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10 versículos bíblicos sobre el perdón: Les ayudarán a aprender a perdonar a los demás

Tener problemas en la convivencia con los demás es algo muy común e inevitable, así pues, aprender a perdonar es una práctica muy importante para establecer relaciones normales con los demás y lograr una convivencia armoniosa. Entonces, ¿cómo debemos perdonar a otros por sus pecados mientras convivimos con ellos? Lean los siguientes versículos bíblicos y artículos relacionados para descubrir los remedios exactos.

10 versículos bíblicos sobre el perdón: Les ayudarán a aprender a perdonar a los demás

1. “Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros” (Mateo 6:14).

2. “No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición” (1 Pedro 3:9).

3. “Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano” (Mateo 18:35).

4. “Soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13).

5. “Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones” (Marcos 11:25).

6. “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:37).

7. “¡Tened cuidado! Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo” (Lucas 17:3).

8. “Y si peca contra ti siete veces al día, y vuelve a ti siete veces, diciendo: ‘Me arrepiento’, perdónalo” (Lucas 17:4).

9. “Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:21-22).

10. “Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo” (Efesios 4:32).

Las palabras relevantes de Dios:

En la Era de la Gracia vemos al Señor Jesús empleando el lenguaje humano la mayoría del tiempo para expresar lo que quería comunicar a la humanidad. Además, lo vemos desde la perspectiva de un guía ordinario que habla a las personas, provee para sus necesidades y las ayuda con lo que han pedido. Esta forma de obrar no se había visto en la Era de la Ley que precedió a la de la Gracia. Él se volvió más íntimo y compasivo con la humanidad, así como más capaz de conseguir resultados prácticos en la forma y manera. La metáfora sobre perdonar a las personas setenta veces siete aclara realmente este punto. El propósito logrado por el número en esta metáfora es permitir a las personas entender la intención del Señor Jesús en el momento en que dijo esto: se debía perdonar a los demás, no una vez, ni dos ni siete veces, sino setenta veces siete. ¿Qué tipo de idea está presente en la idea de “setenta veces siete”? Es conseguir que las personas conviertan el perdón en su propia responsabilidad, algo que deben aprender y un “camino” que deben acatar. Aunque esto solo fuera una metáfora, servía para destacar la idea fundamental. Ayudaba a las personas a apreciar profundamente lo que Él quería decir y a encontrar las formas propias de practicar, así como los principios y los estándares de práctica. Esta metáfora ayudaba a las personas a entender claramente y les daba un concepto preciso, que deberían aprender el perdón y perdonar cuantas veces haga falta, sin condiciones y con una actitud de tolerancia y comprensión hacia los demás. Cuando el Señor Jesús dijo esto, ¿qué había en Su corazón? ¿Estaba pensando realmente en el número “setenta veces siete”? No. ¿Existe un número de veces que Dios perdonará al hombre? Muchas personas están interesadas en el “número de veces” mencionado aquí, quieren entender realmente el origen y el significado de este número, por qué salió este de la boca del Señor Jesús; creen que contiene implicaciones más profundas. En realidad, solo fue una figura lenguaje humano que usó Dios. Cualquier implicación o significado deben analizarse junto a los requisitos del Señor Jesús para la humanidad. Cuando Dios no se había hecho carne aún, las personas no entendían mucho lo que Él decía, porque Su palabra procedía de la divinidad total. La perspectiva y el contexto de lo que decía eran invisibles e inalcanzables para el hombre; Él se expresaba desde una esfera espiritual que las personas no podían ver. Y es que quienes vivían en la carne no podían pasar por el mundo espiritual. Pero después de que Dios se hiciera carne, hablaba al hombre desde la perspectiva de la humanidad y Él salió y superó el alcance del mundo espiritual. Él podía expresar Su carácter, Su voluntad y Su actitud divinos por medio de cosas que los humanos podían imaginar, que podían ver y encontrarse en sus vidas; usando métodos que las personas podían aceptar, en un lenguaje que podían entender y un conocimiento que podían comprender, para permitirle así a la humanidad conocer y entender a Dios, comprender Su intención y los estándares que exige dentro del alcance de su capacidad y en la medida en que fueran capaces. Este era el método y el principio de la obra de Dios en la humanidad.

Extracto de “La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo III”

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