ver cuáles son las opiniones de estas personas; no parecen estar en conflicto con Dios y parece que no lo consideran un enemigo. Sin embargo, tan pronto como se enfrentan a un problema, se ponen de inmediato de parte de Satanás y se oponen a Dios. ¿Qué indica esto? ¡Señala que los humanos y Dios están en oposición! No es que Él considere a la humanidad Su enemiga, sino que la propia esencia de esta es hostil hacia Dios. Independientemente de cuánto tiempo haya seguido alguien a Dios o del precio que haya pagado, de cómo le alabe, de cómo evite resistirse a Él, de cuán afanosamente se inste a sí mismo a amarle, esa persona nunca logra tratar a Dios como tal. ¿No está esto determinado por la esencia de las personas? Si le tratas como Dios y crees sinceramente que lo es, ¿puedes seguir teniendo dudas sobre Él? ¿Puede tu corazón seguir albergando interrogantes relativos a Él? Ya no, ¿verdad? Las tendencias de este mundo son sumamente malvadas y esta raza humana también lo es. Entonces, ¿cómo podrías no tener ninguna noción sobre ellas? ¡Tú mismo eres sumamente malvado! Entonces, ¿cómo es que no tienes una noción al respecto? Sin embargo, unos cuantos rumores, un poco de difamación, pueden producir nociones enormes sobre Dios y llevar a que imagines muchas cosas, ¡lo que demuestra cuán inmadura es tu estatura! El simple “zumbido” de unos cuantos mosquitos y unas cuantas moscas repulsivas, ¿es suficiente para engañarte? ¿Qué clase de persona es esa? ¿Sabes lo que Dios piensa sobre tales personas? La actitud de Dios es, de hecho, muy clara respecto a Su forma de tratarlas: sencillamente les da la espalda. Su actitud consiste en no prestarles atención y en no tomar en serio a estas personas ignorantes. ¿Por qué? Porque en Su corazón Él nunca planeó ganar a estos que han prometido ser hostiles hacia Él hasta el final y que nunca han planeado buscar el camino de ser compatibles con Él. Estas palabras que he pronunciado tal vez hieran a algunos. Bien. ¿Estáis dispuestos a permitirme heriros siempre así? Independientemente de que lo estéis o no, ¡todo lo que digo es la verdad! Si siempre os hiero así y expongo vuestras cicatrices, ¿afectará eso la imagen elevada de Dios que albergáis en vuestro corazón? (No lo hará). Estoy de acuerdo en que no lo hará, porque simplemente no hay un Dios en vuestro corazón. El Dios elevado que habita en vuestro corazón —al que defendéis y protegéis fervientemente— simplemente no es Dios. Es, más bien, un producto de la imaginación humana; simplemente no existe. Por tanto, es mucho mejor que exponga la respuesta a este acertijo. ¿No pone esto toda la verdad al descubierto? El Dios real no es el que los seres humanos imaginan. Espero que todos podáis enfrentar esta realidad; os ayudará en vuestro conocimiento de Dios.
La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra