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Palabras diarias de Dios: Las tres etapas de la obra | Fragmento 33 Palabras diarias de Dios: Las tres etapas de la obra | Fragmento 33
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Palabras diarias de Dios: Las tres etapas de la obra | Fragmento 33

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En esta etapa final de la obra, los resultados se logran a través de la palabra. A través de la palabra, el hombre llega a entender muchos misterios y la obra que Dios ha llevado a cabo a lo largo de generaciones pasadas; a través de la palabra, el Espíritu Santo esclarece al hombre; a través de la palabra, el hombre llega a entender los misterios nunca antes desvelados por las generaciones pasadas, así como la obra de los profetas y apóstoles de tiempos pasados, y los principios por los que obraron; a través de la palabra, el hombre también llega a comprender el carácter de Dios mismo, así como la rebeldía y la resistencia del hombre, y llega a conocer su propia esencia. A través de estos pasos de la obra y de todas las palabras habladas, el hombre llega a conocer la obra del Espíritu, la obra que lleva a cabo la carne encarnada de Dios, y, además, la totalidad de Su carácter. Tu conocimiento de la obra de gestión de Dios a lo largo de seis mil años también lo obtuviste a través de la palabra. ¿No obtuviste también a través de la palabra el conocimiento de tus antiguas nociones y tu éxito al hacerlas a un lado? En la etapa anterior, Jesús obró señales y maravillas, pero no hay ni señales ni maravillas en esta etapa. ¿No obtuviste también a través de la palabra tu entendimiento de por qué Dios no revela señales y maravillas? Por tanto, las palabras habladas en esta etapa sobrepasan la obra realizada por los apóstoles y los profetas de generaciones pasadas. Ni siquiera las profecías hechas por los profetas podrían haber conseguido este resultado. Los profetas sólo hablaron de profecías, de lo que acontecería en el futuro, pero no de la obra que Dios deseaba hacer en ese momento. Tampoco hablaron para guiar a la humanidad en su vida, para conferirle verdades o para revelarle misterios, y, mucho menos, para otorgar vida. En las palabras habladas en esta etapa hay profecía y verdad, pero las mismas sirven principalmente para otorgarle vida al hombre. En el presente, las palabras son diferentes a las profecías de los profetas. Esta es una etapa de la obra para la vida del hombre, para cambiar su carácter de vida y no en aras de hablar profecías. La primera etapa fue la obra de Jehová: Su obra consistió en preparar una senda para que el hombre adorara a Dios en la tierra. Fue la obra de inicio para encontrar un lugar de origen para la obra en la tierra. En aquella época, Jehová enseñó a los israelitas a observar el Sabbat, honrar a sus padres y vivir pacíficamente los unos con los otros. Esto se debió a que las personas de esa época no entendían qué constituía al hombre ni cómo vivir en la tierra. Era necesario que, en la primera etapa de la obra, Él guiara a la humanidad sobre cómo llevar su vida. La humanidad no había conocido ni poseído previamente todo lo que Jehová le dijo. En aquella época, Dios levantó a muchos profetas para que hablaran profecías, y todos lo hicieron así bajo la guía de Jehová. Esto era, simplemente, un elemento en la obra de Dios. En la primera etapa, Dios no se hizo carne, por lo que instruyó a las tribus y naciones por medio de los profetas. Cuando Jesús llevó a cabo obra en Su época, no habló tanto como en el presente. Esta etapa de la obra de la palabra en los últimos días nunca se ha hecho antes en eras y generaciones pasadas. Aunque Isaías, Daniel y Juan pronunciaron muchas profecías, estas fueron totalmente diferentes a las palabras habladas ahora. Lo que ellos pronunciaron fueron sólo profecías, pero las palabras actuales no lo son. Si Yo convirtiera en profecía todo lo que hablo, ¿seríais capaces de entender? Si de lo que hablo fuera de asuntos posteriores a haberme marchado, entonces ¿cómo obtendrías entendimiento? La obra de la palabra nunca se llevó a cabo en la época de Jesús ni en la Era de la Ley. Quizás algunos dirán: “¿No pronunció palabras Jehová también en la época de Su obra? Además de curar enfermedades, echar fuera demonios y obrar señales y maravillas, ¿no pronunció Jesús también palabras en ese tiempo en el que obró?”. Existen diferencias en cómo se hablan las palabras. ¿Cuál fue la esencia de las palabras pronunciadas por Jehová? Él sólo estaba guiando a la humanidad sobre cómo llevar su vida en la tierra, sin involucrarse en los asuntos espirituales de la vida. ¿Por qué se dice que, cuando Jehová habló, fue para instruir a las personas de todas partes? La palabra “instruir” significa decir explícitamente y ordenar directamente. Él no proveyó de vida al hombre; más bien, lo tomó simplemente de la mano y le enseñó cómo venerarlo, sin seguir mucho el camino de las parábolas. La obra que Jehová llevó a cabo en Israel no tenía como objetivo ocuparse del hombre ni disciplinarlo, o implementar el juicio y el castigo; era guiarlo. Jehová le ordenó a Moisés que dijese a Su pueblo que recogiera maná en el desierto. Cada mañana antes del amanecer, debían recoger maná, únicamente lo suficiente para comer ese día. El maná no podía guardarse para el día siguiente, porque enmohecería. Él no daba sermones a las personas ni exponía su naturaleza, y tampoco sus ideas y sus pensamientos. No cambió a la gente, sino que la guió sobre cómo llevar su vida. En esa época, las personas eran como unos niños; no entendían nada y solo podían realizar movimientos mecánicos básicos; por ello, Jehová sólo decretó leyes para guiar a las multitudes.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)

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