I
La gente hoy no valora a Dios.
Él no tiene lugar en su corazón.
Al llegar los días de dolor,
¿podrán mostrarle amor, verdadero amor?
¿Acaso el obrar de Dios no merece retribución?
¿Por qué el hombre no entrega su corazón?
¿Por qué se aferra a él, sin dejarlo ir?
¿Puede su corazón dar alegría y paz al porvenir?
II
La virtud del hombre no tiene forma o perfil.
No se puede ver ni tocar.
En el cuerpo humano, el tesoro con más valor
es lo que quiere Dios, es su preciado corazón.
¿Acaso el obrar de Dios no merece retribución?
¿Por qué el hombre no entrega su corazón?
¿Por qué se aferra a él, sin dejarlo ir?
¿Puede su corazón dar alegría y paz al porvenir?
III
¿Por qué razón cuando algo pide Dios,
puñados de tierra el hombre lanza a Él?
¿Es su ingenioso plan?
¿Acaso el obrar de Dios no merece retribución?
¿Por qué el hombre no entrega su corazón?
¿Por qué se aferra a él, sin dejarlo ir?
¿Puede su corazón dar alegría y paz al porvenir?
¿Puede su corazón dar alegría y paz al porvenir?
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”