I
El que no entiende
el propósito de la obra de Dios se opone a Él.
El que entiende, pero no satisface a Dios,
es aún más Su oponente.
Hay quienes van a la iglesia y recitan la Biblia todo el día,
pero ninguno entiende la obra de Dios.
Ninguno puede conocer a Dios,
mucho menos seguir Su voluntad.
Son inútiles y viles,
sermonean a Dios con superioridad,
se oponen a Él aun aclamándole,
dicen tener fe, pero devoran a la humanidad.
II
Estos malignos que devoran almas
obstruyen a los demás,
son piedras en el camino
para quienes buscan a Dios.
Parecen de “buena constitución”,
pero ¿cómo pueden saber sus seguidores
que son anticristos, opuestos a Dios
y que devoran almas humanas?
Los que no conocen a Dios,
lo reconocen, pero no lo conocen,
los que siguen a Dios sin obediencia,
los que se deleitan en Su gracia,
pero no son testigos de Él,
todos ellos se oponen a Dios.
III
Los que se tienen en alta estima
en la presencia de Dios
son los hombres más bajos,
mientras que los humildes
son los más honorables.
Los que creen conocer la obra de Dios
y pueden proclamarla con gran despliegue
son los más ignorantes, arrogantes y presumidos,
carecen del testimonio de Dios.
Los que no conocen a Dios,
lo reconocen, pero no lo conocen,
los que siguen a Dios sin obediencia,
los que se deleitan en Su gracia,
pero no son testigos de Él,
todos ellos se oponen a Dios.
Ⅳ
Los que no entienden Su voluntad,
los que entienden pero no practican la verdad,
comen y beben Sus palabras, pero las desafían,
son oponentes de Dios.
Los que tienen nociones sobre Su encarnación
y se dedican a rebelarse contra Dios,
los que no dan testimonio,
no lo conocen
y lo juzgan
son oponentes de Dios.
Los que no conocen a Dios,
lo reconocen, pero no lo conocen,
los que siguen a Dios sin obediencia,
los que se deleitan en Su gracia,
pero no son testigos de Él,
todos ellos se oponen a Dios.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”