El reino de Cristo es mi acogedor hogar, pertenece a todo el pueblo de Dios.
Cristo camina y habla en la iglesia y vive junto con el pueblo de Dios.
El juicio y castigo de las palabras de Dios está aquí,
al igual que la obra del Espíritu Santo.
Las palabras de Dios nos riegan, nos proveen y guían, y nuestras vidas crecen.
Este es el reino gobernado por Cristo, un mundo ecuánime y justo.
El reino de Cristo es mi acogedor hogar, muy preciado para el pueblo de Dios.
Las palabras de Dios reinan en la iglesia,
obramos de acuerdo con la verdad y ensalzamos a Cristo en nuestros corazones.
Ya no hay más luchas internas ni intrigas, ya no hay que defenderse ni temer nada.
Cristo es donde reposa el alma del hombre, ya no tengo que deambular más.
Este es el reino de Dios que el pueblo ansía, es el hogar tranquilo de la humanidad.
El reino de Cristo es mi acogedor hogar, todo el pueblo de Dios lo valora.
Aquí experimento el juicio y las pruebas de Dios,
y mi carácter corrupto se purifica y cambia.
Aquí están mi alegría y mis risas, la historia de mi crecimiento,
y también mis silenciosas palabras a Dios.
Aquí están mis inolvidables recuerdos,
una prueba del precio que paga Dios.
Todo aquí me conmueve, no hay palabras que expresen esta sincera devoción.
Cristo de los últimos días, te amo, eres tan hermoso.
Tú me has concedido este hogar acogedor.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”