Deseo muchas cosas. Desearía que os condujerais de una manera correcta y bien educada, que fuerais fieles en cumplir vuestro deber, que tuvierais la verdad y la humanidad, que fuerais alguien que puede renunciar a todo y rendir su vida a Dios, etc. Todas estas esperanzas provienen de vuestras insuficiencias y de vuestra corrupción y desobediencia. Si cada una de las conversaciones que he mantenido con vosotros no han bastado para atraer vuestra atención, es probable que lo único que puedo hacer es no decir nada más. Sin embargo, entendéis los resultados de esto. Yo no descanso nunca, por lo que si no hablo, haré algo para que las personas lo consideren. Podría hacer que se pudriera la lengua de alguien, que alguien muriera desmembrado o dar a las personas anormalidades en los nervios y provocar que tuvieran una apariencia horrible de muchas maneras. O también podría hacer que algunas personas soporten tormentos que Yo fermento para ellos. De esta forma me sentiría contento, muy feliz y encantado. Siempre fue “Haz bien a quien te haga bien, y mal al que te haga mal”; ¿por qué ya no es así en el presente? Si quieres oponerte a Mí y emitir algún juicio sobre Mí, pudriré tu boca, y eso me producirá un deleite sin fin. Esto se debe a que, al final, lo que has hecho no es la verdad y, mucho menos, tiene algo que ver con la vida, mientras que todo lo que Yo hago es la verdad, todo es relevante para los principios de Mi obra y para los decretos administrativos que Yo establezco. Por tanto, insto a cada uno de vosotros a acumular algo de virtud, a dejar de hacer tanto mal, y a prestar atención a Mis exigencias en vuestro tiempo de ocio. Entonces me sentiré gozoso. Si contribuyerais (o donarais) a la verdad con la milésima parte del esfuerzo que ponéis en la carne, te digo que tus transgresiones no serían frecuentes ni tendrías la boca podrida. ¿Acaso no es obvio?
Cuantas más sean tus transgresiones, menores son tus oportunidades de obtener un buen destino. Por el contrario, cuantas menos sean tus transgresiones, más oportunidades habrá de que Dios te elogie. Si tus transgresiones se incrementan hasta el punto de que me sea imposible perdonarte, habrás malgastado por completo tus oportunidades de ser perdonado. En ese caso, tu destino no estará arriba, sino abajo. Si no me crees, sé atrevido y haz lo incorrecto, y contempla después lo que eso te ocasionará. Si eres una persona seria que practica la verdad, sin duda tienes una oportunidad de que tus transgresiones sean perdonadas, y el número de tus desobediencias será cada vez inferior. Si eres una persona que no está dispuesta a practicar la verdad, tus transgresiones delante de Dios sin duda aumentarán en número y desobedecerás cada vez con mayor frecuencia, hasta que llegues a un límite, que será la hora de tu destrucción completa. Será cuando tu plácido sueño de recibir bendiciones se arruinará. No consideres que tus transgresiones son los errores de una persona inmadura o insensata. No recurras a la excusa de que no practicaste la verdad, porque tu pobre nivel imposibilitó que la practicaras. Y menos aún consideres simplemente que las transgresiones cometidas eran los actos de alguien que no conocía nada mejor. Si eres bueno en perdonarte y en tratarte con generosidad, te digo que eres un cobarde que nunca obtendrá la verdad, y tus transgresiones no cesarán nunca de atormentarte, sino que evitarán que cumplas las exigencias de la verdad y harán de ti un compañero leal de Satanás para siempre. Mi consejo para ti sigue siendo: No prestes atención tan solo a tu destino, pasando por alto tus transgresiones escondidas; tómatelas en serio, y no las pases por alto por estar preocupado por tu destino.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Las transgresiones conducirán al hombre al infierno