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Mi moribundo hijo de un año fue maravillosamente protegido por Dios

En el primer recibimiento del evangelio, dudaba de la existencia de Dios

Un día de octubre de 2016, mi mamá y algunas hermanas de la iglesia venían a predicar el evangelio. Decían que los cielos y la tierra y todas las cosas habían sido creados por Dios y que el destino de la humanidad está en Sus manos… Exactamente no creía en sus palabras porque sostenía que el destino de cada uno estaba en sus propias manos. Pero estaría en contra de los sentimientos de mi madre, así que seguí sentado y escuchando a sus comunicaciones.

En el siguiente más de medio año, unas pocas hermanas de la iglesia vinieron y pacientemente compartieron la palabra de Dios conmigo. Con el pasar del tiempo, encontré que eran bastante buenas. Sus palabras y acciones eran muy decentes y eran muy amorosas con otros, diferente de la gente material que era abusiva, arrogante, y estaba en contra de los demás. Sus vidas empezaron a conmoverme poco a poco y comencé a absorber cierta información de la palabra de Dios que ellas me comunicaron; aún estaba dudoso acerca de la existencia de Dios, y sentí que las reuniones eran molestas. Cada día, tenía quehaceres en la casa que hacer. Además, tenía que cuidar a mis dos hijos y encargarme de mi clase de rehabilitación. Cada día estaba harto de esas cosas e incluso si tenía algún tiempo libre, siempre quería tener un descanso. Por estas razones, estaba indispuesta a gastar mi tiempo y energía creyendo en Dios, pero solamente creí verbalmente en Él; rara vez asistía a las reuniones o leía la palabra de Dios.

Mi hijo vivo de un año se encontraba en terrible peligro.

En enero 11 del 2018, cayó la primera nevada del año y fue sorprendentemente fuerte. Temprano en la mañana, abrí la puerta y vi que afuera estaba todo blanco y la nieve tenía de diez a veinte centímetros de profundidad. Solo porque estaba a punto de ir de compras, mi hijo de catorce meses Xiaobao, que comía cacahuetes, me daba lata con que lo abrazara. Viendo que me rehusaba a hacerlo, él perdió la calma de inmediato: echando su cabeza hacia atrás y rompiendo en llanto. Pero repentinamente, paró de llorar, lo cual me causo un gran alivio. A la vista de los pedazos de cacahuates en su boca, me di cuenta de que estaba atragantándose de cacahuates. Su cara se tornó roja, no podía llorar. Así que, me apresure a darle palmadas en la espalda y presionar su estómago, pero no funciono. Su boca y su cara comenzaron a volverse negra y azul. Luego entonces, lo socorrí asomándome dentro de su garganta para ver si podía remover los cacahuates de su garganta, pero tampoco funcionó. Viendo que no iba a librarla, me sentí tan ansioso y asustado para soltar un grito y comenzar a llorar. En pánico, de repente pensé en Dios, y lloraba a Dios que me ayudara, ¡“Oh Dios! Por favor salva a mi hijo. No lo va a lograr”. Mientras lloraba, le di unas palmaditas en la espalda. En ese momento, mi esposo se puso tan nervioso y asustado que empezó a llorar y se apresuró a llamar a una ambulancia.

Continuamente le imploraba a Dios desde mi corazón porque llore, aun mi hijo no mostraba signos de mejoría; su cuerpo estaba flácido y sus dientes se apretaron. Temerosa de que probablemente mordería su lengua, me apresure a poner mi dedo entre sus dientes. En ese momento, algunos vecinos llegaron a ver lo que sucedía, pero pudiendo hacer nada para ayudarnos. Viendo la condición de mi hijo, la pesada nieve allá afuera, y el camino resbaloso, comencé a desesperarme, sentía como si un cuchillo se enterraba en mi corazón. Estaba temblando, llorando fuertemente y gritando una y otra vez, “Xiaobao no me asustes. Mejórate por favor”.

