Reflexionar sobre las palabras de Dios, y orar sobre ellas al tiempo que se comen y se beben Sus actuales palabras es el primer paso para estar en paz delante de Dios. Si de verdad puedes estar en paz delante de Dios, entonces el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo estarán contigo. Toda vida espiritual se logra al estar en paz en la presencia de Dios. Al orar, debes estar en paz ante Él, y solo entonces te podrá mover el Espíritu Santo. Cuando estás en paz delante de Dios cuando comes y bebes Sus palabras, puedes ser esclarecido e iluminado, y puedes alcanzar verdadero conocimiento de las palabras de Dios. Cuando, en tus actividades habituales de meditación y comunión, y de acercarse a Dios de corazón, llegas a estar en paz en la presencia de Dios, podrás disfrutar de una cercanía genuina con Él, tener un entendimiento genuino de Su amor y de Su obra, y mostrar consideración y afecto verdaderos por Sus intenciones. Cuanto más capaz seas normalmente de estar en paz delante de Dios, más esclarecido podrás ser, y más capaz de entender tu propio carácter corrupto, de qué careces, a qué deberías entrar, qué función debes ejercer, y dónde están tus defectos. Todo esto se logra al estar en paz en la presencia de Dios. Si, al estar en paz delante de Dios, alcanzas de verdad profundidad, podrás ser capaz de entender ciertos misterios del espíritu, comprender lo que Dios desea llevar a cabo en ti hoy, captar más profundamente Sus palabras, la esencia, la sustancia y el ser de ellas, y ver la senda de práctica de manera más clara y precisa. Si no alcanzas suficiente profundidad al estar en paz en tu espíritu, el Espíritu Santo solo te moverá un poco, te sentirás fortalecido por dentro y cierto grado de placer y paz, pero no podrás entender nada más profundo. He dicho antes que, si uno no usa toda la fuerza, le resultará difícil escuchar Mi voz o contemplar Mi rostro. Esto se refiere a alcanzar profundidad en la paz delante de Dios y a hacer esfuerzos superficiales. Una persona que de verdad puede estar en paz en presencia de Dios es capaz de liberarse de todas las ataduras mundanas y lograr posesión por Dios. Todas las personas incapaces de estar en paz en presencia de Dios son, sin lugar a duda, disolutas y desenfrenadas. Todos los que son capaces de estar en paz ante Dios son los piadosos delante de Él, que anhelan a Dios. Solo los que están en paz ante Dios y dan valor a la vida, a hablar en comunión en el espíritu, tienen sed de las palabras de Dios y persiguen la verdad. Los que no valoran estar en paz delante de Dios, y no lo practican, son personas vanas y superficiales atadas al mundo y sin vida; aunque afirmen creer en Dios, solo lo hacen de labios para afuera. Aquellos a los que Dios perfecciona y completa en última instancia son personas que pueden estar en paz en Su presencia. Por tanto, los que están en paz delante de Dios son personas agraciadas con grandes bendiciones. Las personas que durante el día dedican poco tiempo a comer y beber las palabras de Dios, que están completamente preocupadas por los asuntos externos, y que valoran poco entrar en la vida, son todas unas hipócritas sin perspectiva de crecimiento en el futuro. Los que pueden estar en paz delante de Dios y pueden tener una comunión genuina con Él, son Su pueblo.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Acerca de acallar el corazón delante de Dios
SÓLO AQUELLOS QUE GUARDAN SILENCIO ANTE DIOS SE CENTRAN EN LA VIDA
I
Los que pueden guardar silencio ante Dios son los que pueden librarse de ataduras y dejar que Dios habite en ellos. Los incapaces de guardar silencio ante Dios son personas disolutas, desenfrenadas, son totalmente autocomplacientes. Los que guardan silencio ante Dios son los devotos que anhelan a Dios. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los que se preocupan por la vida y la comunión en espíritu. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los sedientos de la palabra de Dios, los que buscan la verdad.
II
Los que descuidan guardar silencio ante Dios, que no lo practican, son personas inútiles totalmente atadas a lo mundano. No tienen vida, no tienen vida. Aunque afirmen que creen en Dios, no es cierto, son palabras vacías fáciles de decir. A los que guardan silencio, Dios los perfecciona. Son agraciados con mil bendiciones. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los que se preocupan por la vida y la comunión en espíritu. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los sedientos de la palabra de Dios, los que buscan la verdad.
III
Los que no se alimentan de Sus palabras, no se preocupan por entrar en la vida, y les importan otros asuntos, son unos hipócritas sin futuro. El pueblo de Dios está en comunión con Él y guarda silencio ante Él. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los que se preocupan por la vida y la comunión en espíritu. Los que guardan silencio, silencio ante Dios son los sedientos de la palabra de Dios, los que buscan la verdad.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”