Si no tienes conocimiento de la obra de Dios, no sabrás cómo cooperar con Él. Si no conoces los principios de la obra de Dios, ni eres consciente de cómo obra Satanás en el hombre, no tendrás senda de práctica. La búsqueda con celo sola no te permitirá alcanzar los resultados que Dios exige. Esa forma de experiencia es parecida a la de Lawrence, que no hace distinción alguna y solo se centra en la experiencia, totalmente inconsciente de cuál es la obra de Satanás, cuál la del Espíritu Santo, en qué estado está el hombre sin la presencia de Dios y a qué clase de personas quiere perfeccionar Dios. Qué principios deberían adoptarse cuando se trata con diferentes tipos de personas, cómo comprender la voluntad de Dios en el presente, cómo conocer el carácter de Dios y a qué personas, circunstancias y era son dirigidas la misericordia de Dios, Su majestad y Su justicia; él no diferencia estas cosas. Si la gente no tiene múltiples visiones como fundamento para sus experiencias, entonces la vida es imposible y la experiencia lo es aún más; pueden seguir sometiéndose a todo y soportándolo como necios. Es muy difícil que las personas así sean hechas perfectas. Puede decirse que si no tienes ninguna de las visiones mencionadas más arriba esto es una prueba amplia de que eres un cretino, de que eres como una columna de sal siempre erigida en Israel. Tales personas son inútiles, ¡no sirven para nada! Algunas personas solo se someten siempre ciegamente, se conocen a sí mismas y usan su propia forma de comportarse cuando tratan con nuevos problemas, o utilizan la “sabiduría” para tratar con asuntos triviales que no son dignos de mención. Estas personas están desprovistas de discernimiento y es como si su naturaleza fuera resignarse a que se metan con ellas y siempre son iguales; nunca cambian. Las personas así son necias que no tienen discernimiento alguno. Nunca intentan adoptar las medidas adecuadas a las circunstancias ni a las distintas personas. La gente así no tiene experiencia. He visto a algunas personas que están atadas por su conocimiento de sí mismas que, cuando se enfrentan a personas poseídas por la obra de espíritus malignos, agachan la cabeza y confiesan sus pecados sin atreverse a levantarse y condenarlas. Y cuando se enfrentan a la obra obvia del Espíritu Santo, tampoco se atreven a obedecer. Creen que los espíritus malignos también están en las manos de Dios, y no tienen el mínimo valor para levantarse y resistirse a ellos. Estas personas avergüenzan a Dios, y son definitivamente incapaces de llevar cargas pesadas por Él. Tales necios no hacen distinción de ningún tipo. Esta forma de experiencia debería, por tanto, ser purgada, ya que es insostenible a los ojos de Dios.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Sobre la experiencia