Este versículo nos dice que si queremos amar a Dios, debemos seguir el camino del Señor y actuar de acuerdo con la voluntad de Dios en todas las cosas. Por ejemplo, el Señor Jesús nos pide que seamos la luz del mundo y la sal de la tierra, entonces debemos guardar las enseñanzas del Señor. Si encontramos que algunos hermanos y hermanas son débiles o tienen dificultades, debemos ayudarlos y apoyarlos. Si hacen algo en contra de la voluntad del Señor, debemos guiarlos a manejar las cosas con principios. Como cristianos que realmente siguen a Dios, debemos rechazar y abandonar las cosas negativas que no son compatibles con Dios, y tratar a las personas, los asuntos y las cosas que nos rodean de acuerdo con los principios de la verdad. Ama a los que verdaderamente aman la verdad y llevan a cabo la voluntad de Dios; Olvida y abandona a los que odian la verdad y se resisten a Dios. Entonces, si queremos alcanzar el amor genuino de Dios, debemos considerar los intereses de la iglesia en todos los aspectos y en todo momento, compartir la inquietud de Dios y Sus deseos. Solo practicando todas las demandas de Dios sobre nosotros podemos agradar al Señor.