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Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 441

251 17/10/2020

Al equiparte para la vida, debes centrarte en comer y beber de las palabras de Dios y saber hablar del conocimiento de Dios, de tus puntos de vista sobre la vida humana y, en especial, de tu conocimiento de la obra realizada por Dios en los últimos días. Puesto que buscas la vida, debes dotarte de estas cosas. Cuando comas y bebas de las palabras de Dios, deberás comparar con ellas la realidad de tu estado. Es decir, cuando descubras tus defectos en el transcurso de tu experiencia real, deberás saber encontrar una senda de práctica y dar la espalda a tus motivaciones y nociones incorrectas. Si siempre te esfuerzas por estas cosas y pones todo tu corazón en lograrlas, tendrás una senda que seguir, no te sentirás vacío y, por tanto, podrás mantener un estado normal. Solo entonces serás una persona que soporta una carga en la vida, que tiene fe. ¿Por qué algunas personas, tras leer las palabras de Dios, no saben ponerlas en práctica? ¿No es porque no comprenden las cosas más cruciales? ¿No es porque no se toman la vida en serio? No comprenden las cosas cruciales ni tienen una senda de práctica porque, cuando leen las palabras de Dios, no saben relacionar su propio estado con ellas ni dominarlo. Algunos dicen: “Leo las palabras de Dios, relaciono mi estado con ellas y sé que soy corrupto y poco apto, pero soy incapaz de satisfacer la voluntad de Dios”. Tan solo has visto la superficie; hay muchas cosas reales que no conoces: cómo dejar de lado el goce carnal y la mojigatería, cómo cambiar, cómo entrar en estos asuntos, cómo mejorar tu aptitud y por qué aspecto comenzar. No entiendes más que algunas cosas superficiales y lo único que sabes es que sí eres muy corrupto. Cuando te reúnes con tus hermanos y hermanas, hablas de lo corrupto que eres y parece que te conoces y soportas una enorme carga en la vida. De hecho, tu carácter corrupto no se ha transformado, lo que demuestra que no has encontrado la senda de práctica. Si diriges una iglesia, debes comprender los estados de los hermanos y hermanas y señalárselos. ¿Valdrá con decir simplemente “¡Sois desobedientes y retrógrados!”? No, debes hablar, en concreto, de cómo manifiestan su condición de desobedientes y retrógrados. Debes hablar de sus estados de desobediencia, de sus conductas desobedientes y de sus actitudes satánicas, y hacerlo de tal manera que se convenzan por completo de la verdad de tus palabras. Usa hechos y ejemplos para dejar las cosas claras, diles exactamente cómo pueden liberarse de su conducta rebelde y señálales la senda de práctica; así se convence a la gente. Solo los que hacen esto pueden guiar a otros; ellos son los únicos poseedores de la realidad de la verdad.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Práctica (7)

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