Versículo de Hoy - Explicación de Mateo 24:37
Versículo de Hoy
Porque como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre.
Esto versículo profetizó la segunda venida de Cristo en los últimos días. Durante el tiempo de Noé, la gente era malvada, promiscua y demasiado corrupta, por lo que Dios quería destruir el mundo con un diluvio. Luego mire la edad presente: las personas viven en un mundo hueco solo preocupado por comer, beber y buscar el placer. Se vuelven licenciosos por naturaleza, se deleitan con avidez en la comodidad, adoran al mal y todos viven para sus propios intereses, planean unos contra otros y se involucran en una tenaz e interminable competencia. Son mucho más malvados que las personas del tiempo de Noé.
Mirando hacia atrás en el tiempo antes de la destrucción del mundo por el diluvio, Dios le dio a la gente la oportunidad de arrepentirse. Dios instruyó a Noé para que construyera un arca, y Noé transmitió el evangelio a la gente de ese tiempo por más de cien años, pero ni una sola persona estuvo dispuesta a aceptar el consejo de Noé. Incluso se rieron de, atacaron o condenaron a Noé. Por lo tanto, fueron destruidos por Dios al final.
Cuando Dios ha visto que las personas de la era actual son malvadas y corruptas, Él nos aborrece y nos odia, pero aún nos da la oportunidad de arrepentirnos. Entonces vendrá el evangelio eterno sobre nosotros en los últimos días, tal como el Libro de Apocalipsis 14: 6 dijo, “Y vi volar en medio del cielo a otro ángel que tenía un evangelio eterno para anunciarlo a los que moran en la tierra, y a toda nación, tribu, lengua y pueblo”. Entonces, ¿qué deberíamos hacer cuando alguien nos predica el evangelio de Dios? ¿Seremos tercos y endurecidos, y no nos arrepentiremos como la gente de los tiempos de Noé? Jesucristo dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5: 3). “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen;” (Juan 10:27). Entonces, cuando escuchemos que alguien nos predica el evangelio del reino, debemos buscar humildemente y prestar atención a escuchar la voz de Dios.
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