Mi hijo se encontraba en una condición crítica, ya nada podía hacer.

Momentos después, pronto un vecino nos socorrió. Mi esposo y yo llevamos a nuestro hijo dentro del auto. El vecino nos previno de no manejar tan rápido por la densa nieve en el camino. Todo el camino hacia el hospital, la mandíbula de mi hijo estaba bloqueada, y mantenía mi dedo entre sus dientes. Aunque el mordía mi dedo y la sangre corría, no me atrevía a sacarlo de su boca y solamente podía seguir rezándole a Dios dentro de mi corazón. Después, su cara parecía dejar de ponerse azul, pero su condición no mejoraba aún. Después de tener tan duros momentos para llegar al centro, nos subimos a la ambulancia. Sin embargo, encarando la condición de mi hijo, los doctores en la ambulancia no podían hacer nada sino ver cómo iba de mal en peor.

Después de llegar al hospital, mi hijo fue llevado a la sala de emergencia y pensé que ahora podía salvarse. Pero inesperadamente, después de diez minutos, el doctor nos dijo que la condición de mi hijo era muy seria, y que ellos no podían hacer nada al respecto. Nos aconsejaron llevarlo al hospital de la ciudad. Esta noticia me golpeó como un trueno en el claro cielo. Son dos horas manejando desde aquí al hospital de la ciudad. Además, continuaba nevando y podría haber algún retraso en el camino. ¿Estaba mi hijo, ya en tan peligrosa y crítica condición, cuanto más tomará? Viéndolo recostado en la mesa de operación en la sala de emergencia con solo su garganta moviéndose con dificultad. Caí de inmediato, y luego me recosté sobre el asiento al lado de la puerta, entre en llanto. ¡Cómo desearía aguantar su tortura en lugar de él! Pero en este punto, sentía que era tan pequeña que no podía hacer nada. No podría sufrir en su nombre, mucho menos salvarlo, ni siquiera el doctor podía hacerlo. ¡Todo lo que podía hacer era rezarle a Dios constantemente desde mi corazón, “Dios! Tu eres todopoderoso. Podrías salvar a este pobre niño. Él solamente tiene un año de edad…”

Encontrándome con las fallas en el camino al hospital de la ciudad.

Después, el hospital nos pidió que nos apuraramos a llevar a nuestro hijo al hospital de la ciudad, aunque ellos se rehusaron a llevarnos ahí en ambulancia, así que fuimos obligados a buscar una camioneta privada. Cuando encontramos uno, inmediatamente nos subimos y le dije al conductor que se se diera prisa y se dirigiera al hospital de la ciudad. Fue difícil manejar sobre el camino nevado, Como era difícil conducir por un camino nevado, no me atrevía a pedirle que condujera más rápido y todo lo que podía hacer era rezar a Dios continuamente en mi corazón mientras lloraba. En el camino, aunque mi hijo siguió apretando sus dientes, sus ojos seguían abiertos y sus globos oculares sin movimiento alguno, exceptuando su cara, que ya no estaba azul. Sentándome a lado de él, realmente me negaba a no mirar su cara y tampoco podía soportar verlo. Cada segundo parecía tan largo y ellos seguían manteniéndome en suspenso.

La condición de mi hijo estaba empeorando sin embargo no estábamos ni a mitad del camino del hospital de la ciudad. Cuando casi caía en la desesperación, recordaba que cuando Job encaró los juicios y perdió todos sus hijos, el no maldijo a Dios, en cambio, el dijo: “Jehová dió, y Jehová quitó: sea el nombre de Jehová bendito.” (Job 1:21). Luego pensé acerca de mi misma. Cuando veía a mi hijo en esa condición, vivía con timidez y miedo. ¿Alguna vez tuve fe en Dios? De la experiencia de Job, entendí que mi hijo fue dado por Dios. Entonces rece: ¡“O Dios! La vida de mi hijo está en Tus manos. Respecto a si Tú te lo llevarás o no, aceptare Tus condiciones sin queja alguna, porque el me fue dado por Ti”.

