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Devocional diario: Tres Principios de Calmar Nuestro Corazón Ante Dios

Hermana Kemu,

¡Hola! Todos los días, me desenvuelvo haciendo mi trabajo y sirviendo en la iglesia, como así también cuidar a mi familia. Así que todos los días me encuentro ocupada con estas cosas. Aunque haya lidiado con muchas cosas, mi corazón siempre está vacío. No sólo no tengo nada que decirle al Señor mientras le rezo, sino que mi espíritu está seco e inhóspito. Además de esto, me resulta difícil callar mi corazón mientras leo la Biblia. Porque siempre me molestan estos asuntos externos. Por esta razón, me siento bastante molesta y no tengo idea de cómo resolver esta dificultad.

Hermana Zhuiqiu.

Hola Hermana Zhuiqiu,

La pregunta que has formulado existe entre la mayoría de los hermanos y hermanas. ¿Entonces cuál es la razón por la cual no tenemos una relación normal con el Señor cuando estamos ocupados con los asuntos externos? La razón principal es que no podemos callar nuestro corazón ante Dios cuando siempre estamos ocupados con otras cosas. Si podemos entender y captar los principios de la práctica de cómo callarnos ante Dios en todas las cosas, entonces no importa la circunstancia en que nos encontremos, podemos vivir en Su presencia, con paz y alegría en nuestro corazón. Así no nos sentiremos tan preocupados y deprimidos.

Hoy exploraremos esto juntos: ¿Qué quiere decir estar callado ante Dios? ¿Y cuál es el camino para practicarlo?

Primero, ¿qué significa estar callado ante Dios?

Como dice un párrafo de un libro: “Estar en paz delante de Dios no significa no cocinar, no hacer tareas o no vivir la vida, sino ser capaz de acallar el propio corazón delante de Dios en todos los estados normales y tener sitio para Dios en el corazón. Cuando oras, debes arrodillarte de forma adecuada delante de Dios para orar; cuando haces las tareas o preparas comida, acalla el corazón delante de Dios, medita sobre Sus palabras o canta himnos. Independientemente de la situación en la que te encuentres, debes tener tu propia forma de práctica, debes hacer todo lo posible por acercarte a Dios y debes intentar con todas tus fuerzas acallar tu corazón delante de Él. Cuando las circunstancias lo permitan, ora con determinación; cuando no lo permitan, acércate a Dios en tu corazón mientras realizas la tarea que te ocupa. Cuando puedas comer y beber las palabras de Dios, come y bebe Sus palabras; cuando puedas orar, ora; cuando puedas contemplar a Dios, contémplale. En otras palabras, haz todo lo posible por entrenarte para la entrada de acuerdo con tu propio entorno”. Pueden ver en este párrafo que las palabras para estar callado ante Dios significan mantener nuestro corazón ante Dios, orándole sinceramente e interactuando con Él, habitualmente acercándose a Él y no apartándose de Él. En otras palabras, no importa con lo que estemos ocupados, nuestro corazón no debería estar ocupado por estas cosas externas. Más bien, debemos practicar como acercarnos al Señor con nuestro corazón, meditando Sus palabras y contemplando Su amor. Entonces, podemos vivir ante el Señor. Sin embargo, no quiere decir que no hagamos más nada, pero solo pensar en Dios en nuestro corazón. Lo que realmente importa es que practiquemos acallar nuestro corazón ante Dios en nuestra vida cotidiana. Si nos entrenamos y practicamos así, siempre estaremos conmovidos por el Espíritu Santo y tendremos la manera de practicar para los asuntos y dificultades en nuestra vida cotidiana. Y luego, no importa cuán ocupados estemos, habrá paz y alegría en nuestro corazón y ya no nos sentiremos vacíos.

¿Entonces, cómo callamos nuestro corazón ante Dios?

