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Testimonios Cristianos-Es Dios quien protege mi vida en los momentos de peligro

En junio de 2008, mi madre aceptó el evangelio del reino de Dios. En ese año, yo tenía diecisiete años y acababa de graduarme en la escuela secundaria superior, cuando yo era muy joven y me sentía orgulloso. Mi madre con frecuencia me decía: "El hombre fue creado por Dios. Dios controla el destino de todos nosotros. Debes confiar en Dios cuando estés en dificultades ...". Mi corazón nunca hacía caso de las indicaciones de mi madre, porque yo pensaba que podía controlar mi propio destino. Sin embargo, un suceso inesperado hizo despertar a mi mente confundida.

Era un día de septiembre de 2008, cuando mi tío Zhang, vecino mío, me pidió que fuera con él para entregar mercancías en otro lugar. Yo estuve de acuerdo y me sentía feliz. Cuando terminamos las entregas y volvíamos, ya era de noche. Después de un día tan ocupado, me sentí soñoliento, yo iba en el asiento al lado del conductor, recliné el asiento hacía atrás, quedándome dormido. Yo incluso olvidé ponerme el cinturón de seguridad. Aproximadamente una hora más tarde, abrí los ojos y eché un vistazo para saber qué hora era. Eran las once de la noche. Nuestro camión aún circulaba por la autopista. Vi que él cuenta kilometro marcaba ochenta kilómetros por hora de velocidad. Pensé: Una hora más de viaje y llegaremos a casa. Luego cerré los ojos otra vez. Por extraño que parezca, cerré los ojos, pero no me dormí de inmediato, un extraño pensamiento vino a mi mente: el tío Zhang me dijo que ayer que jugó al Mahjong y que no regresó a casa hasta muy entrada la noche. Hoy ha conducido durante todo un día. ¿No estará cansado? Pensando en esto, abrí mis ojos borrosos y observé que el tío Zhang sostenía el volante, con la vista al frente. Como estaba oscuro, no pude ver sus ojos. Eché un vistazo al frente para ver por dónde íbamos circulando. Nuestro camión iba circulando por el carril central, y a unos trescientos metros delante de nosotros iba un camión de tamaño mediano. Vi que nuestro camión se acercaba cada vez más. De repente, me di cuenta de que no manteníamos una distancia segura de él, y mi corazón comenzó a latir muy rápido. Estaba tan asustado que abrí la boca y grité en voz alta: "¡Tío!" Luego, sentí un fuerte estruendo, y en un momento todo se volvió negro ante mis ojos. Sentí que todo mi cuerpo volaba, me zumbaba la cabeza, mis oídos escuchaban unos sonidos como pitidos agudos, todo era confuso y todo se estrellaba contra la cabina del camión. El impacto fue muy violento, me hacía sentir que todo me daba vuelta, me sentía mal, con vértigos y mareado. El pánico, me hizo recordar las palabras habituales que mi madre me decía: "invoca a Dios cuando te encuentres en dificultades". En ese momento, desesperadamente grité en mi corazón: "¡Oh Dios! ¡Por favor rescátame"! Luego me desmayé.

Un accidente de tráfico

Esta imagen es solo para referencia.

Cuando desperté no sabía cuánto tiempo había pasado. Mi cerebro estaba en blanco y aturdido, y pensé: ¿Dónde estoy? ¿Qué diablos está pasando? Del bolsillo saqué mi teléfono móvil y encendí su luz, me di cuenta que estaba boca abajo en la litera de la cabina de conducción. Luego miré a mí alrededor: todas las ventanas del camión estaban rotas, el tío Zhang estaba sobre el volante, en su cabeza había muchos cristales rotos y sangre. Toda la cabina de conducción era un verdadero desastre, estaba todo revuelto, incluso el termo del agua, también se había roto. En este momento, por fin, recordé que había sufrido un accidente de tráfico. Observe, que en el asiento del copiloto había muchos cristales rotos, arenas y gravas del otro camión. Si hubiera usado el cinturón de seguridad, habría sido golpeado por la grava y los vidrios rotos. Las consecuencias hubieran sido terribles. A continuación desperté al tío Zhang, rápidamente los dos salimos del camión y nos trasladamos a una zona segura junto a la carretera. El tío Zhang no tenía lesiones graves en su frente, su sangre se detuvo tan solo con poner un trozo de tela sobre la herida... Me controlé, me examine con la luz y me di cuenta que no había sufrido ninguna herida, ni tenía ninguna lesión. No podía creer que el tío Zhang y yo, estuviéramos bien.

Inmediatamente después, vi: el camión de tío Zhang se había quedado en medio de la carretera, ocupando dos carriles. La cabeza del camión estaba girada oblicuamente hacia un lado de la carretera, donde hay un bosque. Entre el bosque y la carretera hay una pendiente de unos 70 grados, la altura desde la carretera hasta el suelo es de unos 15 metros en vertical, y el camión estaba a tan solo 3 metros del lateral de la carretera. Si nuestro camión hubiese caído por allí, no me podría imaginar cuáles hubieran sido las consecuencias. Sólo de pensar esto, mis piernas comenzaron a temblar y un sudor frío bañó todo mi cuerpo.

