I
Con Su autoridad, el Creador
proporciona vitalidad a objetos que parecen estáticos,
para que nunca desaparezcan.
A los seres vivientes da el instinto de multiplicarse,
para que nunca se extingan.
Las leyes y principios de supervivencia
pasan de generación en generación,
todo esto da el Creador.
Nadie puede reemplazar la identidad del Creador.
Ningún ser creado puede reemplazar Su autoridad,
inalcanzable para todo ser no creado.
El Creador, el Creador.
II
El Creador ejerce Su autoridad
en niveles micro y macro sin limitarse a forma alguna.
Él ordena la acción del universo,
es soberano de la vida y la muerte,
maneja las cosas para que le sirvan,
controla montañas, ríos y lagos.
Él lo gobierna todo y provee todo lo necesario.
Todo esto hace el Creador.
Nadie puede reemplazar la identidad del Creador.
Ningún ser creado puede reemplazar Su autoridad,
inalcanzable para todo ser no creado.
El Creador, el Creador.
III
La autoridad del Creador es única,
su manifestación entre todas las cosas
perdura más allá de sólo una vida.
Nunca cesará, es eterna y no descansará.
No puede fallar, nadie la puede dañar,
nadie ni nada la puede cambiar,
nadie ni nada le puede agregar,
nadie ni nada le puede quitar.
Todo esto muestra el Creador.
Todo esto muestra el Creador.
Nadie puede reemplazar la identidad del Creador.
Ningún ser creado puede reemplazar Su autoridad,
inalcanzable para todo ser no creado.
El Creador, el Creador.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”