1. Debemos Orar y Abrir Nuestros Corazones al Señor Tanto Como Nos sea Posible a Cualquier Hora y en Cualquier Lugar

Si nos conmovemos al cantar para alabar a Dios, debemos ofrecerle agradecimiento y alabanza a Dios. “¡Dios! Hoy, escuchando esta canción me conmoví especialmente en mi corazón. Yo sé que este es el resultado de la obra del Espíritu Santo el cual me hace sentir Tu amor por la humanidad. ¡Dios! Estoy dispuesta a estar más cerca de Ti y vivir ante Ti.” Al orar así, es mucho más fácil para acallar nuestro corazón ante Dios. Sin importar la ocasión o la ubicación, mientras que las circunstancias lo permitan, podremos practicar silenciar nuestro corazón ante Dios en cualquier momento y en cualquier parte. Por ejemplo, en la cocina, mientras estamos haciendo algo con las manos podemos practicar silenciar nuestro corazón ante Dios cantando himnos, orando a Dios y reflexionando en las palabras de Dios, y también cuando estemos esperando un autobús en lugares públicos o dentro del autobús o en el lugar donde ejecutamos nuestro deber, y así sucesivamente aún podemos practicar callar nuestro corazón ante Dios. Nosotros oramos, nos acercamos a Dios y entendemos Sus palabras sin las reglas ni normas que nos delimitan. Lo podemos hacer en cualquier momento y sitio. Por ejemplo: Durante nuestro crecimiento espiritual en la mañana, tenemos un ambiente silencioso, deberíamos arrodillarnos, orarle a Dios y luego leer la palabra de Dios; en lugares públicos, en el camino hacia el trabajo, podemos abrir nuestro corazón a Dios y luego reflexionar en Sus palabras. Es decir, que realmente acercándose y orándole a Dios no está influenciado por ningún factor o circunstancia. Siempre que estemos dispuestos a estar cerca de Dios, podemos mantener una relación normal con Él en cualquier sitio. Así, podemos vivir ante Dios en todo momento. Este también es un detalle del sendero hacia la práctica en silenciar nuestro corazón ante Dios.

2. Siempre Debemos Leer y Reflexionar en las Palabras del Señor y Considerar Sus Palabras como la Base de Nuestra Existencia

En muchos casos, sólo estamos satisfechos con los protocolos exteriores mientras leemos la Biblia, pero no le ponemos atención a la reflexión de las palabras del Señor. Sin Sus palabras en nuestro corazón dentro de nuestra vida actual, tendremos dificultad para callarnos ante Él. De hecho, cada día cuando leemos la Biblia debemos reflexionar en Sus palabras con el corazón puro, orar y escudriñar tanto como podamos en Sus palabras. Cuando actuamos de esta manera, Dios verá que tenemos un corazón sediento por la verdad y entonces Él nos iluminará y nos orientará para entender Su voluntad. Así, todos los días podemos obtener algún beneficio nuevo e inconscientemente callamos nuestro corazón ante Dios.