Me quedé sentado allí, recordando la escena tan peligrosa recién ocurrida, mi corazón latía muy rápido y tardó mucho tiempo en calmarse. Pero recordé: en el instante en que los camiones se estrellaron violentamente, sentí que un poder me empujaba desde el asiento delantero de al lado del conductor hasta la litera de la parte trasera. Cuanto más pensaba, más inconcebible y milagroso creía en lo sucedido. Me di cuenta que era Dios quien escuchó mi oración y me protegió. Si hubiera usado el cinturón de seguridad, posiblemente habría sido golpeado tanto por los cristales rotos como por la grava que entró en la cabina de conducción. Si hubiese sido golpeado por la grava, las consecuencias hubiesen sido nefastas e inimaginables. Al olvidar usar el cinturón de seguridad resultó ser bueno en esta ocasión para mí. No pude dejar de pensar en el himno de la palabra de Dios que mi madre me había enseñado: "El corazón y el espíritu del hombre están en la mano de Dios, y cada paso del hombre es contemplado por Dios. Aunque tú lo creas o no, todas las cosas, vivas o muertas, cambiarán, se renovarán y desaparecerán de acuerdo con el pensamiento de Dios. Así es como Dios gobierna sobre todas las cosas". Al recitar este himno en voz baja, mi corazón se sintió conmovido. Mis lágrimas salían de mis ojos y corrían por mis mejillas. Pensé de corazón que es Dios el que gobierna todas las cosas, y que tanto las cosas vivas o muertas están todas en las manos de Dios. Si Dios no me hubiera iluminado y si hubiera seguido durmiendo, por el fuerte impacto podría haber salido violentamente del camión, o podría haber sido herido por los cristales rotos y la grava, o incluso caer en el bosque con el camión y perder mi vida. Al haber sufrido este terrible accidente, realmente pensé: la vida del hombre es tan frágil; Realmente no puedo controlar mi destino mientras que solo Dios puede. Así que recé a Dios en mi corazón y prometí: debo asistir a reuniones apropiadamente después de volver a casa, y también les contaré a mis padres que Dios me ha salvado y daré testimonio de Dios a más personas.

Aproximadamente treinta minutos después, llegaron la policía de tráfico y la ambulancia. Esa noche, el tío Zhang y yo, nos llevaron a la jefatura de la policía de tráfico, también nuestro camión fue remolcado hasta allí. La policía arregló una habitación para nosotros. En la habitación, el tío Zhang caminaba de un lado a otro, fumando incesantemente, suspirando y quejándose. Antes, a menudo me decía que la gente podía controlar su propio destino y, a menudo, se jactaba de tener amplios contactos sociales y una gran capacidad. Sin embargo, cuando se enfrentó a dificultades, nunca pudieron brindarle verdadera paz, ni pudieron protegerlo de ningún desastre. El tío Zhang podía controlar el volante de su camión, pero nunca podría controlar su propio destino. Este accidente tan inesperado, me di cuenta que él estaba indefenso, preocupado, nervioso y con miedo, no tenía ninguna confianza.

No pude evitar orar a Dios, "¡Oh Dios! ¡Gracias! Gracias por protegerme y salvarme. Si no hubiera sido por Tu protección, podría haber muerto en el accidente de tráfico. Realmente me di cuenta de que Tú eres quien controla mi destino, y que Tú eres quien protege mi vida en los momentos de peligro". Después de orar, me sentí muy seguro y paz, súbitamente pensé que es realmente bueno creer en Dios, y traer la confianza a mi corazón. No tiene importancia lo que nos encontremos, mientras oremos a Dios con todo nuestro corazón, podremos sentir la existencia de Dios. ¡Gracias a Dios!

El tercer día, después de escuchar que los dos heridos cuyo camión se estrelló con el nuestro, estaban fuera de peligro, el tío Zhang dio un profundo suspiro. Si los heridos hubieran muerto, el tío Zhang tendría que haber asumido su responsabilidad criminal y podría haber sido sentenciado. Poco después, el tío Zhang tuvo que pagar ochenta mil yuanes de las facturas médicas por las personas heridas, tuvo que pagar la factura de la reparación de su camión accidentado, la factura de los daños causados a la carretera, así como la factura de entrega de los camiones y un ticket de estacionamiento de 100 yuanes diarios. En esos pocos días, el tío Zhang tuvo que realizar muchas llamadas telefónicas para buscar ayuda y dar regalos al personal del equipo de tráfico con lo cual gastó mucho. Todo esto le llevó varios días, finalmente gastó más de doscientos mil yuanes en todo lo que había causado el accidente. Esto es lo que podría pensar el tío Zhang que: "El destino del hombre está controlado por su propia mano". Más tarde, leí la palabra de Dios, que dice: "La suerte del hombre está controlada por las manos de Dios. Tú eres incapaz de controlarte a ti mismo: a pesar de que siempre anda con prisas y ocupándose para sí mismo, el hombre permanece incapaz de controlarse. Si pudieras conocer tu propia perspectiva, si pudieras controlar tu propio sino, ¿seguirías siendo una criatura"? Al leer la palabra de Dios, sentí vergüenza de mí mismo. En el pasado, no tenía un conocimiento verdadero de la palabra de Dios, yo, simplemente ignoré los consejos de mi madre, porque pensaba que podía controlar mi propio destino. Antes del accidente de tráfico, vi que era tan insensato y tonto. Sin la protección de Dios, terminé con la muerte o la discapacidad. Después de esta experiencia, finalmente vi: somos solo seres creados. Nadie puede controlar su propio destino, no importa cuánta riqueza tengamos, cuantas propiedades poseamos o cuál sea nuestro estatus social. Sin el cuidado y la protección de Dios, estamos tan indefensos tan aterrorizados y desamparados, y somos tan vulnerables frente al catástrofe. Ahora he comprendido que Dios es quien controla mi destino, y que solo en Dios puedo confiar. Estoy dispuesto a confiar más en Dios y someterme a la soberanía y a los arreglos de Dios. ¡Gracias a Dios!

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