I
Dios ha estado contigo
por varias primaveras y otoños.
Ha vivido contigo mucho tiempo.
¿Cuántos actos viles tienes ante Él?
Las palabras sinceras que dices,
hacen eco en los oídos de Dios.
Millones de tus propósitos son incontables,
se depositan en Su altar.
Pero ni dedicación, ni una gota de sinceridad
depositas en Su altar.
¿Dónde están los frutos de tu fe?
Has recibido la gracia infinita de Dios,
has visto Sus misterios celestiales.
Dios te ha mostrado las llamas del cielo,
pero no quiere quemarte.
¿Cuánto le has devuelto a Dios?
¿Cuánto le has dado voluntariamente?
II
Sosteniendo comida que Dios te dio, tú se la ofreces a Él,
diciendo que es tu recompensa por tu duro trabajo,
le has dado todo.
Cómo es que no sabes que todo lo que le das a Dios,
todas tus contribuciones,
son cosas que robaste de Su altar.
Ahora se las das a Dios.
¿No lo estás engañando?
Él disfruta de lo que hay en Su altar
y no de la recompensa que das.
Has recibido la gracia infinita de Dios,
has visto Sus misterios celestiales.
Dios te ha mostrado las llamas del cielo,
pero no quiere quemarte.
¿Cuánto le has devuelto a Dios?
¿Cuánto le has dado voluntariamente?
III
Si te atreves a engañar a Dios,
¿cómo puede perdonarte?
¿Cómo puede seguir Dios soportando?
Él te ha dado todo a ti.
Él ha abierto todo para ti.
Te ha dado lo que necesitas
y te ha abierto los ojos.
Pero tú ignoras tu conciencia y lo engañas.
Has recibido la gracia infinita de Dios,
has visto Sus misterios celestiales.
Dios te ha mostrado las llamas del cielo,
pero no quiere quemarte.
¿Cuánto le has devuelto a Dios?
¿Cuánto le has dado voluntariamente?
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”