En el camino, mi esposo había estado tratando de contactar al hospital y a una ambulancia, pero ninguno, nadie respondió el teléfono, ni nadie de los que contestaron nos pedía contactar otros números, lo cual fue absolutamente una pérdida de tiempo. Al ver que estábamos tan angustiados, que el conductor nos dio el teléfono de una cabecera del departamento de Otorrinolaringología en el hospital Central y nos dijo que él había una vez que tratado a muchos pacientes como Xiaobao directamente ahí. Después de ir directamente con el jefe de departamento, él nos dijo que necesitábamos llevar a nuestro hijo ahí tan pronto como fuera posible y que ellos se prepararían para la operación de inmediato. Entonces el chofer nos llamó una ambulancia. Una vez que llegó, fuimos apresuradamente transferidos al hospital.

No sabía si fue porque mucho de aquí o de allá o porque mi hijo realmente no pude aguantar más desde que empezó con las burbujas en la boca. Los paramédicos dijeron que él estaba teniendo convulsiones y estaba muriendo, así que ellos nos aconsejaron enviar a mi hijo al hospital más cercano para prevenir su condición de que empeorara. En ese momento, empecé a gemir con ansiedad, sin saber qué hacer, mientras mi esposo insistía en que nuestro hijo debe ser enviado al hospital central. Entonces las sirenas se apagaron y llegamos finalmente. Cuando mi esposo puso a nuestro hijo en la mesa de operación, el doctor dijo: “Me temo que su hijo no va a lograrlo, pero intentaremos por todos los medios para salvarlo”. Al escuchar esto, los dos mi esposo y yo caímos en llanto. Los segundos pasaban mientras esperábamos afuera del cuarto de operación. Sentía conflicto dentro de mí: Esperaba saber la condición de mi hijo tan pronto como fuera posible, pero mientras tanto, estaba atemorizada de descubrir, que serían malas noticias…

Tengo fe en la verdad de Dios, vi un cambio en la condición de mi hijo

Unos minutos después, el doctor salió de la sala de operación, y dijo: “Aunque ya hemos removido los cacahuates del cuerpo de su hijo, la prolongada privación de oxígeno ciertamente causará algunas heridas a su cerebro y corazón. La probabilidad es que su cerebro muera o su corazón falle y muera. Así que, deben prepararse para esto”. Al escuchar las palabras del doctor, que me aferré a un poco de esperanza hace un momento, de inmediato me rendí. En ese momento, pensé en una experiencia similar que una hermana me dijo y también de lo que la palabra de Dios dice: “Todas las cosas, vivas o muertas, cambiarán, se transformarán, se renovarán y desaparecerán, de acuerdo con los pensamientos de Dios”. ¡Entonces rece: “Oh Dios! Todo está en Tus manos, y el doctor también está en Tus manos. Los que dice no cuenta, solo lo que Tú digas cuenta. Hoy, si mi hijo lo lograra o si mi hijo estaría tan sano como antes es todo decido por Ti.

Sin más, la operación de mi hijo terminó y él seguía bajo observación en la sala. El doctor dijo: “Ahora su hijo no ha despertado aún. Cuando él despierte, observen si llorará o no. Si él llora, muestra que su condición no será seria”. Que pase más de una hora, mi hijo despertó abriendo sus ojos, se veía completamente despierto. Cuando lo llamé suavemente por su nombre, el reacciono y también supo resistir por algo. Cuando le pregunté si le gustaría beber algo de agua, él supo negar con su cabeza. Viendo esto, mi corazón estaba finalmente un poco liberado. Le agradecí a Dios y no pude contener las lágrimas de la emoción. Poco después, él comenzó a llorar y finalmente se alivió.

