Versículo de Hoy - Explicación de Hebreos 12:14
Versículo de Hoy
Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
¿Qué tipo de personas pueden entrar al reino de los cielos? Algunos hermanos y hermanas creen que mientras trabajemos arduamente, gastemos para el Señor día y noche y difundamos el evangelio, podemos entrar en el reino de Dios. Algunos creen que nuestros pecados han sido perdonados por el Señor, por lo que hemos llegado a ser justos por medio de la fe y seremos llevados a Su reino cuando Él venga. A partir de este versículo, podemos saber que estos puntos de vista no están en línea con la voluntad de Dios. En la Biblia, Dios también dijo: “Sed santos, porque Yo soy santo”. Claramente, solo aquellos que son santos pueden encontrarse con el Señor y entrar en el reino de Dios. Esta es la única condición para entrar al reino de los cielos predestinado por Jesucristo.
Aunque podemos trabajar duro, todavía vivimos en el ciclo de pecar y confesar. Por ejemplo, a menudo decimos mentiras; odiamos a los demás cuando involucran nuestros intereses; nos comparamos el uno al otro y estamos celosos el uno del otro; nos quejamos contra el Señor cuando sucede algo desagradable; seguimos nuestros propios deseos cuando trabajamos … Todos estos comportamientos demuestran que no tenemos lugar para el Señor en nuestros corazones, que no reverenciamos a Dios ni ponemos en práctica las palabras de Jesucristo. ¿Cómo podemos estar en línea con la voluntad del Señor? Los fariseos trabajaron más que nosotros, pero ¿por qué clavaron a Jesucrito en la cruz? ¿Podrían ellos estar calificados para entrar al reino de los cielos? Por lo tanto, el trabajo externo no puede decidir nuestro destino. Jesucristo dijo una vez: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?’ Y entonces les declararé: ‘Jamás os conocí; apartaos de mi, los que practicais la iniquidad’” (Mateo 7: 21-23). Obviamente, solo nosotros seguimos la voluntad de Dios, desechamos nuestra corrupción y nos convertimos en santos, así podemos entrar en Su reino. ¡Amén!