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Versículo de Hoy - Explicación de Eclesiastés 1:14

Versículo de Hoy

He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento.

Sabemos que Salomón fue el rey más sabio y más rico, pero él dijo: “He visto todas las obras que se han hecho bajo el sol, y he aquí, todo es vanidad y correr tras el viento” (Eclesiastés 1:14). Obviamente, la riqueza, el estado y otros placeres del mundo no pueden llenar nuestros corazones, pero nos harán sentir cada vez más vacíos. Hoy en día, muchas personas viven de una maleta para cambiar sus circunstancias actuales. Algunos aumentan sus cerebros para ganar más dinero; algunos venden su conciencia y su carne por destacarse de los demás. Sin embargo, nadie puede realizar sus sueños, pero alcanzar la desesperanza y el vacío. La humanidad no puede evitar preguntarse: la vida es corta, ¿cómo podemos no desperdiciar cada día de nuestras vidas?

En Eclesiastés 12:13: “teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque esto concierne a toda persona”. Job temía a Dios y rechazaba el mal, murió lleno de días y su vida no estaba vacía. Pedro siguió la voluntad del Señor en lugar de buscar el disfrute material. Trabajó duro para difundir el Evangelio del Señor, persiguió el amor supremo de Dios y obedeció a Dios hasta la muerte, por lo que no vivió en vano. Si queremos deshacernos de la vacuidad, entonces deberíamos tener una búsqueda adecuada. Comparta un pasaje de palabras. Las palabras dicen: “Desde que la humanidad inventó las ciencias sociales, la ciencia y el conocimiento ocuparon su mente. Después, estas pasaron a ser herramientas para gobernar a la humanidad, y ya no hay espacio suficiente para que el hombre adore a Dios ni hay condiciones favorables para Su adoración. La posición de Dios se ha hundido aún más abajo en el corazón del hombre. Sin Dios en su corazón, el mundo interior del hombre es oscuro, desesperanzado y vacío. En consecuencia, muchos científicos sociales, historiadores y políticos han saltado a la palestra para expresar teorías de ciencias sociales, la teoría de la evolución humana y otras que contradicen la verdad de que Dios creó al hombre, para llenar los corazones y las mentes de la humanidad. Así, cada vez son menos los que creen que Dios lo creó todo, y son más los que creen en la teoría de la evolución. Más y más personas tratan los relatos de la obra de Dios y Sus palabras durante la era del Antiguo Testamento como mitos y leyendas. En sus corazones, las personas se vuelven indiferentes a la dignidad y a la grandeza de Dios, al principio de que Él existe y que domina todas las cosas. La supervivencia de la humanidad y el destino de países y naciones ya no son importantes para estas personas, y el hombre vive en un mundo vacío, que se preocupa solo por comer, beber y buscar el placer… Pocas personas asumen la responsabilidad de buscar dónde Dios lleva a cabo Su obra hoy o cómo preside y organiza el destino del hombre. Y, de esta forma, sin el hombre saberlo, la civilización humana se vuelve cada vez menos capaz de cumplir los deseos del hombre e, incluso, todavía hay muchos que sienten que, viviendo en un mundo así, son menos felices que aquellos que ya han muerto. Hay incluso personas de países que solían ser muy civilizados que ventilan estas quejas. Y es que sin la dirección de Dios, por mucho que los gobernantes y sociólogos se devanen los sesos para preservar la civilización humana, todo es inútil. Nadie puede llenar el vacío en el corazón del hombre, porque nadie puede ser su vida, y ninguna teoría social puede liberarlo del vacío que lo aflige. Ciencia, conocimiento, libertad, democracia, ocio, comodidad; esto solo le brinda un consuelo temporal al hombre. Incluso teniendo esto, el hombre pecará inevitablemente y se quejará de las injusticias de la sociedad. Estas cosas no pueden refrenar su anhelo y deseo de explorar. Esto es porque la humanidad fue creada por Dios, y sus sacrificios y sus exploraciones sin sentido solo pueden llevarla a una angustia mayor y solo pueden causar que el hombre exista en un estado constante de miedo, sin saber cómo afrontar el futuro de la humanidad ni cómo hacer frente a la senda que tiene por delante. El hombre incluso llegará a temer a la ciencia y al conocimiento y, más aún, al sentimiento de vacío. En este mundo, vivas en un país libre o en uno sin derechos humanos, eres totalmente incapaz de escapar al destino de la humanidad. Seas gobernador o gobernado, eres totalmente incapaz de escapar del deseo de explorar el sino, los misterios y el destino de la humanidad, mucho menos eres capaz de escapar al desconcertante sentimiento de vacío. Tales fenómenos, comunes a toda la humanidad, son llamados ‘fenómenos sociales’ por los sociólogos, pero ningún gran hombre puede surgir y resolver estos problemas. Después de todo, el hombre es hombre, y ninguno de ellos puede reemplazar la posición y la vida de Dios. La humanidad no solo requiere una sociedad justa en la que todos estén bien alimentados y que sea igualitaria y libre; lo que necesita la humanidad es la salvación de Dios y Su provisión de vida. Solo cuando el hombre recibe la provisión de vida de Dios y Su salvación puede resolver las necesidades, el anhelo de explorar y el vacío espiritual. Si las personas de un país o nación son incapaces de recibir la salvación y el cuidado de Dios, ese país o nación irá camino a la ruina, hacia las tinieblas y Dios lo aniquilará(“Dios preside el destino de toda la humanidad”).

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