Apreciando la magnificencia de Dios y conociendo su soberanía

El doctor me preguntó por cuánto tiempo mi hijo estaba asfixiado por los cacahuates. Después de acomodarme y pensar acerca de esto, le dije al doctor que duraba casi cinco horas, desde cuando mi hijo empezó a ahogarse con los cacahuates a cuando el salió de peligro. Aquel doctor me dijo que mi hijo había tenido cacahuates atorados en ambos pulmones, con la mitad de un cacahuate atorado en un pulmón y otra mitad más pequeña en el otro pulmón. Él dijo: “Sin oxígeno, un adulto puede seguir vivo por diez minutos a lo mucho y un niño por seis minutos. Habiendo estado en tan crítica condición por tanto tiempo, su hijo realmente lo logró. ¡Que niño tan afortunado es!”

En los siguientes pares de días, mi hijo tuvo una buena recuperación. La enfermera que le puso el suero a mi hijo dijo: “Cada año, llevamos a algunos niños que como Xiaobao, tuvieron objetos extraños en sus tráqueas. Y que siempre hay algunos de ellos que no pueden ser salvados Previamente, un niño de un año que vivió en la ciudad atragantándose con la salsa. Lo tomó su familia solo cinco minutos para llegar aquí; Cuando ellos llegaron, él ya había muerto. Ella también dijo que fue realmente raro conocer a alguien como Xiaobao quien estaba en una condición crítica y que había tenido tan buena recuperación. Mientras mi hijo estaba en el hospital, la gente seguía viniendo a verlo. Porque su condición era extremadamente crítica y seria cuando nosotros llegamos al hospital, casi todos los doctores y pacientes del mismo piso sabían acerca de esto. Ellos quedaron sorprendidos de que mi hijo se hubiese salvado y le dijeron a él que era realmente afortunado. Cada vez que los escuchaba decir así, ofrecería mis agradecimientos a Dios desde mi corazón porque sabía que todo esto era debido a Su cuidado y protección.

Después de estar bajo observación por algunos días, mi hijo estaba un poco débil y caminaba tambaleándose. El día anterior él fue dado de alta del hospital, viéndolo flaquearse cuando caminaba me sentí abrumada de nuevo. Le pregunté al doctor: “¿Su tambaleo es resultado de estar tan débil o su sentido de balance está afectado?” El doctor dijo: “El escáner CT muestra que su cerebro es más o menos inafectado y esta normal. Pero sigue siendo difícil de decir, y la herida es poco notable para el escáner CT”. Las palabras del doctor me dieron más ansiedad: ¿Qué tal si la herida le había dejado una marca a mi hijo y caminaría inestablemente? Por esta razón, perdí el sueño y el apetito, y continuamente le rezaba a Dios que protegiera a mi hijo. Al tercer día después de dejar el hospital, él finalmente camino tan establemente como antes. Esto provocó que mi corazón se liberara completamente. ¡Gracias a Dios! Fue majestuoso Dios el que le dio a Xiaobao una segunda vida. ¡Todo esto fue el gran amor de Dios!

Descubriendo mi mente para seguir la verdad de Dios

Repitiéndome en mi mente lo que había pasado en estos pocos días, estuve abrumada con emoción: Como dice el dicho, “Los accidentes pasan, la vida es impredecible.” Nadie sabe lo que pasará en el siguiente respiro, y uno no puede predecirlo. No habría creído en Dios y ido ante el. Realmente no lo supe lo que habría de pasarle a mi hijo, y sería también imposible para mi familia tener que dormir también como ahora. Gracias a Dios por Su cuidado y protección a Xiaobao. Él ha salvado no solo la vida de Xiaobao, sino a toda mi familia, Recordé que durante este período de tiempo, estaba siempre ocupada haciendo quehaceres y cuidando a mis dos hijos, también yendo a trabajar. Así que rara vez leía ordinariamente la palabra de Dios, me desagradaba rezar y asistir a reuniones, nunca había considerado mi creencia hacía Dios lo más grandiosa cosa, y a veces tenía mis dudas acerca de la existencia de Dios. Realmente era tan corrupta y rebelde. Pero Dios ignoraba como lo desobedecía y Él seguía protegiendo y siguiendo a Xiaobao en el momento crítico, así que Xiaobao podía escapar del peligro. El amor de Dios es realmente inmenso. Esta experiencia me hizo sentir verdaderamente que Dios estaba conmigo y que en verdad veía su maravilla y magnificencia, y, además, alargaba mi resolución para creer en Él. ¡De ahora en adelante, creeré tempranamente en Dios y cumpliré bien con mi deber para pagar Su amor!