Por ejemplo, cuando leamos las palabras del Señor Jesús: “En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él(Marcos 10:15), deberíamos entender esto: ¿Por qué el Señor Jesús dice que quienquiera que no se convierta en la semejanza de un niño no entrará en el reino de los cielos? ¿Cuál es Su propósito? ¿Cuáles son las señales específicas de la semejanza a un niño? ¿Y cómo deberíamos practicar para vivir semejantes a un niño? Cuando soportamos nuestra carga para orarle a Dios y tratamos una y otra vez entender Sus palabras, Dios nos iluminara para entender el verdadero significado de estas palabras. En cuanto a los niños, ellos son inocentes, sencillos y honestos y dicen lo que quieren sin disfrazar ni ocultar lo que dicen. Ellos ni mienten ni engañan a otros cuando hablan. De sus palabras podemos ver su corazón interior donde no existe ninguna malicia o picardía. Por eso nos sentimos cómodos cuando congeniamos con ellos sin ninguna preocupación. Si fracasamos en convertirnos en la semejanza de un niño, y en su lugar lo hacemos con nuestro corazón lleno de picardía cuando servimos a Dios, negociamos con Dios solo con el propósito de ganar bendiciones, corona y para satisfacer nuestras propias ambiciones y deseos y nuestro corazón está repleto de estas impurezas, entonces no estamos sinceramente cumpliendo nuestro deber como un ser creado, pero utilizando a Dios. ¿Cómo puede tal obra y servicio obtener el elogio de Dios? Cuando reflexionamos sobre esto podemos saber la razón del porque Dios exige que nos convirtamos igual que un niño. Dios quiere al honesto, porque ellos están de acuerdo con Él, no son rebeldes ni se oponen y están conformes con Él. Solo tales personas pueden entrar en Su reino. Porque la esencia de Dios es santa y Él no tiene ninguno carácter corrupto de Satanás. Aquellos con tendencias corruptas con Satanás no serán permitidos a entrar en el Reino de Dios, cual es determinado por Su esencia. Consecuentemente, Dios desea que todos busquemos la verdad, para que desechemos estos caracteres corruptos y vivamos ante Él como un niño quien es sencillo y lleno de vida. Solo de esta manera podemos recibir las bendiciones de Dios. Mientras más meditemos así, más entenderemos las palabras del Señor y sabremos más de cómo emplear Sus palabras en nuestra vida actual. Entonces la relación entre el Señor y nosotros será más cercana cada vez. Esto también es el resultado de callar nuestro corazón ante Dios.

3. Considera Siempre el Amor de Dios y Reflexiona Sobre la Obra de Salvación que ha Hecho en Nosotros Como así Sus Buenos Propósitos Para Nosotros

Generalmente debemos siempre pensar en el amor del Señor, recordar Su obra que ha hecho en nosotros y reflexionar Su salvación para nosotros y Su buena voluntad. De esta manera, siempre nos conmoverá el Espíritu Santo y estaremos dispuestos a acercarnos y satisfacer al Señor con nuestro corazón. Por ejemplo, en la noche mientras estemos acostado en la cama, deberíamos reflexionar en nuestro corazón sobre la protección y amor del Señor que hemos experimentado durante el día o en días pasados. Deberíamos determinar cómo nos ha guiado el Señor paso a paso para atravesar las dificultades y penurias con las que nos hemos encontrado mientras servimos al Señor. Mientras más entendemos esto, más entendemos el propósito de Dios. Además, tendremos en cuenta que a través de estas dificultades Dios quiere perfeccionarnos y hacernos lograr la verdad. Mientras más lo experimentemos de esta manera, mejor fe tendremos en Dios. Asimismo, tendremos más conocimiento de la obra de salvación que Dios hace en nosotros. También experimentaremos aún más de Sus buenos propósitos para salvarnos. Algunas veces podremos pensar del echo que, para cumplir el propósito de salvar a la gente corrupta como nosotros, Dios vino humildemente escondido entre nosotros, padeció por nosotros y fue clavado en la cruz. Cuando recordemos las cosas que Dios ha hecho por nosotros, siempre nos conmoverá Su amor. En este momento, un poder infinito se apoderará de nuestro corazón y estaremos dispuestos a renunciar a la carne, rechazar la vida con dificultades y hacer todo lo que podamos para satisfacer a Dios. Mientras reflexionamos del amor del Señor también podemos sentir que Dios está justo a nuestro lado y nos está acompañando. Mientras más reflexionemos y practiquemos esto, más podremos callar nuestro corazón ante Dios. Además, tendremos más conocimiento de Dios y entonces podremos darle lugar al corazón para temerle a Dios.

Espero que mi comunicación sea de ayuda para ustedes y que ustedes mantengan una relación normal con Dios. Creo que mientras practiquemos en callar nuestro corazón ante Dios de acuerdo con los detalles mencionados arriba, obtendremos la guía y bendiciones de Dios, con paz y alegría en nuestro espíritu. ¡Que el Señor esté con ustedes!

Kemu

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