Explicación de Juan 10:11: Conocer el amor desinteresado de Dios
Versículo de Hoy
Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.
El Señor Jesús es nuestro Buen Pastor. Para redimirnos de nuestros pecados, Él se hizo carne y fue clavado en la cruz. Él llevó nuestros pecados para que pudiéramos presentarnos ante Dios y reconciliarnos con Él. Esto es el amor desinteresado y la salvación de Dios por nosotros. Por favor lee el siguiente contenido para sentir y recibir el amor y la salvación de Dios.
El Señor Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas” (Juan 10:11). Cada vez que leo estas palabras del Señor Jesús, mi corazón se conmueve profundamente, porque en ellas vemos el amor y el sacrificio de Dios por nosotros. Mirando hacia atrás, en el último período de la Era de la Ley, la humanidad ha sido corrompida cada vez más profundamente por Satanás y la gente está cometiendo cada vez más pecados. La ley ya no puede restringir el comportamiento de la gente. La gente se enfrenta a la condenación y la muerte por la ley. Porque no tenía suficientes ofrendas por el pecado. Así que estaba en peligro, oraba mucho e invocaba a Dios. Con el objeto de salvar a la humanidad, Dios se hizo carne y se convirtió en el Señor Jesús. Él estuvo dispuesto a dar Su vida y fue crucificado por la humanidad, convirtiéndose en la ofrenda por el pecado del hombre y cargando con los pecados de la humanidad. A partir de entonces, los seres humanos ya no necesitan ofrecer sacrificios si vuelven a pecar. Mientras crean en el Señor, confiesen sus pecados y se arrepientan ante el Señor, sus pecados serán perdonados y podrán presentarse ante Dios y disfrutar de la rica gracia otorgada por el Señor a los humanos. Dios dice: “Sin la redención de Jesús, los hombres habrían vivido por siempre en el pecado y se habrían vuelto la progenie del pecado, los descendientes de los demonios. De continuar así, toda la tierra se habría convertido en el sitio donde habita Satanás, el lugar de su morada. Sin embargo, la obra de la redención requería brindar misericordia y bondad a la humanidad. Sólo así los humanos podían recibir el perdón y, al final, ganarse el derecho a que Dios los hiciera completos y los obtuviera plenamente. Sin esta etapa de la obra, el plan de gestión de seis mil años no habría podido avanzar. Si Jesús no hubiera sido crucificado, si solamente hubiera sanado a los enfermos y exorcizado a los demonios, las personas no podrían haber sido perdonadas completamente por sus pecados. En los tres años y medio que Jesús pasó haciendo Su obra en la tierra, completó sólo la mitad de Su obra de redención. Luego, al ser clavado en la cruz y al convertirse en la semejanza de la carne pecadora, al ser entregado al malvado, Él completó la obra de la crucifixión y dominó el destino de la humanidad. Sólo después de ser entregado en las manos de Satanás, redimió a la humanidad. Durante treinta y tres años y medio sufrió en la tierra, lo ridiculizaron, lo difamaron y lo abandonaron, incluso al punto en el que no tenía un lugar donde posar Su cabeza, ningún lugar para descansar; luego fue crucificado y todo Su ser, un cuerpo santo e inocente, fue clavado en la cruz y padeció todo tipo de sufrimientos. Quienes estaban en el poder se burlaron de Él y lo flagelaron e incluso los soldados escupieron en Su rostro; sin embargo, Él permaneció en silencio y soportó hasta el final, sometiéndose incondicionalmente hasta la muerte, con la cual redimió a toda la humanidad. Sólo entonces se le permitió descansar”.
El Señor Jesús vino entre los hombres y expresó muchas verdades para suplirlos. Les enseñó a arrepentirse de sus pecados, a amar a los demás como a sí mismos, a perdonar a los demás setenta y siete veces y a amar a Dios con todo su corazón, mente y alma, y adorarlo en espíritu y en verdad, etc., permitió a las personas comprender la voluntad de Dios, creer en Dios y tener una meta y dirección claras, y estar completamente libres de la esclavitud de la ley. El Señor Jesús también realizó muchos milagros y maravillas, sanó a las personas, expulsó demonios, perdonó los pecados de las personas y fue lleno de tolerancia y paciencia hacia las personas. Todas las personas sintieron el amor y la misericordia de Dios, vieron la amabilidad y la hermosura de Dios, y su relación con Dios fue más estrecha. Al final, el Señor Jesús fue crucificado por el hombre y se convirtió en la ofrenda eterna por el pecado, perdonando los pecados del hombre de una vez por todas y redimiéndolo de sus pecados. Si sin la redención del Señor Jesús, todos los seres humanos tuvieran que ser condenados y ejecutados por la ley, entonces sería imposible que toda la raza humana se desarrollara hasta el día de hoy. Este es el gran amor y la salvación de Dios por nosotros. Debemos estar agradecidos con nuestro Buen Pastor.
Después de leer el contenido anterior, podemos pensar en una pregunta: Después de que el Señor Jesús completó la obra de redención y redimió a nosotros los seres humanos de las manos de Satanás, para que nuestros pecados pudieran ser perdonados. Pero ¿por qué seguimos pecando y no podemos deshacernos de la esclavitud del pecado? ¿Cómo podemos escapar del pecado y ser limpiados para entrar al reino de los cielos? Estas preguntas están relacionadas con nuestro final y destino. Si deseas saberlo, contáctanos a través de la ventana de chat en línea en la parte inferior del sitio web, para que descubramos las respuestas juntos en la Palabra de Dios.