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Versículo de Hoy - Explicación de Juan 4:14

Versículo de Hoy

Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna.

Del diálogo entre Jesucristo y la mujer samaritana, Jesucristo nos dijo que quien bebe del agua que otorga nunca tendrá sed. Aquí “sed” se refiere a nuestra condición espiritual pero no necesidades físicas. El agua mencionada en este versículo no es el agua que bebemos, sino el camino de vida del Señor.

Sabemos que Jesucristo fue clavado en la cruz como la ofrenda por el pecado eterno. Terminó la Era de la Ley que la humanidad necesitaba para dar sacrificios a causa de sus pecados. El trabajo de Jesucristo trajo nuevas esperanzas a aquellas personas que todavía guardaban la ley. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí(Juan 14: 6). Cuando Jesucristo estaba haciendo Su trabajo, le contó a la gente algunas sendas de práctica, como cómo confesarse y arrepentirse, cómo cargar la cruz, cómo ser paciente y humilde, y cómo amar a los demás. Los que aceptaron la obra de Jesucristo pudieron obtener la obra del Espíritu Santo, mientras que aquellos que se resistieron a él vivieron en la oscuridad.

Ahora, muchos hermanos y hermanas han visto que la iglesia no prospera como antes. Muchos creyentes aman el mundo y se vuelven fríos en la fe. Los pastores y los ancianos no tienen nada de lo que predicar y los hermanos y hermanas no pueden obtener suministro en sus vidas. Aunque a menudo le rezan al Señor, no pueden sentir la presencia del Espíritu Santo. Esto nos recuerda que cuando Jesús hizo su obra, el templo quedó desolado porque había perdido la obra del Espíritu Santo, y se convirtió en una cueva de ladrones donde se intercambiaba dinero y se vendía ganado. Lo mismo aplica para nuestro estado actual de iglesia. Leí las palabras de Jehová Dios en la Biblia, “Y además os retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la siega; hice llover sobre una ciudad y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovía, y la parte donde no llovía, se secó(Amós 4: 7). De hecho, donde está la obra del Espíritu Santo, donde nuestro espíritu no tendrá sed. Entonces, ¿debemos buscar rápidamente la ciudad con lluvia?

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