I
Si quieres ser perfeccionado por Dios,
no basta con recorrer las calles
ni dedicarte por entero a Dios.
Mucho debes poseer para ser perfeccionado por Dios.
Cuando sufres, debes ser capaz
de no pensar en la carne, y no quejarte de Dios.
Cuando Dios se esconde, debes tener fe para seguirlo,
mantén tu amor, no dejes que se apague o muera.
Si quieres que Dios te use y te perfeccione,
debes poseerlo todo:
voluntad para sufrir, fe, resistencia,
obediencia, y experiencia de Su obra,
comprender Su voluntad, ser considerado con Su pesar.
Cada refinamiento que vives requiere de tu fe y tu amor.
II
No importa lo que Dios haga, debes aceptar Su plan.
Maldice a tu carne antes de quejarte de Él.
Complace a Dios en las pruebas,
incluso si lloras o pierdes lo que amas.
Esto es amor y auténtica fe.
No importa tu talla, debes tener auténtica fe,
voluntad de sufrir, y de abandonar la carne.
Debes estar dispuesto a soportar el dolor y la pérdida
para complacer la voluntad de Dios.
III
Debes tener corazón para arrepentirte
de no haber sido capaz de complacer a Dios en el pasado.
Nada te puede faltar, para que Dios pueda perfeccionarte.
Si te faltan estas cosas, ¡no puedes ser perfeccionado!
Si quieres que Dios te use y te perfeccione,
debes poseerlo todo:
voluntad para sufrir, fe, resistencia,
obediencia, y experiencia de Su obra,
comprender Su voluntad, ser considerado con Su pesar.
Cada refinamiento que vives requiere de tu fe y tu amor.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”