Una vez durante una reunión, después de escucharme relatando este peligroso accidente, hermanos y hermanas todos agradezcan a Dios por Su maravillosa protección. Entonces una hermana me leyó un pasaje de la palabra de Dios: “Dios creó este mundo y trajo a él al hombre, un ser vivo al que le otorgó la vida. Después, el hombre tuvo padres y parientes y ya no estuvo solo. Desde que el hombre puso los ojos por primera vez en este mundo material, estuvo destinado a existir dentro de la predestinación de Dios. El aliento de vida proveniente de Dios sostiene a cada ser vivo hasta llegar a la adultez. Durante este proceso, nadie siente que el hombre esté creciendo bajo el cuidado de Dios. Más bien, la gente cree que lo hace bajo el amor y el cuidado de sus padres y que es su propio instinto de vida el que dirige este crecimiento. Esto se debe a que el hombre no sabe quién le otorgó la vida o de dónde viene esa vida, y, mucho menos, la manera en la que el instinto de la vida crea milagros”.

Ella siguió diciendo, “Todo en los cielos y la tierra y todas las cosas que fueron hechas por Dios. Dios nos daba nuestras vidas, y también las vidas de nuestros hijos. Aunque Dios los da a los padres para cuidar a sus hijos sin embargo en realidad, todos los niños crecen bajo el cuidado de Dios. Es Dios el que gobierna sobre sus destinos, su salud, sus vidas y muertes, sus fortunas y sus desgracias no están todas en las manos de sus padres. Pero, siendo arrogantes y ciegos a Dios, nosotros los humanos normalmente decimos, ‘El destino de cada uno está en su propia mano’. ¿No somos tan irracionales? Esta experiencia tuya nos permite saber estos aspectos de la verdad como Dios es la fuente de la vida humana y que el destino de la misma es controlado por Sus manos, y para confirmar entre nuestro corazón que la palabra de Dios es verdadera y confiable”.

Después de escuchar su comunicación, recordé que en el pasado, en mi devoción a Dios, meramente sabía que Dios gobierna nuestros destinos en palabra, sin confirmar esto desde mi corazón. Aunque la hermana había leído este pasaje de la palabra de Dios para mi anteriormente, no me lo tome en serio. Fue solamente que a través de esta experiencia que en verdad inferí sus implicaciones profundas. Cuando mi hijo estaba en crisis, los doctores y yo estuvimos sin poder salvarlo. Pero cuando en verdad miré a Dios y confié en desesperación, vi Sus maravillosas obras. Es Dios el que le permitió a mi hijo escapar del peligro y darle una segunda vida. Esto me hizo verdaderamente sentir que Dios es nuestro única confianza. ¡Luego, abrí mi mente para seguir a Dios y estaba dispuesta a dar el paso de creer en Dios y siguiéndolo, para buscar la verdad, y cumplir bien con mi deber para pagar su amor!

Más tarde, activamente asumía tareas de hospedaje. Habiendo visto el gran poder de Dios y maravillar sus escritos, ambos mi esposo y mi suegra apoyan mi creencia en Dios. Agradezco y alabo a Dios desde lo más profundo de mi corazón. ¡Toda la gloria sea para Dios Todopoderoso!

Some Scriptures taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation

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