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¿Qué es ser un verdadero cristiano según la Biblia?

En este mundo material y en el vasto mar de la humanidad, es gracias a la selección y a las bendiciones del Señor que podemos ser tan afortunados de convertirnos en cristianos. Y ser un cristiano nos hace sentir gloriosos y orgullosos. La palabra “cristiano”, tal como lo sugiere, se refiere a todos los creyentes que creen, aceptan y siguen a Cristo después de que Él vino a la tierra y llevó a cabo Su obra. Su significado superficial es fácil de entender. ¿Pero, como podríamos ser llamados verdaderos cristianos calificados y aprobados por el Señor? Creo que ese es el problema que preocupará a muchos de nosotros.

El Señor Jesús ha dicho alguna vez: “Y él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, padres, ó hermanos, ó mujer, ó hijos, por el reino de Dios, Que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna(Lucas 18:29-30). Después de leer las palabras del Señor, mucha gente concluyó un criterio de búsqueda para ser un cristiano calificado, pensando que cualquiera que obedeciera la orden del Señor para predicar el Evangelio y dar más fruto, o dedicara su vida entera a predicar y trabajar, así como a pastorear la iglesia sería un devoto cristiano y así serian aprobados definitivamente por el Señor. ¿Es esta interpretación acorde con la voluntad del Señor? El Señor dijo: “El que ama padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que á mí, no es digno de mí. Y el que no toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí(Mateo 10:37-38). Cuando contemplamos las palabras del Señor vemos Su voluntad de dejarnos abandonar todo para seguirlo. Él no solo exige que demostremos buen comportamiento externo, sino que, lo que es más importante, espera que nuestro corazón acuda a Él con verdadera Fe. Solo cuando abandonamos y renunciamos a todo lo que pertenece a la carne y al mundo desde nuestro corazón, cuando obedezcamos sus palabras, busquemos la verdad y amemos al Señor es que podremos ser aprobados por Él. Solo tales personas pueden ser llamadas Discípulos del Señor. Claramente, en cuanto al asunto de seguir el camino del Señor y buscar ser aprobado por El, si no podemos tener un entendimiento comprensivo y sin adulteraciones y sentir el verdadero significado de las palabras del Señor, mal entenderemos la voluntad de Dios. Mientras tanto, confiaremos en nuestras ilusiones y nuestros puntos de vista para creer en Dios, y en este momento, incluso pensaremos que hemos seguido el camino de la voluntad de Dios, y que debemos ser aprobados y bendecidos por El. Por lo tanto, podemos exigir recompensas de Dios.

El Señor nos advierte: “Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros? Y entonces les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad(Mateo 7:22-23). De estas palabras, podemos ver que muchos que creían en el Señor, trabajaban para el Señor exteriormente, e incluso habían hecho muchas buenas obras, entonces ¿por qué el Señor los calificaba como malhechores? La razón era que había intenciones y propósitos detrás de lo que aparentaban. Lo que demostraban no era obedecer y amar verdaderamente al Señor, sino que pensaban hacer un trato con Dios e intercambiarlos por las bendiciones del Reino de los cielos. Al igual que los fariseos judíos del pasado, de generación en generación, creyeron y sirvieron a Dios, y predicaron y se sacrificaron por Dios. Exteriormente eran devotos y también hicieron muchas buenas obras, que también fueron alabadas y adoradas por otros. Sin embargo, en sus corazones, no amaban la verdad sino la fama y el estatus, y les gustaba ponerse por encima de los demás y ser adorados por los demás. ¡Había intenciones y propósitos en su trabajo para el Señor, y estaban ocupados en sus propios asuntos! Cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo el nuevo trabajo, muchas personas siguieron al Señor. Sin embargo, al ver esta escena, se llenaron de odio hacia aquellos que siguieron al Señor, por temor a perder fama y estatus en los corazones de las personas, así como en sus medios de subsistencia. Trataron de aprovechar la situación para fabricar rumores y difamar al Señor Jesús. No persiguieron la verdad y no entendieron la voluntad del Señor en sus palabras y en sus obras, sino que le condenaron, resistieron y blasfemaron de acuerdo con sus propias ideas e imaginaciones, y al final fueron detestados, rechazados y acusados por el Señor. A las personas que actúen como esas, no importa cuántas buenas obras hayan hecho externamente, pues todo esto no cuenta a los ojos de Dios, y Dios nunca ha admitido que ellos fueron los que verdaderamente Le siguieron.

El Señor dijo: “Y decía Jesús á los Judíos que le habían creído: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará(Juan 8:31-32). Solo cuando buscamos y aceptamos, así como practicamos, la verdad en las palabras del Señor, podemos cambiar y remplazar gradualmente todos los tipos de propósitos equivocados y las impurezas en nosotros. Y solo de esta manera, podemos deshacernos de nuestros puntos de vista que pertenecen al mundo y la filosofía de la vida, así como a las reglas satánicas, y las palabras de Dios pueden ser principios de nuestra conducta y guía para nuestra vida, de modo que gradualmente nos separaremos de la esclavitud de los pecados y obtendremos nueva vida de Dios. Cuando tenemos un verdadero conocimiento de Dios, podemos tener una fe verdadera en Dios, obedecerle y temerle. En este punto, que trabajemos, prediquemos y dediquémonos al Señor para ser aprobados por Él. Al igual que el Señor Jesús dijo: “De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es siervo de pecado. Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para siempre(John 8:34-35).

Pedro, el discípulo del Señor Jesús, es precisamente el ejemplo que debemos seguir. Pedro podría abandonar todo para seguir al Señor. Desde el principio, trabajó arduamente y se dedicó al Señor con entusiasmo, luego, gradualmente, se concentró en escuchar las enseñanzas del Señor y practicó las palabras del Señor. Aunque Pedro alguna vez hizo algunas cosas ignorantes y alguna vez fue débil, por ejemplo, Pedro negó el Señor tres veces, después de esto, realmente podía reflexionar sobre sí mismo y tener remordimientos reales. Él absorbió la lección del fracaso y constantemente logró el progreso y los cambios en la disposición de su vida. Durante las experiencias, Pedro gradualmente tuvo verdadero conocimiento del Señor, y al mismo tiempo, también tuvo la verdadera comprensión de las cosas que pertenecen a la carne y los pecados en él y los odió. Desde el principio, Pedro hizo buenas obras exteriormente. Gradualmente él cambió y comenzó a tener verdadera fe y amor por el Señor, y vivió la realidad de obedecer a Dios. Al final, podría ser martirizado para pagar el amor de Dios y dar un testimonio rotundo de Dios, obteniendo la promesa y las bendiciones de Dios. Pedro fue puesto como un ejemplo para los descendientes. De las experiencias de Pedro, podemos ver que Dios ama y bendice a aquellos que persiguen la verdad y la vida. Si podemos perseguir la verdad y buscar conocer a Dios, así como dar un hermoso testimonio de Dios, como Pedro, definitivamente obtendremos la promesa y las bendiciones de Dios y nos convertiremos en el que busca el corazón de Dios, un cristiano genuino.

(Traducido del idioma Inglés al Español por Ana Castro Corrales)

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